Gran Hermano 2022: ¿cómo son representadas las feminidades en el reality más visto de Argentina?
Volvió Gran Hermano y se posicionó como el programa más visto de la televisión argentina. En su nueva columna, Cande analiza cómo son representadas las feminidades.
19 de octubre de 2022
Ya comenzó Gran Hermano 2022. - Créditos: Captura video Telefe
Volvió Gran Hermano para reforzar la construcción social de feminidad que trabajamos todos los días por deconstruir. ¿Qué distancia hay entre las mujeres que aparecen en la tele y las que vemos en la calle, en nuestros grupos de amigos, en nuestras familias? Una vez más, los castings dejan de lado la diversidad corporal, los diversos gustos e intereses de las mujeres. Vivimos en una cultura en la que se nos imprime en la mente que lo mejor que podemos ser, es flacas y hermosas. Ser deseables para los ojos de otras personas, ser adornos que decoran. A las mujeres se nos valora por el cuerpo que tenemos más que por cómo pensamos.
Lo dijo Simone de Beauvoir: “No se nace mujer: se llega a serlo”. ¿Qué es ser mujer? ¿Qué cosas tenemos que hacer las feminidades? Nos enseñaron que para gustar, tenemos que ser “atractivas” físicamente, y que eso solo lo conseguimos acercándonos al ideal. Se nos recuerda a lo largo de nuestra vida, que nuestra apariencia física está en constante evaluación por la mirada ajena. Nos quieren a medida: flacas, con curvas, delicadas, limpias, finas, suaves, sin arrugas, sin señales del paso del tiempo.
Algunos recortes de las participantes de Gran Hermano: “Me presenté en 8 certámenes de belleza y no perdí en ninguno”, “Si me hice operaciones? ¿Qué no me hice? Me hice las lolas, la panza, cada tanto me pongo botox”, “Me gusta estar siempre arreglada, prolija, soy muy coqueta”, “Quería ser linda para ser aceptada y realmente operarme las lolas me cambió la vida”. ¿Está mal que una persona elija consumir productos y servicios de belleza? Claramente no. Lo que no está bueno, es que se siga reproduciendo que para ser aceptada, feliz, exitosa, deseada, la única manera sea teniendo un cuerpo que se acerque al hegemónico.
Esta construcción de feminidad, alimenta la obsesión colectiva de modificar nuestros cuerpos y el costo que pagamos con tiempo, plata y salud es enorme. Cuando hablamos de desigualdades de género no podemos dejar de lado que las exigencias estéticas no son las mismas para todxs. ¿Por qué, o mejor dicho, para qué se sigue eligiendo está única representación de feminidad en programas como Gran Hermano? Es urgente cambiar la narrativa de los medios tradicionales de comunicación, frenar los estereotipos de belleza y de género que están absorbiendo millones de personas.
En los últimos años, hubo avances significativos, las mujeres ya no aparecemos en las publicidades como objetos exhibidos al lado de botellas de alcohol, autos, perfumes. Las marcas incluyen diversidad en las campañas, leyes que acompañan este proceso como la Ley Nacional de Talles, la Educación Sexual Integral. ¿Cómo se ve el sexismo cuando se logró dar un paso hacia la igualdad de género? Hay una suposición latente al ver estos progresos, que ya todo está resuelto. Se obvia la historia que hay detrás de los imaginarios, los mensajes que absorbimos años y años.
La cultura occidental promueve la cosificación del cuerpo femenino, tratándonos a las mujeres como cuerpos que existen para satisfacer el placer de los demás. La cosificación reduce a la mujer a un objeto sexual, suprimiendo el resto de su personalidad, quedando limitada a sus atributos sexuales y a su belleza física con el objetivo de satisfacer el deseo de placer masculino, separando el cuerpo de su identidad. Esta visión mujer-objeto pone a la apariencia física como un valor, en función de si tenemos o no determinado cuerpo. Los hombres miran y las mujeres son miradas y juzgadas por su cuerpo.
No podemos ser lo que no podemos ver, la representación importa. Cierro con una frase de Flor Freijo: “Merecemos como mujeres tener otros modelos que nos inspiren”.
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