Maria Becerra, tras el éxito de su canción con Ráfaga: "La clave es no compararte con nadie"
Terminando un año pleno de éxitos y logros y antes de su concierto histórico en River para marzo de 2024, charlamos con “la Nena de Argentina” sobre liderazgo, el balance entre su vida profesional y personal y sus sueños para 2024.
1 de diciembre de 2023
Body y falda (Kostüme). - Créditos: Agustín Prieto
Hacía rato que soñábamos con esta tapa con Maria Becerra. Queríamos charlar con ella para entender qué hay detrás de su éxito imparable, de cómo se construye una figura que se vuelve récord –será la primera artista femenina argentina en llenar un estadio de River en marzo de 2024- y también poder conocer eso a lo que pocos acceden: su intimidad, su filosofía de vida, quién es Mari –como la llaman todos los que trabajan junto con ella- en su versión más de entrecasa, cuando ya no hay tanto maquillaje ni vestuarios llenos de brillos.
Ella está en el living de su casa. Encima de su regazo, tres de sus cachorros labradores se suman a nuestra charla. Cada tanto, Maria los reta, porque se pelean, ladran y hasta la muerden para jugar con ella. Son sus nuevos “hijitos” que comparte con el músico J. Rei, con quien convive desde hace un tiempo y con quien está comprometida desde mediados de este año. Hasta que, en un momento de la charla, Maria grita un desesperado “¡Amooooor! ¿Podés venir a llevártelos?” y las cuatro soltamos la carcajada. Así la descubrimos a Maria: bien plantada, como una artista que sabe lo que quiere, y que hoy disfruta de su refugio íntimo y privado que, en la vorágine de las giras, los shows y las presentaciones, se convirtió en su cable a tierra. Es “la Nena de Argentina”, sí, pero más allá del slogan marketinero, es una súper mujer que está terminando, quizás, uno de los años más plenos de su vida.
Anunciaste que terminás el año cantando en el Times Square en NY. ¡Increíble! ¿Alguna vez lo soñaste en este 2023 maratónico?
¡No, ni me lo imaginaba! ¿Viste cuando no te atrevés a soñar tanto? He visto a grandes referentes tocar ahí, como Alicia Keys, John Mayer, que me encantan, y jamás me imaginé que iban a llamarme. Me habían llamado el año pasado, que fue un año increíble, de mucho crecimiento, pero había trabajado mucho y no había podido estar tanto con mi familia, así que dije que no, porque quería pasar las fiestas con mi familia, era algo personal e importante para mí. Pero quedó la mejor relación. Se sabe que soy una piba trabajadora, que no te digo que no por un berretín o porque me hago la diosa, realmente necesitaba ese tiempo con mi familia. Quedó la mejor, y me dijeron: “Bueno, el año que viene será”...
Qué difícil a veces decir que no, con esa certeza. ¿Cómo vas encontrando las respuestas ante cada propuesta?
A veces cuesta, porque una pregunta: “Che, ¿estaré haciendo bien?”. Porque mirá si esa oportunidad no vuelve a pasar... Pero, a la vez, uno nunca sabe lo que va a pasar. Yo no quiero ser esa persona que vivió solo para trabajar. Me encanta mi trabajo, lo amo, me da felicidad y me trae muchísimas alegrías y cosas que jamás me imaginé, pero hay que darse el tiempo de otras cosas: la familia, el ocio, el tiempo de calidad con tus seres queridos, si no, ¿de qué me servirían tantas cosas si no tuviera con quien compartirlo? Si solo priorizara el trabajo, de repente perdería vínculos o el contacto con mi familia. Es algo a lo que le tengo respeto y no me gustaría quedarme sola por vivir trabajando. Porque lo que me está apoyando en momentos difíciles es mi familia y mis seres queridos. Entonces, quiero estar, que sientan que estoy presente, no que soy una workaholic. No podría hacer nada sin esa estabilidad y ese equilibrio.
¿Y esto lo viviste como una revelación? ¿O es viendo otras carreras?
