La Sole, sobre su rol como coach de La Voz: "Lo más interesante es dejarlos ser"
Disfruta de su plenitud profesional y personal y dice que hoy se siente en la cima. Charlamos con ella acerca de los cambios de su vida y sobre el desafío de ser mentora de otros cantantes a través de su rol en La voz Argentina.
Producción de : Virginia Gandola
29 de julio de 2022 • 16:04
La Sole: "Hoy me siento en la cima" - Créditos: Guido Adler
Si hay algo en lo que todas podemos coincidir, es que la carrera de Soledad, o “la Sole”, como la conocimos por años, está repleta de revoluciones. Desde el momento en que transformó para siempre el universo del folclore argentino hasta su aventura en la pantalla chica y su nuevo rol de mentora en La voz argentina. Ir hacia adelante, animarse al cambio y dejar su huella es un recorrido al que está acostumbrada, pero también con el cual se siente súper cómoda. Mirando su pasado, presente y futuro, y antes de su próximo show en el Movistar Arena (anotá: será el 29 de octubre), nos sentamos a charlar con esta artista argentina que hace muy poquito shockeó a sus fanáticos al anunciar que no ve tan alejado –en unos diez años– retirarse de los escenarios y así abrir un nuevo capítulo de su carrera.
- ¿Cómo estás hoy? ¿En qué momento te encontrás?
- Me siento muy plena. Primero, porque logré una de las cosas más importantes para mí, que es conformar una familia, y después, porque, además de eso o conjuntamente, puedo seguir haciendo lo que me gusta, que es cantar. Y me pasa que miro para atrás y me da un poco de orgullo. Muchos años de esfuerzo, de empujar situaciones y no saber si lo estoy haciendo en vano o si voy a buen puerto. Hoy me doy cuenta de que no fue en vano. ¿Viste que cuando una va cumpliendo los años hay una metáfora que es como que subís una colina?, ahora estoy en la cima. Y esto no es porque yo me sienta la mejor del mundo, sino por el momento de la vida. Puedo mirar hacia atrás y decir: “Che, esto que subí fue duro, pero lo logré”. Hoy puedo ver el paisaje con otros ojos.
- ¿Qué sentís cuando alguien te dice “lograste todo esto”?
- Hoy lo veo con mucho orgullo. Me costó mucho llegar a este punto porque soy una persona hiperexigente, conmigo misma también. Durante estos 26 años de carrera recibí muchas críticas. Fui un fenómeno en los comienzos de mi carrera y generé esa controversia que provocan los fenómenos. Gente a la que le gusta, gente a la que no, gente que te mira como diciendo “¿quién es este bicho raro, de dónde viene, qué está haciendo?”. Siento que todo eso a mí me ayudó porque, de lo negativo, siempre traté de tomar lo positivo. La gente decía: “No, todavía falta mucho, hay que esperar”, y yo medio que me lo puse al hombro.
- ¿Sos consciente de que revolucionaste un ámbito como el folclore, que era meramente de hombres, y caíste vos a tus 15 y empezaste a revolear el poncho?
- Más o menos. Era un género lleno de hombres porque era otra época de la mujer en la escena social. Al principio, a mis padres les dio un poco de miedo esta situación del éxito. Hay una nota que le hicieron a mi mamá, que debe ser de las pocas notas que dio porque no le gusta mucho mostrarse, decía: “Yo sentí que me las arrancaban de los brazos”, y hoy con el tiempo entiendo perfectamente a lo que se refería. Hubo mucho apoyo también, como mi abuela y toda la gente del pueblo. Hablando a veces con Teresa Parodi o con la misma Mercedes Sosa, que era una mujer de armas tomar, me contaba que ella se tenía que venir de Tucumán y manejaba su auto y hacía unos sacrificios tremendos, pero no era tan común. El folclore ha tenido una grieta durante muchos años y la sigue teniendo: los “populares” y los del folclore más de élite. Yo estaba en el folclore popular, entonces quizá del otro lado no me miraban con buenos ojos. Pero sí por ser mujer sentí y siento al día de hoy que el camino se hace un poquito más cuesta arriba.
