Todo esto funciona tanto en Necochea como en el Caribe. Pero mejor...¡probarlo en el Caribe! - Créditos: Corbis
Por Rosario Oyhanarte
Hace tres meses que empezaste a ir al gimnasio para llegar al verano impecable. Ya casi ni te acordás de lo que es un hidrato de carbono (salvo por el pan dulce y los postres de Navidad, pero, bueno, ¡están permitidos!), porque durante todo diciembre te esmeraste para pisar la playa, pelar bikini... ¡y no mortificarte!
Listo, basta. Terminó el tiempo de inversión y llega el momento de capitalizar las ganancias obtenidas... o no tanto. Ni eso importa mucho. Lo realmente relevante es que empiezan tus vacaciones y que, aun si el panorama es el mismo todos los años (ni un poquito mejor), la buena noticia es que, al final, nunca es tan grave: ¿notaste que en el verano siempre nos ponemos más lindas?
Volvemos de nuestras vacaciones y nos reciben los halagos de nuestros amigos y compañeros de trabajo, que sabemos que son sinceros, porque es cierto que estamos más flacas, más radiantes, de mejor humor y con los músculos más tonificados. ¿Casualidad? ¿Magia? Ni cerca; y es que tomando un mínimo de recaudos (como tomar sol siempre con protección y en los horarios permitidos -hasta las 10.30 y desde las 17-), la playa puede convertirse en un spa natural, en un entorno privilegiado para relajarnos, aprovechar los beneficios del sol, la arena y el mar, y así estar más lindas, por dentro y por fuera... Y no se trata de hacer grandes piruetas: con reparar en lo que tenés a mano y sacarle el jugo, es más que suficiente.
Exfoliá tu piel con arena
Jugar a "hacerse milanesa" es de esas distracciones que amamos en la infancia, pero que con el tiempo no entendemos cómo podían divertirnos tanto. Sin llegar al extremo de enarenarnos por completo (que sabemos que es incómodo, molesto y no recomendable si pretendemos sacarnos el bikini y no derrochar arena por todo el baño), lo cierto es que la arena sirve para exfoliar nuestra piel. Incluso las zonas más difíciles, como codos, talones y rodillas, pueden renovarse con este peeling natural.
Hacé caminatas tonificadoras
Hay pocas actividades más placenteras que salir a caminar un buen rato, sobre todo si la acompañamos con el ruido de las olas, la vista del atardecer sobre el mar y el desfile de hombres en traje de baño. Caminar o correr por la arena mitiga el rebote que daña nuestras articulaciones, y el músculo trabaja más que sobre otras superficies. Así, quemamos más calorías y endurecemos nuestros músculos. Además, caminar en la arena mojada es ideal para la gente con pie plano, porque moldea el arco del pie.
Aclará tus uñas con yodo
En el verano, nuestro cuerpo está más descubierto y los detalles saltan a la vista. Como si no tuviéramos ya suficientes preocupaciones, las uñas se convierten en un tema: ya no podemos esconderlas en guantes o botas de invierno, sino que pasan a lucirse en primer plano. La buena noticia es que el yodo favorece la micosis incipiente, es decir, borra las manchitas y aclara las uñas que se ponen amarillentas por los hongos. Y al ser bactericida, favorece la cura de posibles infecciones.
Que las olas modelen tus brazos
OK, no a cualquiera le gusta barrenar. A los hombres les sale muy fácil, pero es normal que te sientas torpe por no saber agarrar la ola "en el momento justo" o que odies salir del mar con los pelos alborotados y un alga asomando por debajo del bikini. Pero por desgracia (y por genética), a las mujeres nos cuesta tonificar los músculos de los brazos, así que dejá de burlarte de los tríceps flácidos de tu abuela y aprovechá para nadar, una actividad placentera y altamente rendidora. Tranqui, a tu ritmo.
Mirá la cara buena del sol
Sí, ya sabemos que hay que protegerse, pero si nos cuidamos como se debe, el sol es también la principal fuente de vitamina D, que favorece la captación de calcio en el hueso. Con los años, las mujeres solemos tener un déficit de calcio, que se necesita para fortalecer nuestros huesos. Por otro lado, el sol aclara el pelo de manera natural. Al oxidar la melanina del pelo, produce el mismo efecto que un retoque en la peluquería. Te damos un consejo: si lo combinás con jugo de limón, podés quedar casi blonda.
Alimentá tu espíritu con mar
No te sientas mal si te cuesta bajar un cambio, poner la mente en blanco y meditar. Lograrlo lleva tiempo, ganas y, sobre todo, un escenario adecuado, que difícilmente encuentres en una casa llena de gente o mientras manejás de vuelta del trabajo. Por eso, para empezar, te recomendamos que vayas a la playa bien temprano, cuando el sol no moleste y no haya gente que distraiga. Aprovechá el sonido relajante de las olas, observá la inmensidad del océano y entregate... que es bueno para el alma.
Practicá aquagym
Hacer gimnasia en el mar es excelente, porque el agua ejerce presión y hace que el músculo trabaje más. Caminar con el mar hasta las rodillas activa la circulación y combate la celulitis. Pero además, el yodo estimula las hormonas tiroideas, que son las que aceleran nuestro metabolismo. Como si fuera poco, el agua fría de mar actúa como un masaje intenso que favorece el drenaje linfático y el retorno venoso. Es un buen estímulo en la Costa Atlántica, cuando el agua está congelada.
Hidratate naturalmente
Hace calor, sube la temperatura y nos metemos en el mar: ideal para tener sed y ganas de tomar agua. Una correcta hidratación es uno de los hábitos más saludables, podemos aprovechar para incorporarlo en el verano y continuar prolijitas durante el invierno. Cuando tenemos calor y transpiramos, perdemos minerales, así que es fundamental tomar agua (sí, los benditos dos litros por día, por lo menos), que, además de mejorar nuestra piel, sirve para disminuir la retención de líquidos.
Mejorá tu nutrición
Nuestro organismo debe mantenerse en 37 grados. ¿Lo sabías? Es por eso que en invierno nuestro cuerpo nos pide comida caliente, y podemos darnos el lujo de comer el guiso de nuestras abuelas o un rico plato de fideos. Con las temperaturas del verano, en cambio, es más fácil elegir comidas frescas y livianas (con menos calorías, ¡yupi!), como ensaladas de fruta, verduras, licuados y batidos, que también hidratan y aportan nutrientes para cuidar la piel del sol. ¿Qué tul?
Activá la hormona del bienestar
Las vacaciones son sinónimo de tener tiempo libre y la cabeza con menos preocupaciones. ¿Estrés? ¿Y eso qué era?... Relajadas, estimulamos un neurotransmisor que se llama serotonina y que sube el ánimo, quema grasas, levanta el tono muscular y nos da sensación de saciedad. Como si fuera poco, estar al aire libre ayuda a reducir el cortisol, que es el neurotransmisor que se fabrica con el estrés. El cortisol trae problemas cardiovasculares y aumenta la presión arterial. Suficiente motivo para tomarnos vacaciones, ¿no?
Tu alma también está de vacaciones
Expertas consultadas: Dra. María Rolandi Ortiz Directora médica de Romedical Art, Mat. Nac. 106804 y Mat. Prov. 446007.
Dra. Irene Bermejo Miembro titular de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), Mat. Nac. 60438.
Dra. Irene Bermejo Miembro titular de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), Mat. Nac. 60438.
¿Cómo aprovechás la playa para cuidar tu cuerpo y sentirte mejor? ¡Contanos!
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