Marta Minujín presenta "La escultura de los sueños", una obra que mostró en Nueva York

La icónica serie de colchones que Minujín realizó en la década de 1960 marcó la producción artística de aquella época y de toda su carrera. Colchones retorcidos y pintados con colores vibrantes son expresión del interés vanguardista de Minujín por vincular el arte con la vida, utilizando materiales cotidianos e industriales.

Esta nueva escultura gigantesca de 9 metros de altura está compuesta por 16 piezas y se plantea como una propuesta inmersiva, en la que los visitantes pueden ingresar y percibir los múltiples colores vibrantes y los sonidos de los pájaros que acompañan el recorrido de los sueños. Se trata de una experiencia que interpela los sentidos y promueve en el espectador una interacción lúdica y onírica, generando un ambiente sensitivo de ensoñación y fantasía.

 

La artista invita al público a susurrar sus esperanzas y deseos en el interior de la escultura, para dejar que la obra encarne y reciba simbólicamente sus anhelos. Según Minujín, la intención fue construir “un lugar en el que el espectador pueda soñar y tener un minuto de paz, de belleza, de color y de vida”.

Referente mundial e ineludible del arte, de espíritu libre y experimental, Marta Minujín se ha consolidado como la artista argentina con mayor proyección internacional. Participó activamente en momentos claves de la escena artística de la posguerra, desde el nuevo realismo, el arte pop, el land art y el conceptualismo hasta el arte público y multimedia, los happenings y la psicodelia, apuntando a evocar sentimientos, emociones e imágenes. Sus apariciones y sus obras son siempre acontecimientos disruptivos para el medio artístico y cultural.

La obra se puede visitar del sábado 6 al domingo 28 de julio, de 14 a 20 en la explanada del CCK. No se requiere reserva previa de entradas.

Marta Minujín nació en Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires, en 1943. Es una artista plástica argentina, conocida por sus obras vanguardistas producidas principalmente durante los años 1960, 1970 y 1980.

Vivió una infancia que, según ella contó, fue “horrible”. Luego, Minujín estudió Bellas Artes en algunas escuelas nacionales pero nunca se recibió. En 1961 presentó su primera exposición individual con tan solo 18 años e inició su breve paso por el informalismo. Ese año, Minujín consiguió una beca en Francia y para emanciparse falsificó su documento y se casó con el economista Juan Gómez Sabaini.

En 1962 regresó a la Argentina, pero un año más tarde volvió a París gracias a otra beca. Allí se vinculó con el nuevo realismo y realizó su primer happening, La destrucción (1963), en el que colegas de Minujín destruyeron los trabajos de la artista.

De vuelta en Buenos Aires, Minujín presentó varios happenings, performances e instalaciones artísticas en el Instituto Di Tella, entre ellas la celebrada La Menesunda (1965). Durante fines de los años sesenta, Minujín se adhirió al movimiento contracultural hippie en Nueva York tras haber ganado la Beca Guggenheim, donde se volcó al arte pop y el arte psicodélico. Durante esta época y más tarde en la década de 1970, Minujín trabajó tanto en Buenos Aires como en Nueva York.

 

A fines de los años setenta, por sugerencia de Roberto Mackintosh, comenzó con los obeliscos en movimiento y sus obras seccionables, y a principios de los ochenta se volcó al arte ambiental con obras como Repollos (1977) y Toronjas (1977), y a proyectos que desacralizaban mitos populares, como El obelisco de pan dulce (1979) y Carlos Gardel de fuego (1981). En 1983, en celebración del retorno de la democracia en Argentina, Minujín presentó en la avenida 9 de Julio El Partenón de libros, formado con libros prohibidos durante la dictadura militar.

Durante los años ochenta su interés por la revisión de los mitos se volcó a la escultura griega clásica, con obras que caen o se fragmentan como Venus de Milo cayendo (1986) y Joven helénico fragmentándose (1982); sin abandonar el arte de acción produciendo obras como su colaboración con Andy Warhol en 1985. Desde los años noventa su trabajo ha sido revalorizado y consagrado en diversos homenajes y retrospectivas.

Actualmente, Minujín continúa trabajando como artista en su taller en el barrio porteño de San Cristóbal.