"Por ser mujer sentí y siento al día de hoy que el camino se hace un poquito más cuesta arriba" -dice nuestra chica de tapa.. - Créditos: Guido Adler
- Tu último disco, Parte de mí, ¿sentís que marca un cambio rotundo tuyo?
- Bueno, venía saliendo de una situación particular, de no tener voz directamente, de no poder hablar. Se grabó prácticamente en esa circunstancia. Tengo un estudio en casa. Esto fue en plena pandemia. Y también fue un desafío porque, si bien siempre fui de la idea de buscar mis propias canciones y soy compositora desde hace muchos años de muchas de las canciones que interpreto, nunca me vendí como tal. Me costó mucho esa parte. Y este disco fue como una decisión. Voy a hacer mis propias canciones, voy a componer con la gente que admiro, con Claudia Brant, con Carlos Vives, con un equipo hermoso de gente, Chechi Alara, Juan Blas Caballero. Nos juntamos y, a través de la tecnología, empezamos a hacer canciones. Lo intenté en Vivo en Arequito, que es un disco en vivo en mi pueblo, lo intenté también en Vivir es hoy; de hecho, el título de ese disco es de una canción que compuse y que tocó Carlos Santana, y esta vez es como que me lo tomé más en serio. Dije: “Acá estoy, también tengo que mostrar esta parte mía”. Es como la parte que más me cuesta. Porque es lo más difícil, para un artista, componer es lo más difícil. O componés cosas políticamente correctas que a la gente le puedan gustar o lo hacés desde lo más profundo de tu corazón, y ahí es donde vos tenés que contar cosas que realmente sentís y no todo el mundo va a estar de acuerdo en decir “me llega” o “no me llega”. Es doloroso si no le llegás a la gente.
- ¿Y descubriste de dónde venía esa situación de quedarte sin voz?
- Tuvo que ver con cuestiones que pasan en la familia, internas. Una maneja todo en la vida menos la salud. Me pasó que me di cuenta de que estaba por cumplir 40 años. A las mujeres, esos números redondos nos generan un ruidito, y esta mirada hacia atrás que te digo hoy que la veo con otros ojos y más tranquila, en su momento no fue tan así. “Che, todo lo que quiero hacer y ya estoy en los 40...”. ¡Pará! ¡Quiero hacer un montón de cosas más todavía! Tuvo que ver con la autoexigencia, con que nunca frené.
- Claro, y el cuerpo pasa factura con el tiempo.
- ¡Y me las pasó por todos lados!
- ¿Y qué hiciste? ¿Te conectaste con algo en particular?
- Apareció la pandemia, que fue lo que me frenó. No podía hacer otra cosa que estar en mi casa, y eso a mí me ayudó a ordenar un montón de cosas, por ejemplo, mi alimentación. Por otro lado, empecé a entender que meditar también era una manera de empezar a ser más consciente del cuerpo propio. Cómo está la mente, la respiración. Hice un coacheo personal, después lo extendí a la empresa. Fui a la psicóloga. Me puse a componer. Usé todo lo que había por ahí. Todo fue positivo. Yo había descuidado mucho tiempo al artista. Hice caso a muchos profesionales y por suerte estuvo muy bien.
- ¿Alguna vez pensaste en frenar 1, 2, 3 años?
- A mí me tomó el éxito muy repentinamente. Nosotros pasamos de tocar en un carretón de un camión, con un determinado sonido que los del fondo por ahí ni llegaban a escucharme, a un éxito muy vertiginoso. Pasé de vivir en mi casa de siempre a tener seguridad privada, a no poder ir a la escuela todos los días porque había gente afuera de mi casa. Siento que cuando quise frenar, ya se estaban firmando contratos. No pude frenar esa bola. Me pasó en muchos momentos de estar saludando y saludando gente y como que el cuerpo en un momento no me daba más. Un día me escondí en la combi donde estábamos y le dije a mi papá: “¡Vamos! No quiero estar más acá”. Era muy chica y fue como un ataque que tuve. También entendí que superarlo y trabajar era parte de este camino.
