“Cormillot hizo su carrera y lucró con los cuerpos gordos desde antes de que yo naciera”, criticó Agus Cabaleiro

Y sigue: “Por otro lado, el hecho de que si uno baja de peso, sube, se maquilla, siempre es la mujer para agradarle al varón, eliminando no solo que nos puedan gustar las personas gordas, sino dando por sentado que siempre hacemos cosas por la mirada de otro y ese otro siempre es un varón”. En este punto, las palabras del médico nutricionista se vuelven, no sólo misóginas, sino heteronormativas.

Además, se refiere a esa especie de “levante” que se da en la oficina, tal como menciona el médico. “Esa situación sabemos que es acoso”, dice Agus, para aclarar los términos. El mobbing o acoso laboral existe y es importante visibilizarlo y llamarlo como tal. “Me da miedo esa palmada, porque es de un jefe o de un compañero, que puede decir que lo traté mal, que soy una loca de mierda, que no correspondí a su cita, a su tocada de hombro”, dice. En este tiempo no tiene cabida esta "confusión": “El acoso no es un halago”.

Agus suma como reflexión que, lo que esconde esa frase, es que si alguien te tira onda siendo gorda se tiene que agradecer. “Una mujer agradece siempre un halago y, si sos gorda, mucho más”, dice. “Solamente los ‘comegordas’ tienen ganas de estar con una gorda. A quienes eligen a gordas como sujeto de deseo, sujeto romántico se los castiga como comegordas para adoctrinar y decir: te equivocaste, volvé al buen camino del señor Cormillot”.

De los dichos del médico se desprende que nadie desea un cuerpo gordo y que la mujer es un objeto que se mejora para un varón. “Los cuerpos gordos, al escapar de la hegemonía no son bellos, se les prohíbe ser bellos, hagan lo que hagan, hasta que bajen de peso”, dice. “Pero incluso cuando bajan de peso sigue existiendo el mote de la gorda adelgazada. Fuiste gorda y quedaste marcada de por vida. No me importa cuánto dinero le diste a este señor Cormillot: sos una gorda de alma”.

Después de sus declaraciones, ante la repercusión negativa de sus palabras, el médico hizo un pedido de disculpas en sus redes sociales. “Perdón. Dí un ejemplo antiguo! Me traicionó el haberlo escuchado”.

Su esposa, también nutricionista, Estefanía Pasquini, lo defendió con un argumento similar: “Esto no es algo inventado por él, esto es lo que escuchamos en las consultas con los pacientes”, posteó en sus redes. 

Agus Cabaleiro, autora del libro Te lo digo por tu bien, se refirió a este pedido de disculpas. “Hay un cambio de época, pero él está clavado en 1950. Está clavado en 2003, cuando prendías la tele y estaba Cuestión de peso y tenía picos de rating”, dice. “El está trabado ahí porque es su época dorada”.

La modelo e influencer no duda de que él haya escuchado en su consultorio experiencias de mujeres a las que no miran en el trabajo porque son gordas. “El problema es que él de eso saca un redito económico, lo cuenta en la tele con sus fórmulas mágicas para bajar de peso y que así te de bola el que te gusta de la oficina o que todos los de la oficina te digan que estás buena, por más de que no te guste ninguno”.

¿Qué se puede hacer para cambiar? “Creo que tenemos que indignarnos, dejar de consumir estos contenidos y exigirle a él y a la gente que está a su alrededor que no se pueden seguir con estos mensajes en televisión”, dice. Las redes, los medios digitales son para ella espacios para hacer descargos y contar por qué esto está mal.

“Ya no lo dejamos pasar porque estamos hartas. Entendemos que este no es un comentario inocente y afecta nuestra manera de vida”, concluye.