Gran Hermano: por qué estamos frente a la semana más picante del reality argentino
El ambiente dentro de la casa de Gran Hermano empieza a complicarse: desde nuevas alianzas hasta la pelea por la comida, estamos -quizá- frente a una de las semanas más interesantes del reality argentino.
5 de abril de 2024 • 13:21
Furia es una de las participantes más queridas de Gran Hermano. - Créditos: Captura de pantalla.
La última semana en Gran Hermano ha sido, probablemente, la más interesante desde el inicio del juego. El ingreso de Alfa, que podría haber sido una oportunidad para agregarle un color a una casa que estaba relativamente estancada por el ingreso de 5 nuevos participantes, terminó cambiando totalmente la dirección del juego. El jugador de la edición pasada y analista de la actual ya había anunciado en repetidas ocasiones su rechazo por Catalina, y lo hizo saber en la casa desde el minuto en el que entró. Su opinión personal sobre ella terminó influyendo en Furia, su mejor amiga, cuando le dio a entender en múltiples ocasiones que no debía confiar en ella — algo que, además de estar prohibido por las propias reglas de aislamiento, no tenía ninguna base en la realidad.
La relación de Catalina y Furia en Gran Hermano
Catalina y Furia han sido amigas desde la primera semana de la competencia, y su vínculo había parecido inquebrantable hasta la semana pasada, habiendo pasado 3 meses del reality. El dúo dinámico más importante de la casa, tanto a nivel personal como estratégico, pareció terminarse de un día para el otro. El ingreso de Alfa representó un momento de angustia para la médica pediatra, que no podía explicar el por qué debido a la explícita orden de no revelar información del afuera, pero paralelamente fue motivo de alegría para Furia, quien siempre manifestó un deseo de que el polémico jugador se hiciera presente en esta edición. Catalina se sintió desprotegida por su amiga, que optó por no consolarla y por seguir divirtiéndose con Alfa, y Furia interpretó su reacción como exagerada.
En este enfrentamiento, la gran mayoría de la casa tomó partido por Catalina. La única notable excepción fue la de Emmanuel, que supo tener sus choques con ambas pero en el último tiempo se ha convertido en el aliado más cercano de Furia. Sin embargo, la división en la casa no se comprende únicamente a través de esta arista. El conflicto central de la semana fue por la comida y un presupuesto semanal más acotado que nunca, con Furia y Emmanuel optando por gastar gran parte de su porción en cigarrillos y encontrándose en una situación en la que tienen menos comida a disposición que lo habitual. Esto los llevó a repetidos cruces con Virginia, quien sostiene que todos deben hacer un esfuerzo por aportar más a la comida y menos a consumos personales, y otros participantes que los acusan de estar menos comprometidos con la situación de la compra.
Incluso si optamos por creer que hay una cuota de sinceridad en estos conflictos que son más personales, es imposible negar que hay una porción de estrategia en el accionar de todos los involucrados. Al fin y al cabo, esto es Gran Hermano, y después de tanto tiempo de aislamiento, es innegable que todos tienen la voluntad de ganar el certamen y el premio. La posición de Furia como favorita del público es una realidad ampliamente aceptada por la audiencia e implícitamente difundida dentro de la casa. Es probable que Virginia y Catalina, ahora líderes del grupo opuesto a Furia y Emmanuel, se hayan sentido empoderadas tras la última placa: la primera recibiendo el menor porcentaje de votos negativos, y la segunda ganándole en un mano a mano a Rosina, alguien que era percibida como una candidata a ser finalista desde las primeras semanas del juego.
Santiago Del Moro adelantó que habrá un nuevo Golden Ticket. - Créditos: Captura de pantalla.
La guerra dentro de la casa de Gran Hermano y qué podemos esperar
Una interpretación de esta nueva guerra es que los participantes no quieren sentarse a esperar a que Furia decida cuándo es su momento de irse y no están dispuestos a entregarle el premio con tanta facilidad, y por eso aunaron fuerzas contra ella esta semana. Martín, uno de los más importantes aliados de la doble de riesgo hasta ahora, junto a Bautista, utilizó su rol de líder para diseñar una placa que la deje expuesta y vulnerable, y sin la presencia de Emmanuel para dividir los votos contra ese dúo. Independientemente de las preferencias personales en cuanto a los participantes, es refrescante para el espectador que más participantes se animen a jugar: la realidad es que el plano estratégico hace ya mucho tiempo está dominado por Furia, una de las pocas que se atrevió desde el primer minuto a encontrar tácticas para hacer cumplir su voluntad, y que no se limitó a la afinidad a la hora de votar en el confesionario.
No existe duda alguna de que el mano a mano final de la votación de esta semana será un enfrentamiento entre las examigas y aliadas, Catalina y Furia. Esta será una situación agridulce para los fanáticos del show, como quien les habla: si bien se trata de la eliminación con más expectativa hasta el momento, cualquier sea el final significará un abrupto desenlace para la trama más rica de la edición, y derivará en la salida de una de sus grandes protagonistas. Si la eliminada es Catalina, es posible que la casa vuelva a su posición de resignación ante el poder de Furia y el juego se vuelva a estancar, y si la eliminada es Furia, nos quedamos sin el núcleo de las dinámicas más interesantes de la casa. Por supuesto que el juego siempre se reinventa, y más con aproximadamente 3 meses de competencia por delante, pero esta sería una buena oportunidad para enviar un mensaje de que elegir una posición pasiva ante cualquier dinámica de la casa no siempre será premiado, y que Gran Hermano no es un lugar para ir de vacaciones.
Pase lo que pase, Santiago del Moro ya ha anunciado la vuelta del golden ticket, un boleto que representa la chance de un nuevo ingreso a la casa de Gran Hermano. En un juego que siempre se reinventa, lo mejor es esperar lo inesperado.
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