"Parte de mí" es el álbum más personal de su carrera musical. - Créditos: Guido Adler
“Soy un ícono feminista desde el punto de vista de que me metí naturalmente en un lugar que estaba lleno de hombres. Yo no le fui a decir a nadie ‘denme paso’. Irrumpí".
- Pasemos a uno de tus nuevos roles, que es el de mentora artística. ¿Cuáles son las claves de saber acompañar al otro?
- Dijiste la palabra correcta: acompañar. A mí los consejos me sirvieron muchísimo, pero también tienen que estar muy alineados con la forma de ser del otro. Yo no me puedo poner dentro de la piel del otro, porque no soy el otro. Pero sí puedo estar cerca y ver cosas. Y todo lo que yo les digo, por ejemplo, a mis participantes en La voz argentina se los digo del lado de “esto es lo que a mí me pasó y lo que a mí me ayudó”, no quiere decir que a vos te ayude. Te estoy tirando cosas porque por ahí te sirven, pero creo que lo más interesante es dejarlos ser, acompañarlos. Hay que ser muy respetuosos de la propuesta que viene.
- ¿Hay mucho de eso de ser tan condescendiente con el artista?
- Y después está la realidad. Cuántas entradas vendiste, cuántos discos vendiste, cuánta gente te sigue en las redes sociales. Por eso digo, el análisis es mucho más macro de lo que se cree cuando tenés que analizar a qué público le llegás, por qué le llegás y cómo lo hacés, es complejo.
- ¿Y cuál sentís que es el secreto de tu éxito?
- Creo que la clave es no parar de buscar y de creer siempre que lo mejor está por venir. Pero sobre todo laburar, laburar, laburar y buscarse. Es dolorosísimo, es buenísimo, transpirás y te encontrás con tus peores versiones. Hablábamos el otro día con Juli Gattas, de Miranda, y decíamos: “Bueno, ¿cuál es nuestro éxito?”. La permanencia. ¿Y dónde está la permanencia? En el laburo y en no abandonar nunca. Esa es la cuestión, no abandonar. Yo no sé si voy a llegar a la meta, lo voy a intentar... ¿Y cómo llegas? Caminando. Si te quedás en un lugar, seguro no llegás. Después, ponerle toda la mejor onda, escuchar y crecer. El mundo cambió muchísimo desde que yo me inicié. Entonces, hubo un momento en el que, siendo una mujer casada (con un hombre), con dos hijas, me sentía hasta fuera de este mundo. Para mucha gente seré como una cosa muy retro. Es lo que yo elegí, lo que me tocó, y yo soy feliz así. Eso no quita que no valore, ni acompañe, ni comparta con la gente que quizá lo vive desde otro lugar y de otra manera, y me parece buenísimo.
- Y durante estos 26 años de carrera pasaron muchísimas cosas. ¿Cómo manejás todos estos cambios en tu vida?
- Yo me considero un ícono del feminismo, aunque muchos no lo vean así.
- ¿Vos sentís que no lo ven así?
- A veces sí, por los comentarios que veo en redes. Lo que pasa es que hay un público que se engancha conmigo a través de la tele, pero no tiene la más pálida idea de todo lo que yo viví en mis comienzos. Por eso estoy muy interesada en que se muestre todo mi trayecto.
- ¿Qué te dicen? ¿De qué te acusan?
- Me ponen en un lugar y ni siquiera me conocen. Como soy una señora de cuarenta y pico, casada por Iglesia, quedo acotada a eso. Pero creo que soy un ícono feminista desde el punto de vista de lo que dijimos antes, me metí en un lugar que estaba lleno de hombres. Me metí naturalmente en ese lugar. Yo no le fui a decir a nadie “denme paso”. Irrumpí.
La Sole presenta su último disco el 29 de octubre próximo en el Movistar Arena. - Créditos: Guido Adler
- ¿Los hombres continúan manejando la escena del folclore?
