¿Problemas en la pareja? 7 pasos para retomar el rumbo amoroso

7 pasos para mejorar la comunicación con la pareja

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   ESTAR PRESENTES:

   En el mundo acelerado que vivimos se hace difícil crear espacios de conexión y estar presentes para los demás. La presencia es un estado de atención plena, sin juicios y de completa ecuanimidad, donde podemos abrirnos al mundo del otro en forma plena y sin obstáculos. Es una apertura libre de creencias, preconceptos y prejuicios. 

   Abrir un espacio de presencia es sentir que realmente estamos para el otro, es decirle: “Acá estoy para vos”. Esto implica empatía, la capacidad para entrar en resonancia con el otro y ajustarnos en la misma sintonía.

   Este es un estado de enorme poder para ambos, porque se abre una conexión energética, un intercambio que va más allá de las palabras.

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   ESCUCHAR ACTIVAMENTE:

   Oír no es escuchar. Es muy común que, durante una conversación, nuestra mente se anticipe; mientras el otro está hablando, nosotros ya estamos pensando qué le vamos a responder o cómo vamos a refutar su argumento. Interrumpir al otro es otra forma común de no escuchar. 

   Cuando escuchamos activamente, es necesario sumergirse en el flujo del no pensamiento, para dedicarnos exclusivamente a la escucha activa, atenta, sin juicios ni interrupciones, abriéndonos desde nuestro ser a recibir lo que el otro quiere decirnos.

   Sabemos que más del 80% de la comunicación es de carácter no verbal. La escucha activa implica también respetar los silencios y atender a la corporalidad y emocionalidad del otro. Son requisitos esenciales para conectar desde la tres dimensiones del ser: cuerpo, emoción y lenguaje. 

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   PARAFRASEAR: 

   Parafrasear significa repetir en forma precisa aquello que entendimos, con el fin de confirmar si hemos comprendido exactamente lo que el otro nos quiso decir. Esto permite no solo asegurarnos que hemos comprendido adecuadamente, sino que también le permite al otro corroborar y reafirmar lo que acaba de decir. Escuchando una frase que hemos dicho en boca de otro, muchas veces no suena de igual manera. 

   Por ejemplo: “Quiero asegurarme que comprendí bien. ¿Me dijiste que no te gusta que salga con mis amigas, es así?”.

   Parafrasear es un recurso efectivo para que prestemos más atención a lo que decimos y que el otro también haga lo mismo. A su vez, permite rectificar aquello que entendimos en forma errónea.

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   HABLAR DESDE EL SENTIR:

   En cualquier conversación, existen tantos puntos de vista como participantes. Cada uno tiene su mirada y no siempre coincide la forma de pensar, de manera que es frecuente que en la pareja se discuta el punto de vista del otro, se opine que el otro no tiene razón o incluso se descalifique lo que piensa. Y, es lógico, muchas veces no estamos de acuerdo. También es frecuente proyectar lo que pensamos acerca del otro o su accionar, sin darnos cuenta de que solo estamos exponiendo nuestra interpretación del hecho. 

   Pero lo que sí podemos es compartir nuestro sentir, esto es algo que el otro nunca podrá refutar y que además permite que comprenda el impacto de su accionar en nuestro universo emocional. 

   Hablar desde el sentir también genera una conexión mucho más empática a la hora de resolver conflictos o solucionar problemas, abre un canal directo al corazón.

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   HACER PREGUNTAS ABIERTAS:

   En medio de una discusión de pareja suele quedar poco espacio para preguntar. En general, nos sumimos en una serie de juicios y opiniones acerca de lo sucedido, lastimamos con palabras hirientes o hacemos silencio y nos cerramos al mundo del otro. Frente al enojo o la frustración del otro, hacerle preguntas poderosas abre la posibilidad de que exprese que le hubiera gustado que sucediera o que hubiera esperado de nosotros. Cualquier interrogante abre el campo de posibilidades e invita a diseñar acciones. Al contrario, un juicio lo cierra completamente.

   Preguntas como: ¿Qué podría haber hecho diferente? ¿Cuál era tu expectativa? ¿Cómo podríamos actuar en adelante? ¿Qué te hubiera gustado que sucediera? ¿Qué más es posible? ¿Cómo podría ayudarte? ¿En qué puedo colaborar? 

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   DISEÑAR ACCIONES:

   Esta es una parte fundamental de la conversación, a la cual muchas parejas no llegan porque antes de eso apareció un cortocircuito de la comunicación que anuló cualquier posibilidad de llegar a un entendimiento. Muchas conversaciones terminan con gritos, un portazo o, incluso, llanto y angustia.

   Una vez que ambos miembros de la pareja se hayan escuchado y hayan compartido su sentir y puntos de vista, hayan realizado un pedido o reclamo, llega el momento de diseñar acciones. ¿Cómo haremos a futuro para que este hecho no vuelva a suceder? ¿Qué espera el otro de mí y cómo puedo cumplir estas expectativas? ¿Qué necesitamos negociar? ¿Qué tengo que ceder?

   Diseñar acciones concretas es clave y parte esencial de un mutuo acuerdo que establecerán ambos miembros de la pareja. No significa darle la razón al otro o hacer lo que indique, sino darme cuenta qué necesito modificar y diseñar una acción en ese sentido.

   Este darse cuenta surge de haber escuchado al otro y de la reflexión conjunta acerca del sentir, expectativas y acciones de ambos. Ese es el momento en el que se pone en juego qué tan efectivo ha sido el esfuerzo de ambos por escuchar, comprender, empatizar y abrirse al mundo del otro. 

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   ABRAZAR Y REIR:

   Ojalá todos los conflictos, conversaciones o diferencias en una pareja terminaran con un beso, abrazos o entre risas. La oxitocina es la hormona del amor, los vínculos y el afecto. 

   El abrazo, la risa y la conexión física promueven la liberación oxitocina, una hormona que actúa como neurotransmisor en el cerebro, generando calma y bienestar en forma inmediata, libera del dolor emocional y relaja el organismo, eliminando todas las tensiones que quizás hubo previamente.

   Sellar una conversación o un momento de silencio con un abrazo o una sonrisa, es la mejor manera de decirse mutuamente “Todo está bien”, “Te amo”, porque a veces, un gesto vale más que mil palabras y nuestro cuerpo lo siente.

   Tanto el abrazo como la risa, son remedios poderosos para aliviar el stress y las tensiones de la vida cotidiana en la pareja. 

   Es necesario besarse, abrazarse y reírse más, porque en última instancia, resultan siendo las maneras de comunicarnos y conectar más efectivas y poderosas.