Un poco y un poco. Más que nada por ver las carreras de otros artistas. Es un ambiente en el que me la paso cruzándome con artistas que me dicen: “Estoy re mal por esto”. Me pasa ver artistas que a lo largo de la vida se quedan solos, quizá porque les sube mucho el ego. Y también me estaba pasando que últimamente no tenía tiempo para ver a mi sobrina, por ejemplo. La veía y a los dos meses la volvía a ver y ya gateaba. Y después la volvía a ver, y ya estaba caminando. O hablaba y yo, re sorprendida. “Ay, tía, hace un montón que habla, ¿no sabías?”. No. Es mi sobrina y yo ni sabía que sabía decir mi nombre o que cantaba mis canciones, y digo: “¡Fa!, no me gusta nada esto”. No quise que me volviera a pasar, y entonces, empecé a priorizar otras cosas.
¿Y qué cosas ves hoy de la industria que no te gustan? ¿O qué te gustaría crear de otra forma?
Hay mucha competencia insana y enfermiza. Es un mundo de mucho ego, todos tienen su ego, obviamente, yo lo tengo también. Pasa que el de algunas personas es demasiado grande y sobrepasa la empatía o el ser simplemente humano, el ser persona, el tener sentimientos por los demás, el querer hacer las cosas bien. Y hay gente que es bastante chota. Eso es lo único que por ahí cambiaría.
¿Cambió tu forma de percibirte a vos misma a partir del éxito?
Sí, a veces para bien, a veces para mal. Ponele, con lo de River, flasheé. No lo podía creer, dije: “¡Fua! ¿En serio?”.
“Si creés que te las sabés todas, es probable que te desilusiones, porque si no llega a ser como pensabas o como te la creías, te decepcionás. No doy nada por hecho”.
¿Te costó creértela que ibas a llenar un River?
Claro. Ahí dije: “¡Fuaaa! Bien ahí...”. No lo puedo creer. Quedaron como setecientas mil personas afuera... Pero me parece copado no poder creerlo y que me sorprenda. No me gustaría darlo por hecho. Así me sorprende, y así cada vez estoy más feliz, y tengo hambre de esas nuevas cosas. Si ya creés que te las sabés todas, es más probable que te desilusiones, porque si no llega a ser como pensabas o como te la creías, te decepcionás. Así que yo ando bastante tranqui. Nunca pienso mucho los resultados de las cosas. Es como “bueno, ¿quieren hacer un River? Si ustedes creen que lo puedo hacer, hagámoslo. Para mí que no lo puedo llenar, pero bueno...”. Y lo hicimos y fue tremendo. Y así con todo. Hay cosas en las que yo confío mucho en mi equipo y es como “hagámoslo de una”. Nunca pienso que va a ser tan así como termina siendo.
Hablás mucho de tu equipo. ¿Cómo se arma? ¿Es gente que te va apareciendo, es gente que decís “necesito este talento”, lo salís a buscar? ¿Crean metodología de trabajo?
Wow, es que son increíbles. Somos un equipo que le da mucha importancia a lo humano; podés ser la mejor persona haciendo visuales, por ejemplo, pero si sos un maldito, no vas a estar en este equipo. Si sos un mala leche, si te andás pasando de vivo con las bailarinas, no vas a estar en este equipo. Pasó un montón de veces de tener que tomar esas medidas, porque lo que priorizamos es la calidad humana del grupo. Yo creo que eso es lo primordial. Y tener esta visión del trabajo sano. Todos trabajamos un montón, pero yo quiero que mi equipo se tome vacaciones, quiero que estén contentos, que sea un buen ambiente laboral, que se sientan contenidos, porque también las personas que están felices en su trabajo trabajan mejor. Entonces, todo gira y funciona como tiene que funcionar, y cuando hay algo que está haciendo una trabita, tratamos de eliminar ese problema. Cada vez el equipo está más sólido.
Camisa de cuero (Evangelina Bomparola). - Créditos: Agustín Prieto
¿Aprendiste a delegar también o todavía querés estar en todas?
