Así está hoy Miranda de la Serna, la hija de Rodrigo de la Serna y Érica Rivas que busca superar a sus padres

Muy segura de su vocación, esta capricorniana -nacida el 17 de enero de 2001- estudió teatro con Nora Moseinco y Gaby Ferrero y a los 9 años hizo su gran debut junto a su madre en el film Antes del estreno, de Santiago Giralt.

"Nunca dudé de querer ser actriz, desde chica lo supe. Desde que tengo memoria, mi sueño más grande fue estar arriba de un escenario o adelante de una cámara”, recordó en otra entrevista con Clarín.

Y si bien todo empezó como un juego, a medida que fue pasando el tiempo llegaron los desafíos y los personajes más complicados. “Yo quiero hacer todo, no me quiero perder de nada. Me encanta mucho actuar y quiero hacerlo en todas sus expresiones, en todos los lugares posibles, de todas las formas posibles: cine, teatro, series. Por ahí suena un poco ambicioso, pero realmente lo digo con humildad, desde un lugar de amor por lo que hago”, aseguró.

A los 15 años, Miranda se subió a las tablas con la obra La burbuja. Dos años después, participó de la película Amor urgente, de Diego Lublinsky, y en 2019, volvió a trabajar con su madre en el thriller Bruja. Su primer protagónico le llegó en 2021 con Errante Corazón; film que interpretó junto a Leonardo Sbaraglia para HBO Max y que le valió un premio Sur como revelación y una nominación a los premios Cóndor de Plata como mejor actriz de reparto. ​

A fines de 2022 brilló como “la novia” en Bodas de sangre; el clásico de Federico García Lorca en el San Martín. Y su participación en esa obra fue muy significativa para ella. Es que ese teatro fue uno de los tantos lugares que la vio crecer cuando acompañaba a su padre. “A mi viejo lo vi muy emocionado el día del estreno y me acuerdo de cuando él venía al teatro, a la Sala Casacuberta para hacer la obra Lluvia constante, yo tenía 10 años. Yo me quedaba en los camarines, pero me asomaba a ver la obra. Ahora se invirtieron los lugares y eso fue muy emocionante. A las chicas de maquillaje las recuerdo bien, porque ellas me cuidaban durante la función y ahora me maquillan a mí”, le contó a Clarín. 

Elena sabe, el drama de Netflix donde interpreta el papel de su mamá de joven, y actualmente Alemania; una historia que habla sobre la adolescencia y los problemas de salud mental durante la década de los ’90 le dieron su mayor popularidad. Aunque muchos sigan viéndola como “la hija de…”. “Es como un arma de doble filo porque se abren algunas puertas, pero también es una responsabilidad ser hija de estas dos personas espectaculares. Sé que tengo que mantenerme firme, saber lo que quiero y no depender de ellos”, aclaró quién suele aceptar los consejos de sus padres pero busca todo el tiempo superarse.

"Tengo un monstruito en mi cerebro que me dice que tengo que ser mejor que ellos. A medida que fui creciendo lo fui calmando, pero siempre está esa vocecita", agregó.

Muy exigente consigo misma, la actriz reveló que tiene sus propios proyectos y que sueña con dirigir en un futuro. “A mí me gusta mucho el género de terror y como no hay mucho negocio del género en la Argentina, estoy escribiendo algo, con algunos amigos, tal vez en algún momento iré por ahí. Posta que quiero hacer de todo. Es re importante escribir, aunque después no hagas nada con eso, porque te nutre para mejorar la actuación el poder bajar las ideas”, le dijo a Hola!

Su parecido con su madre es sumamente sorprendente. Por un momento, sus rasgos físicos, sus gestos y su tono de voz nos transportan a esa Érica Rivas adolescente; esa que tenía los mismos sueños y ganas de triunfar en este medio. El carácter y la personalidad no se quedan atrás. Miranda también se muestra como esa mujer de armas tomar que no duda en defender lo suyo y a su género ante las injusticias.

“Soy de las que en una cena familiar se pelean seguido con sus abuelos porque dicen cosas horrorosas, retrógradas. Es algo que heredé bastante de mi mamá”, reconoció esta joven feminista llena de convicciones y muy liberal a la hora de hablar de amor.

"No creo mucho en la monogamia pero sí en el amor. Es algo que viene con mi generación. Me gusta vivir el presente y ver cómo se dan las cosas. Si en algún momento me dan ganas de tener hijos o formar una familia, lo haré”, concluyó.