Luis Miguel volvió a la Argentina con un inolvidable show en el Campo Argentino de Polo

Armado con una elaborada puesta en escena que incluyó más de doce músicos sobre el escenario, con un setlist lleno de clásicos de esos que cantamos a los gritos una y mil veces abajo de la ducha y con esa inconfundible sonrisa que lo caracteriza desde sus días en Menudo, el Sol de México dio el primero de sus tres shows en el Campo Argentino de Polo en una noche llena de baile, aplausos y emociones a flor de piel.

Pasadas las 21.15 h, las luces del recinto se apagaron y Luis Miguel apareció en escena junto a tres coristas y un batallón de más de doce músicos quienes, sin decir ni "buenas noches", dieron comienzo al show con uno de sus principales himnos: Será que no me amas. 

Solo se necesitaron los primeros acordes para que el público abandonara sus asientes para ponerse a bailar y a cantar a los gritos, los que se convertirían en el coro del músico mexicano a lo largo de las dos horas que duró el show. 

De los clásicos, Luismi pasó rápidamente a las baladas, hizo un recorrido por sus mejores boleros, le rindió homenaje a dos gigantes de la música -Michael Jackson y Frank Sinatra-, celebró la cultura mexicana de la mano de un grupo de mariachis y, finalmente, cerró la velada con un broche de oro: un enganchado de los clásicos que lo acompañan desde el principio de su carrera, como La Chica del Bikini Azul y Cuando Calienta el Sol.

Y a pesar de que se mantuvo firme en su costumbre (¿o será una cábala?) de no emitir ni una palabra durante su tiempo en el escenario, dejó más que claro que tiene la habilidad de hablar con su público desde otro lado, generando un ida y vuelta de energía que se pudo palpar hasta que abandonó el escenario tras despedirse de la multitudinaria audiencia con un beso.