Juicio a las Juntas: qué pasó en 1985 en Argentina
Hace unos meses el estreno de Argentina, 1985 nos recordó este hecho histórico de nuestro país.
23 de noviembre de 2023 • 09:00
El gesto del fiscal Julio César Strassera lo dice todo.
Con el triunfo de Raúl Alfonsín en las elecciones del 30 de octubre de 1983, Argentina recuperaba su tan anhelada democracia tras siete años de dictadura cívico-militar, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. Apenas unos días después de su asunción, el 15 de diciembre de ese año sancionó el decreto N° 158/83, que ordenaba someter a juicio sumario a nueve militares que formaron parte de las Juntas que gobernaron el país desde el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 hasta la guerra de Malvinas en 1982.
También autorizó la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) –presidida por el escritor Ernesto Sábato–, con el objetivo de investigar las violaciones de derechos humanos, particularmente las desapariciones, ocurridas durante el mismo período. Las declaraciones y testimonios recogidos por la comisión se volcaron en un informe publicado en 1984 conocido como Nunca más, prueba principal en el llamado Juicio a las Juntas, llevado a cabo entre el 22 de abril de 1985 y el 9 de diciembre de ese mismo año.
Los acusados
Jorge Rafael Videla: miembro de la Junta Militar de Gobierno entre 1976 y 1978 y presidente de facto de Argentina desde el 29 de marzo de 1976 hasta el 29 de marzo de 1981.
Orlando Ramón Agosti: comandante general de la Fuerza Aérea Argentina e integrante de la primera Junta Militar.
Emilio Eduardo Massera: comandante en jefe de la Armada Argentina, lideró junto a Videla y Agosti el golpe militar que derrocó al gobierno de Isabel Perón el 24 de marzo de 1976.
Roberto Eduardo Viola: miembro de la Junta Militar entre julio de 1978 y diciembre de 1979. Presidente de facto entre marzo y noviembre de 1981.
Omar Graffigna: formó parte de la segunda Junta Militar de Gobierno junto a Roberto Viola y Armando Lambruschini.
Armando Lambruschini: perteneciente a la Armada Argentina, fue parte de la segunda Junta Militar que gobernó de facto al país hasta 1981.
Leopoldo Fortunato Galtieri: miembro de la Junta Militar entre diciembre de 1979 y junio de 1982, y presidente de facto de la nación entre diciembre de 1981 y junio de 1982. Condujo el desembarco y guerra en las islas Malvinas.
Basilio Lami Dozo: perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina, integró la tercera Junta Militar que gobernó el país entre 1981 y 1982 junto con Galtieri y Anaya.
Jorge Isaac Anaya: comandante en jefe de la Armada Argentina y miembro de la Junta Militar entre 1981 y 1982.
Los nueve acusados durante el Juicio a las Juntas.
¿Por qué un juicio civil?
Por aquel entonces, las leyes establecían que los militares solo podían ser enjuiciados por tribunales militares, sin importar el delito. Los ex comandantes se sometieron a juicio por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, pero el organismo no tenía ningún apuro (ni intención) por castigar a sus pares. Por eso, el 13 de febrero de 1984 el Congreso sancionó la Ley 23.049 de reforma del Código de Justicia Militar, permitiendo que la justicia civil tome las riendas del proceso el 4 de octubre de ese año.
De esta manera dio inicio el Juicio a las Juntas, un proceso judicial (el primero oral y público en Buenos Aires) tan relevante como los Juicios de Núremberg, llevados a cabo entre 1945 y 1946. Al fiscal Julio César Strassera y al fiscal adjunto Luis Gabriel Moreno Ocampo les tocó la importantísima (y peligrosa) tarea de comandar la acusación de los nueve militares por sus graves y masivas violaciones a los derechos humanos, cuando los demás funcionarios se excusaron o se negaron a participar.
Por cuestiones prácticas, la innumerable cantidad de delitos (superaban los diez mil) se redujo a 709 casos presentados, de los cuales el tribunal decidió examinar solo 280. Así, entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985 se realizaron las audiencias públicas en la Sala de Audiencias del Palacio de Justicia de la Nación, por donde pasaron 833 declarantes, entre ellos, ex detenidos , familiares de las víctimas y personal de las fuerzas de seguridad.
El Juicio a las Juntas, presidido por los jueces Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanián, Jorge Valerga Araoz, Guillermo Ledesma y Andrés J. D’Alessio, duró 530 horas, registradas por dos cámaras del viejo canal ATC y transmitidas –solo los fragmentos que resultaran adecuados– en diferido después de cada jornada.
Inicialmente, la grabación no tenía este objetivo, sino hacer un seguimiento del proceso y documentar este “hecho histórico”. Hoy, las 147 cintas de video (archivadas en la cámara federal) son la prueba irrefutable de que el juicio se llevó a cabo y una fuente de difusión invaluable para las futuras generaciones. Por si acaso, desde 1988, un juego de copias se resguarda en la misma bóveda de seguridad en la que se protege la constitución de Noruega, en el sótano del Parlamento de Oslo.
El Juicio a las Juntas, el primer proceso oral y público en Buenos Aires.
"Nunca más"
El juicio dejó en evidencia el aparato clandestino de represión articulado durante la dictadura, incluidas las detenciones ilegales, las torturas y los asesinatos a lo largo de todo el territorio argentino. Pero, sobre todo, demostró la responsabilidad de los altos mandos de las Juntas. Las atrocidades que revelaron muchos de los testimonios sacudieron la opinión pública local y mundial, destacando a nuestro país en la avanzada por la lucha de los derechos humanos.
Entre el 11 y el 18 de septiembre Strassera realizó el alegato final de la fiscalía y el 9 de diciembre de 1985 se dictó la sentencia: prisión perpetua para Videla y Massera, Viola fue condenado a 17 años de prisión y otros 8 para Lambruschini. Agosti fue condenado a 4 años y 6 meses de prisión y Graffigna, Lami Dozo, Galtieri y Anaya fueron absueltos por diferentes motivos.
Después llegarían las apelaciones y las modificaciones en las sentencias, las leyes de Punto Final (en 1986) y de Obediencia Debida (en 1987), los indultos de Carlos Menem y su nulidad. Como dicen, la justicia de los hombres tarda en llegar, pero llega... Nos queda la memoria y el “nunca más”.