- Se viene un fenómeno nuevo, yo me estoy encontrando con muchas chicas en el interior que hacen esta música. De hecho, el otro día hice subir a dos chicas tocando el acordeón en un festival. Hay que animarse. Para ser feminista hay que animarse. Para ser una hay que animarse. Si yo laburo y hago las cosas bien, ¿por qué no puedo estar en este lugar?
- ¿Y vos notás que el mundo de la música está cambiando?
- Sí. Para mí sí, por suerte. Que falta un montón, falta un montón, y falta un montón desde el público también. Porque no es todo responsabilidad de los medios. Yo siempre digo que es un círculo. Con la ley del cupo femenino, por ejemplo, yo entiendo que necesitamos una ley para empujar una idea. Ahora, tampoco me gusta esta idea de cada siete hombres, tres mujeres... ¿Por qué? O vamos mitad y mitad o no hablemos de género, porque hoy incluso hay personas que ni siquiera quieren hablar de género, vayamos con el talento. Creo que hay mucho talento en un montón de personas. Lo que tiene que primar es el talento. Por supuesto que, como todavía estamos muchos pasos atrás, hay muchas cosas que todavía tenemos que mejorar. Pero se dice mucho y se hace poco. Mi acción siempre fue “me subo a un escenario, me planto y me banco la que venga”. Tengo una banda muy masculina, de años, entonces a los chicos les digo un montón de cosas. No me dejo atropellar y nunca me sentí atropellada porque siempre fui una mina de armas tomar. Y de decir las cosas como pensaba. Pero eso no sé si tiene que ver con una cuestión de género o una cuestión de actitud frente a la vida. En ese sentido, una mina que hace lo mismo que un tipo tiene que cobrar lo mismo. Ese es mi pensamiento.
- Pensando en todo esto de la transformación de la industria, ¿cuáles creés que son los mayores desafíos?
- Para una mujer de mi edad, el paso del tiempo en una industria en la que todavía la imagen es más potente que lo que hacés, a veces hasta artísticamente..., siento que ese es mi gran desafío. Yo me quiero plantar en un lugar donde la gente me perciba con la edad que tengo, pero canchera, en esta actualidad. Pero es difícil porque nunca fui una mina de buscar esa cuestión sobre el escenario, pero con los años me di cuenta de que la estética en un escenario es súper importante y es parte de un todo. Una puede desde el escenario seducir, pero sin dejar de hacer lo más importante, que es cantar, afinar y dar un mensaje. Es un combo de muchas cosas. Siento que ese es un gran desafío. Permanecer es un gran desafío.
La Sole: "Permanecer es un gran desafío" - Créditos: Guido Adler
“Creo que la clave es no parar de buscar y de creer siempre que lo mejor está por venir. Pero sobre todo laburar, laburar y buscarse. Es dolorosísimo, es buenísimo, transpirás y te encontrás con tus peores versiones”.
- La maternidad es otro de tus roles. ¿Cómo te autopercibís como mamá?
- No es un camino fácil, pero es el más hermoso que me toca transitar. Desde que llegaron mis hijas a mi vida, todo el esfuerzo cobra otro sentido.
- ¿Cuántos años tienen?
- 12 y 9. Yo estoy acá más feliz porque sé que lo que estoy haciendo tiene que ver con ellas. Una mamá siempre duda, “che, estoy mucho tiempo fuera de casa”. Y después te das cuenta de que si llegás feliz a tu casa porque hacés lo que te gusta, eso es un gran ejemplo para ellas.
- ¿Y cómo sos como mamá?