Un poco y un poco. Al principio, me costaba mucho delegar porque venía de hacer los videos que guionaba, grababa y editaba yo. Nunca tuve un camarógrafo, nunca tuve un guionista, hacía yo mi estrategia de marketing, los monetizaba, cobraba yo la plata, hacía todo yo. Entonces, me costó mucho al principio. Cuando me sacaba fotos un fotógrafo y las editaba, era como: “Oh, no, yo lo hubiese editado de otra forma”, y se las pedía y las editaba yo. Eso todavía lo sigo haciendo, pero con lo que va más a mis redes, por ejemplo, porque me gusta manejar esa estética. Pero después confío en mi equipo. Tengo un equipo donde tomamos las decisiones y vamos encarando para las diferentes ramas. Pero siempre me gusta estar en casi todo, estoy siempre. De todo me entero, todo lo apruebo, las fotos, los videos, los másters de las canciones, los porcentajes. Por ejemplo, qué porcentaje va a tener cada uno, cuánto cobro en un show, sé que, si lo hago de esta forma, voy a ganar esta plata o puedo perder plata... Me gusta estar enterada de los videos, el vestuario, el maquillaje; es mi carrera y es, básicamente, cómo el mundo me ve constantemente. Y yo debo estar en eso. Es el mensaje que doy.
Y en ese equipo, ¿pensaste en tener un coach o psicólogo, alguien que pueda ver cuándo tenés que descansar o contenerte?
Nata y José, de mi equipo, son los que más me joden con eso. Pero todavía no cedí. Me resisto. Igual, depende del tipo de sesiones o de metodología que tenga el o la profesional. A veces, ir a terapia y saber que terminás hecha mierda y estás todo el día en una sintonía de mierda porque acabás de llorar en una sesión... Pero obvio que hay que exteriorizar los problemas, no te los podés guardar. Una lloradita y a seguir. Pero es una lloradita con un profesional, que te está guiando, entonces lo tengo que hacer. Ojo, no me considero una persona que esté mal. Hay que ir a terapia para no llegar a ese punto de quiebre que estás mal, que tenés depresión, que tenés ansiedad. Y en una carrera como la mía, donde todo a veces se sostiene con un hilito finito, algunas cosas no deberían estar tan echadas a la suerte. Más con toda la ansiedad que cargo y las presiones, que son un montón. Siempre digo que no lo necesito, estoy tranqui, no llego a estresarme, no llego a ponerme mal. Pero bueno, en algún punto, quizás en algún momento pase y no estaría bueno que, teniendo tantas responsabilidades por delante, en algún momento me quiebre en llanto porque no doy más. Así que lo tengo que hacer.
Además, en el último tiempo hubo tantos colegas tuyos que se agotaron, que el cuerpo les dijo “basta”.
100%, hay mucho de eso. Y no está bueno. Tener que tomarte un descanso por salud, quizá sea estar seis meses sin hacer música, sin laburar. Y hoy en día, estar seis meses sin sacar música, con toda la oferta y la demanda que hay, capaz que es algo que no lo podés reparar. Obvio que lo primordial es la salud, y si necesitás descansar, tenés que descansar, porque eso también es irreparable. Pero haber dejado que explotaras y frenar tu carrera y tu trabajo en pleno ascenso durante meses, tal vez sea una decisión muy difícil. Hoy todo pende de un hilo, y no hay que jugar tanto con eso.
“Soy una romántica empedernida, bien cursi. Para proponerle compromiso a Rei, yo le había escrito un poema. Me encanta vivir en romance, y a él también”.
Y mientras tanto..., ¿cuál es tu cable a tierra? ¿Qué te conecta?
Mis perros, por ejemplo, los amo con mi vida, tengo un montón de gatitos también, mi familia, mi novio, el parque de mi casita. Eso es lo que a mí me mantiene en tierra, y ahí es donde soy feliz. Gracias a Dios, no necesito más que eso. Hay muchos artistas que encuentran o llenan ese vacío saliendo de joda; es un mundo donde todos estamos muy al alcance de la mano. Entonces, es re peligroso. Y por suerte no me gusta nada de eso. Como que, al contrario, trato de estar lo más alejada de todo ese mundillo. Me gusta mi casa, mi familia, mis animales, cuidar mis cositas, mis plantitas, mi huerta, todo eso...
Mencionaste a Rei, ¿cómo se sostiene una pareja, los dos haciendo música y los dos viviendo éxitos? ¿Cómo se acompañan?
La verdad que súper tranqui. Nos re acompañamos, somos súper compañeros los dos, y somos re intensos, entonces, tratamos de estar siempre para el otro. Cada vez que se puede, porque hay mucho viaje de por medio. A veces se complica un poquito, pero siempre encontramos la forma de hacer videollamadas, de poder vernos. Y somos privilegiados porque, de repente, si el otro está en un país y queremos ir a verlo, tal vez nos podemos tomar unos días. Tenemos esas facilidades, entonces tratamos de aprovechar cada vez que se puede para vernos.
