5 zonas del cuerpo que es fundamenal que no te olvides de proteger contra el sol
Una miniguía de protección solar de la piel para disfrutar sin riesgos.
8 de enero de 2024
Todo lo que tenés que saber para protegerte del sol. - Créditos: Getty
En verano, sabemos que, antes de salir de casa, tenemos que ponernos protector solar. Cara, brazos, piernas (sobre todo porque están más al descubierto), cuello, escote. Por lo general, hasta ahí llegamos y está muy bien.
Pero también está bueno conocer cuáles son las zonas que no debés olvidar –la piel es un solo órgano e incluso las partes cubiertas por ropa o pelo pueden desarrollar cáncer de piel– y “refrescar” algunos consejos que te van a ayudar a conocer qué se esconde más allá de la punta del iceberg (o de los rayos del sol).
Párpados. Es una zona “de riesgo” porque, si el protector ingresa al ojo, puede molestar, irritar o arder, pero es una piel muy finita y delicada y necesita protección. Elegí un producto oftalmológicamente testeado.
Orejas. Como muchas veces están cubiertas de pelo, nos olvidamos de ellas, pero si te ponés gorra o te hacés algún recogido, quedan expuestas, así que ¡a sumar protector!
Nuca. Es importante colocar y reponer protector en la nuca, más si hacés deporte, porque el pelo transpira mucho y vas a perder protección. Para no olvidarse, está bueno armar una suerte de rutina al colocar el protector. Por ejemplo, en la parte superior del cuerpo, hay cuatro zonas que no pueden faltar: cara completa, cuello, escote y nuca.
Dorsos de las manos. Igual que las rodillas (y su dorso) o los glúteos, el dorso de las manos es una zona olvidada. Acá ponete las pilas, porque cada vez que te laves las manos tenés que reponer la protección, y también hay que reforzar si hacés algún trabajo manual en el cual estén muy expuestas o si vas a manejar al sol.
Empeines. Están expuestos al sol todo el día porque solemos usar calzado abierto, y ¡se queman muchísimo! Reponelo varias veces porque los pies transpiran mucho y, además, quedan cubiertos de polvo o restos de suciedad del piso.
Radiación UVA vs. UVB
Los rayos UVA y UVB se diferencian por la longitud de onda y la capacidad de penetración. Los UVA tienen mayor longitud de onda y, por ende, mayor penetración en la piel; lo que se traduce en más daño de las células cutáneas, situación que puede favorecer la aparición de lesiones cancerosas.
Además, los rayos UVA, que son los causantes del envejecimiento de la piel, atraviesan las nubes y los vidrios y están presentes durante todo el año, todo el día.
Más allá de las diferencias, es importante que un protector cubra tanto los rayos UVA como UVB, dado que estos últimos son los responsables del bronceado y las quemaduras.
3 preguntas claves sobre los protectores solares
¿Un protector de 30 cubre menos que uno de 50?
No, los protectores son todos efectivos. Lo que marca la diferencia –y, a su vez, lo que indica el número en el envase– es la cantidad de minutos que vas a pasar con protección cuando te lo coloques. Por ejemplo, si en condiciones normales y sin protección la piel se enrojece en 10 minutos, si multiplicás ese tiempo por el factor de protección solar (FPS) del producto que vas a comprar, el resultado son los minutos que pasarás cubierta y protegida del sol. ¡Cuantos más sean, mejor!
¿Cómo cuidar tatuajes y cicatrices?
Con protector solar cuando estés expuesta al sol y después con crema humectante, porque la piel, cuando está “dañada”, es más susceptible a la radiación y, por ende, a mancharse o desarrollar una lesión.
¿Tengo que usar protector para las pantallas LED?
La luz que emiten las pantallas es la que llamamos luz visible, que genera pigmentación en la piel. Por eso, si vamos a trabajar mucho tiempo frente a computadoras o el celular, lo ideal sería colocar un protector que tenga color, porque tiene más poder cubritivo y evita que las manchas existentes se sigan oscureciendo y que aparezcan nuevas.
Experta consultada: Dra. Victoria Ojeda. Médica dermatóloga de Briut Salud.