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Relaciones: cómo avanzar cuando sentís que tu primera impresión no fue la mejor

Seguimos con las aventuras amorosas y me acordé de cuando conocí a mis futuros suegros de manera sorpresiva. ¿Cómo reaccionarías si mientras desayunás se te aparece la novia de tu hijo?


¿Cuál fue la primera impresión que le diste a tus suegros?

¿Cuál fue la primera impresión que le diste a tus suegros? - Créditos: Getty



Esto de las fracacitas lamentablemente no es que empezó en mi vida adulta. Ya cuando tenía 21 años todo me salía mal en el mundo del amor. Y se los voy a demostrar con hechos.

Imaginen esta escena: estaba muy embobada con un excompañero del secundario. Llamémoslo Lucas. Tenía la misma edad que yo y había sido mi gran crush durante toda la secundaria. Como pasa cuando terminás el colegio, hasta que te haces amigos en la facultad, te seguís viendo con tus amigos de ahí. Así fue como Lucas y yo seguimos coincidiendo en alguna que otra juntada. Fue en una previa en la casa de uno de nuestros amigos, finalmente me lo chapé e arranqué una especie de “relación” que se limitaba a chapar fuerte cada vez que nos veíamos en una juntada. Pero no pasaba de eso, y yo me moría de ganas.

Estaba medio enceguecida. 21 años, caliente, inexperta. Todo hizo que no pudiera ver que Lucas en realidad ya no era ese pibito facha del secundario, sino que ahora era un flaco medio roñoso y despreocupado de la vida sin aspiraciones ni objetivos. Pero bueno, yo estaba re inlove con él y bueno, esas cosas no las veía.

Una noche durante las vacaciones de verano salimos con el grupo del colegio y fuimos a un boliche todos juntos. Con Lucas estuvimos pegote desde el primer momento y, una cosa va una cosa viene, me termina invitando a su casa para pasar la noche juntos. Sí, al fin se me daba eso que tanto quería. Obvio que le dije que sí, pues caliente. Él en ese momento seguía viviendo con sus papás, pero me dijo que me quedara tranquila que esa noche habían salido y no estaban.

Cuando llegamos a su casa en el barrio de Caballito, nos dimos cuenta que le habían cortado la luz. Y sí. Verano, Caballito… podía pasar. Como adentro de la casa hacía mucho calor, me propuso ir al quincho que estaba al fondo del patio de su casa donde quizás no padecíamos tanto el calor que hacía, y además le daba un poco de mística al encuentro.

“Hermosa noche de sexo a la luz de la Luna”, es el recuerdo que me hubiera gustado tener de esa noche en mi mente para siempre. Pero no. Luquitas se quedó dormido a los dos minutos de iniciada la previa y yo, cómo estaba muy cansada, lo seguí en su plan. Pero eso no es lo que convierte esa noche en una #Fracacita.

En realidad debería decir #FracaMañana.

Me despierto a plena luz del día, sola en el quincho. Debían ser las 11AM. Lucas no estaba y yo me imaginé que quizás había ido al baño o algo así. Así que me levanté del sillón donde no habíamos tenido sexo, me puse las zapatillas que estaban bastante sucias y fui para adentro de la casa.

 

"Qué hermosa mañana" recuerdo que pensé mientras caminaba hacia la puerta del fondo de la casa.

Abro y en vez de encontrarme con Lucas, me encuentro a su mamá y su papá en la cocina tomando el desayuno.

 

SILENCIO. 

 

Los viejos se pegaron el susto de sus vidas. ¿Y cómo no iban a hacerlo? Si estaban lo más relajados del mundo un sábado a la mañana leyendo el diario y comiendo tostadas, cuando una piba con el pelo hecho un quincho y las ojeras exageradas por el resto del rímel, irrumpió de golpe en su cocina. Yo mínimo hubiera gritado ¡y no se si hasta te revoleaba una cuchara!. Ellos sólo atinaron a poner cara de espanto.

“Eh... Hola. ¿Está Lucas?” Les pregunté.

La mamá se levantó en silencio y fue a buscarlo. Su papá se quedó mudo.

Sin sacarme sus ojos de encima me dirigí hacia la puerta de calle, abrí y me tomé el palo.

Nunca jamás, había sentido TANTA vergüenza. Tanto, que obviamente nunca más volví a salir con ese grupo de amigos y a Lucas no lo volví a ver. Es que imaginate si dejábamos pasar esta situación incómoda y terminábamos siendo novios. Ni en pedo quería que esa anécdota quedara como la vez que conocí a mis casi suegros.

Así que ya sabes amiga… No te dejes enceguecer por la calentura. Si el pibe es un colgado de la vida, también lo va a ser con vos.

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