- Soy una mamá exigente desde el punto de vista de que tengo una cierta autoridad en casa, respetada. A Antonia, sobre todo ahora que está en una preadolescencia y se queja: “Ay, ya sé que me vas a decir tal cosa”, siempre le digo: “Vos no sabés lo que era la abuela”. Porque mi mamá ahora con ellas es un amor, pero a mí me miraba y me daba miedo. Lo intento, la miro y no me sale. Tenemos una hermosa relación. El otro día Antonia cumplió los 12 y estaba soplando la velita y a mí se me ocurrió darle un tortazo en la cara. Mi mamá no lo hubiese hecho nunca conmigo. Y a ella le pareció súper divertido. Después de que le di el tortazo, ella me embadurnó. A veces, yo juego mucho con ella y suelo volver a mi niñez en un montón de cosas. Para lo que tengo que ser firme, creo que soy bastante firme y soy una persona que, si pone un castigo, dice: “Mirá, esto es así” y lo cumple. Ellas saben que lo cumplo, y la verdad es que funciona hasta ahora. Probablemente vaya a cometer muchos errores.
- Siempre nos equivocamos, de eso de trata ser mamás y papás.
- Lo que quiero que sepan es que las amo con toda mi alma. Y nada más. Después, el resto, como decís vos, lo voy aprendiendo en el camino. No crié de la misma manera a la primera que a la segunda. Los chicos vienen con otro carácter. La chiquita mía es terrible. No te acepta un “no”.
- Son generaciones diferentes a las nuestras...
- ¡Muy diferentes! Ellas participan de todas las conversaciones. Aparte, son rapidísimas. Pero también tienen mucha inocencia. Creo que hoy hay que estar muy cerca de los chicos. Porque también hay una cosa que está pasando que es que todo lo tienen más a mano y todo parece que tiene que estar perfecto. Creo que está bien que entiendan que no siempre la van a pegar. Como que la frustración hoy se banca menos y yo siento que eso no tiene que ser así. Ahí es donde creo que nosotros tenemos que no hacerlos sufrir, pero hay un chiquitín ahí que tenemos que ir corrigiendo. Enseñarles que al salir al mundo te vas a encontrar con un montón de cosas que no te van a gustar.
Disfrutá de nuestra charla de chicas íntima en nuestro canal de OHLALÁ! Play - Créditos: Guido Adler
- ¿Y cuál es el secreto para llevar 15 años de casada?
- Sí, 15 de casados y 7 de novios. ¡Qué aburridos, Dios! Hay que felicitarlo a él que me banca, porque te digo que hay que bancarme...
- ¿Cuál sentís que es la clave?
- Creo que realmente nos queremos un montón y nos elegimos día a día. Por supuesto que pasamos por momentos en los que discutís y hay cosas en las que no pensás igual. A nosotros también este cambio constante de vida y de lugar nos da como ese aire. A veces somos papás, a veces volvemos a ser novios porque estamos solos. A veces nos toca viajar por un lado o por el otro. Mirá que trabajamos juntos además y eso también es como que va erosionando. Él ha tenido la sabia decisión de no hablar de trabajo en casa, porque yo no paro de hablar de trabajo. Se ha convertido en un gran compañero porque también tuvimos que cambiar muchas cosas en ese proceso. Si bien viene de una familia en la que su mamá y su papá siempre laburaron... Él viene de una familia mucho más abierta de mente que la mía. Y eso lo ha hecho un tipo muy especial.
- Son un equipo...
- ¡Somos un equipo! Al principio costó, porque yo no lo dejaba. Yo quería que todo estuviera perfecto, hasta que un día colapsé. Estaba baldeando mi casa, embarazada, y me caí. Me vino a levantar y me dije: “¡Basta! Esto no puede seguir así, tenemos que ordenarnos de otra manera”. Tenía razón y empezamos a ordenarnos de otra manera. Somos dos personas que nos consultamos mucho. Sobre todo yo tuve que aprender esa parte. El diálogo es muy importante y ser sinceros también.
- ¿Y cómo te imaginás en un futuro?
- No sé si muy diferente que ahora. Me gustaría meterme más en otro rol en mi carrera. Seguir sacando discos, pero no sé si seguir con tantas giras porque realmente es cansador. Espero dar shows espectaculares, pero que sean mucha menos cantidad y preparados con todo el tiempo que merecen. Espero no tener que trabajar por necesidad económica. Si me voy a montar en un escenario, espero hacerlo porque tengo ganas y porque realmente preparé algo interesante para el público. Espero poder encontrar ese lugar.
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