¿Hay reglas de que no pueden pasar X cantidad de días sin verse?
No, lo vamos viendo. Hay veces que nos podemos tomar cinco días para viajar y hay veces que estamos al palo y no se puede. Pero ha pasado un mes y medio sin vernos, por ejemplo. Porque si vas a Estados Unidos, tenés que aprovechar y quedarte para hacer valer el viaje. Y si viajás por unos premios, aprovechás y hacés sesiones, fotos, revistas, entonces así hacés que los viajes duren para no tener que estar yendo y viniendo, porque es muy agotador también. Entonces, los viajecitos son largos, pero siempre hacemos videollamadas, nos escribimos todo el tiempo, no hacemos sentir la ausencia del otro.
Me parece hermoso que se hayan comprometido, como algo de la vieja escuela del amor...
Re. Ay, yo lo amo, soy una romántica empedernida, bien cursi, me re gustan esas cosas. De hecho, para proponerle compromiso, yo le había escrito un poema. Y me dio tanta vergüenza leérselo, porque ya era el extremo de la cursilería. “Es un montón esto”, me dije. Y no se lo leí al final, se lo pedí ahí nomás, pero tartamudeaba y todo. Me puse muy nerviosa. Y me encantó, fue en un lugar muy bonito, en Grecia, y lloramos mucho los dos. Fue muy lindo, la verdad que me encanta vivir en romance, y a él también. Por ejemplo, él me ha traído mariachis a casa para que me canten. Somos los dos unos románticos.
En esta época de relaciones abiertas, ustedes siguen creyendo en el amor para toda la vida, la monogamia, todo...
Patria y familia. Sí, nos encanta. Siempre hablamos todo muy tranqui y hemos hablado de las relaciones abiertas también, y por el momento, ambos queremos estar en una relación monogámica, estamos comprometidos, queremos casarnos y formar una familia el día de mañana. Ya tenemos nuestra familia con nuestras perritas, que son como nuestras hijitas y las llevamos de acá para allá. Siempre estamos muy pendientes de todos los animales y formando nuestra vida, nuestra casita. Pero bueno, el día de mañana nunca se sabe... Y lo hemos hablado, la gente evoluciona, crece, capaz que el día de mañana los dos andamos en esa y es algo que se habla y ya. No lo demonizamos tampoco.
Camisa de cuero y cinturón (Evangelina Bomparola). - Créditos: Agustín Prieto
Vos venías en el camino de ser YouTuber y elegiste a la música ¿Qué es lo que te llamó de la música? ¿Para qué hacés música?
La música para mí es todo. De hecho, yo me tatué una clave de sol en el dedo anular, porque es como mi casamiento. Mi primer casamiento fue con la música. Es un amor incondicional. Y estoy enamorada de hacer música, de lo que me hace sentir, cuando la escucho, cuando la hago, cuando la gente me va a ver a un recital y canta canciones mías, me parece algo zarpado, el mejor idioma del mundo. Me parece zarpado que, aunque estés escuchando una canción en un idioma que ni entendés, podés llegar a llorar simplemente con lo que te transmita la persona, con la melodía, con la música. Es mágico y creo que cuando entro al estudio, entro en una realidad paralela. Aparte, crear algo desde cero, algo que capaz que el día de mañana escuchan millones de personas y lo cantan al unísono con vos, es algo muy flashero. A veces nos miramos con mi productor y decimos: “Amigo, pensar que esto lo hicimos en un cuartito de hotel”. O pensar que cuando lo hicimos no había ni paneles acústicos y pusimos un colchón en la puerta. Es muy mágico.
Hemos visto fans que terminan llorando, desbordados. ¿Te quedás medio cargada, energéticamente hablando?
Es algo tremendo. Sí, me pasa. Trato de cuidarme mucho la energía, porque yo trabajo con mi energía. Soy una persona muy sensible, y gracias a esta sensibilidad puedo hacer las canciones y transmitir lo que transmito. Al ponerme a interpretar algo, muchas veces me pongo a llorar, y muchas veces hay gente que se pone a llorar conmigo. Es algo que pasa por acá, por el pecho. Y como trabajo con mis emociones, busco cuidar mucho mi integridad, mi aura.
Vestido (Giacobbe). - Créditos: Agustín Prieto
¿Qué sueño tenés? Que quizá no sea de la música...
Tengo el sueño de formar una familia. Creo que ese es uno de mis sueños más fuertes, de los que más deseo con el corazón, ser madre.
¿Querés ser mamá chica?
No lo estamos buscando, la verdad. Porque, bueno, imaginate, quedo embarazada ahora y tengo que hacer un River en cinco meses... ¿Cómo lo hago? O sea, no. Pero también somos de los que creen que si sucede eso, es que tiene que suceder. Como que la vida te va llevando para donde tenés que ir, básicamente, y si en algún momento sucede, ya hemos hablado que los dos estamos ready.
¿Y ahí no te corre esa exigencia de la industria? En ese momento no te va a importar frenar, o sea, poder bajar el ritmo...
Yo igual seguiría hasta que no se pueda más, hasta que sea físicamente imposible, ponele los últimos dos meses, creo que se puede. Depende del embarazo que tengas, también, pero yo creo que podés seguir haciendo cosas: música, videoclips, con todo eso seguiría bien activa.
Y a nivel laboral, ¿con qué se sueña después de llenar un River?
Sueño con hacer una gira por toda Latinoamérica y Estados Unidos, el día de mañana. Esos son los sueños que tengo ahí y que creo que en un tiempo se van a poder cumplir. Me re gustaría.
mb_ohlala_0133.jpg - Créditos: Agustín Prieto
Se rumoreó que por ahí te ibas a vivir a Miami... ¿Es una posibilidad o no te irías del país? ¿Sentís que acá hay un cierto techo?
Y, es un poco y un poco. Lo estuve pensando y, por el momento, no me quiero ir. Pero, bueno, a veces tenés que irte un poco por este trabajo. En Miami, por ejemplo, que es a donde voy siempre, están todos, o sea, músicos históricos que han hecho cosas increíbles, productores grosos. Hoy en día, la meca de la industria musical está ahí. Hay un montón de recursos al alcance de la mano, que acá es muy difícil. Y estar ahí es tener oportunidades y posibilidades. Es todo más rápido o más sencillo. No creo que me vaya a ir, yo amo Argentina, y acá me siento bien, me siento tranquila; allá también me encanta estar, pero bueno, acá está toda mi familia. Yo creo que la tierra de una tira muy fuerte siempre. Esté donde esté, siempre quiero volver a mi país, siempre extraño mucho. Así que, si me llego a ir, creo que me iría por temporadas, como dos o tres meses y volver y estar tres meses acá y así, ir viendo qué sucede.
Vestido (Giacobbe). - Créditos: Agustín Prieto
“Después de tocar en River, sueño con hacer una gira por toda Latinoamérica y EE. UU. , el día de mañana. Creo que en un tiempo se van a poder cumplir...”
¿Cuál sentís que es el mensaje más fuerte que tenés para dar, no solo a tus fans, sino también como artista?
Creo que lo más importante es transmitir esto de ser una persona tranquila. Me gusta que me conozcan como soy. Esa tranquilidad que tengo, que me vean cercana. Lo que más me interesa es que la gente sepa que, con trabajo, las cosas se pueden lograr. La verdad es que yo trabajo muchísimo a diario, y algo que me sirve mucho es que nunca siento que me gané el cielo. Es como: “OK, vamos logrando cosas y qué increíble todo lo que está pasando, pero tranquila”. No hay que creerse nada, porque siento que es entonces cuando todo se va al carajo. Hay que seguir confiando en la nuestra, seguir demostrando las cosas, pero porque estamos haciendo las cosas bien, no hay que perderse en ningún otro juego de nadie. Y trabajando, trabajando, perfeccionándote, estudiando, ensayando, y así cada vez te volvés una mejor versión de vos misma. También es clave aprender de los errores y mantenerse enfocada. Eso creo que es lo primordial: no perder la línea y no andar fijándose en qué está haciéndote el de al lado, o cómo puedo arruinar al de al lado para subir yo. Yo creo en estar tranquila y siempre estar enfocada en lo que querés.
Fotos de Agustín Prieto. Estilismo de Eugenia Fernández Tarnowski. Maquilló Violeta Murphy con productos MAC Cosmetics y peinó Mora Burset con OSIS + de Schwarzkopf Professional. Uñas por Giuliana Navia.
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