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"Me hago pis". La incontinencia es más común de lo que creemos


Créditos: Getty Images.



Llegás corriendo al baño, o te tentás a carcajadas y se te escapa un chorrito, o empezás a levantarte para hacer pis en mitad de la noche, o no te aguantás, o hacés pogo en un casamiento y mojás la bombacha, no sabés si es algo circunstancial o vino para quedarse, no es algo que se suele compartir, porque más bien nos recuerda a los cuentos de nuestra abuela o a los pañales para adultos... En fin, nada muy glamoroso.

¿A quiénes les pasa?

Mujeres embarazadas y en posparto: la relacionamos con los embarazos (por el peso del bebé sobre la vejiga) y los partos, especialmente aquellos embarazos de bebés de más de 4 kilos y partos con fórceps, porque lo que sucede es que se pierde el sostén de la uretra y es mediante el impacto o algún esfuerzo que se pierde pis. Sin embargo, como tu obstetra te promete, en la mayoría de los casos vuelve a todo a la normalidad dentro del año de haber parido.
Mujeres de más de 40: cuando empiezan a bajar los niveles de estrógenos en la vagina. ¿Qué significa esto? La función que cumple el estrógeno en la vagina es darle tonicidad y elasticidad, que facilitan el mecanismo de continencia, es por esto que la mitad de las mujeres podrían comenzar a tener síntomas después de los 40.

Tipos de incontinencia

La clave es poder detectar cuál es el síntoma que nos acompaña para encontrar el tratamiento acorde. Las más comunes son la de esfuerzo (estornudás, te reís, saltás, bailás) y la de urgencia (te hacés y no llegás). La tercera es la mixta, que es la combinación de las dos. Esas son las más frecuentes, pero no son los únicas. Aparecen, también, la nocturna (te hacés pis durante la noche) y el rebosamiento (se llena mucho la vejiga, no la podés vaciar y se escapa). Cada caso es único, por eso es importante el diagnóstico con una especialista. En general, la primera consulta se la hacemos a nuestra ginecóloga de cabecera, pero los médicos expertos son los uroginecólogos.

¿Hay manera de prevenirla?

Teniendo en cuenta que la aparición de la incontinencia es algo normal, deberíamos tener más presentes las formas de evitarlo. Hay muchos ejercicios que podríamos hacer para minimizar los efectos. No existe una solución mágica, pero sí hay una serie de acciones o rutinas que podemos realizar para tener mayor control.
  • Escuchar al cuerpo: hacer pis cada dos o tres horas máximo, no ir ni antes ni después, no hacer pis por las dudas (por eso es clave no decirles a tus hijos "hagan pis antes de salir", tienen que hacer solamente cuando sientan ganas), porque, en ese caso, estarías acostumbrando a la vejiga a trabajar con volúmenes chicos y eso genera que empiece a pedirte hacer pis mucho antes. Hay que entrenar a la vejiga a trabajar con el volumen que querés, ni aguantarte ni hacer sin ganas.
  • Evitar los estimulantes: el mate, té, café, jugos y gaseosas irritan la vejiga y la obligan a ir al baño más seguido. No es una función diurética, sino un efecto estimulante que te hace despertarte durante el descanso, no solo por la cafeína, sino porque la vejiga se ve afectada.
  • Hacer los ejercicios: con los ejercicios del piso pelviano, que es aprender a manejar tus músculos, estás evitando los síntomas a futuro (ver recuadro).
  • Tener sexo: es una muy buena actividad para prevenir la incontinencia, porque la penetración provoca calor y ese calor genera fibra de colágeno y estimula los vasos sanguíneos.

¿Qué hacer?

No es el fin del mundo ni la entrada a un laberinto sin salida, nadie se va a morir de incontinencia, por lo tanto, si no afecta tu calidad de vida, no lo vas a tratar. Ahora, cuando empezás a dejar de hacer cosas por el miedo a la incontinencia (por ejemplo, si tus hijos aman los parques de camas elásticas y no los podés acompañar porque sabés que te vas a hacer pis), ya se siente un impacto. La buena noticia es que existen tratamientos.
Así como existen diferentes tipos de incontinencia también existen diversas soluciones:
  • LÁSER: se coloca anestesia local en la entrada de la vagina, después se pone un espéculo y se introduce un cabezal que larga calor. La respuesta al calor genera fibras de colágeno; de esta manera, lográs que la vagina recupere su trofismo y pueda "sostener" el pis. El tratamiento dura tres sesiones, una por mes. Dura entre 15 y 20 minutos y las indicaciones son cinco días sin actividad física ni relaciones.
  • REHABILITACIÓN DEL PISO PÉLVICO: lo ideal sería hacer la rehabilitación como complemento del láser. Tiene que ser guiada por una kinesióloga que haga rehabilitación del piso pelviano y son ejercicios que podés hacer en tu casa, toda la vida. Es como cualquier músculo: si lo ejercitás, te va a servir.
  • PASTILLAS: los óvulos de estrógenos locales sirven para devolverle el trofismo a la vagina. Se coloca durante dos meses un óvulo todas las noches; después, noche por medio durante otros dos meses y más adelante, dos o tres veces por semana como mantenimiento. Si optamos por este tratamiento, tenemos que ser constantes y ordenadas.
  • CIRUGÍA: muchas mujeres prefieren pasar directo por una operación, sin que necesariamente se trate de un caso extremo. En quirófano, se puede colocar una malla por debajo de la uretra y así se controla la patología. Es ambulatorio, pero se aplica anestesia general. •

Ejercicios Kegel

Son ejercicios basados en la contracción voluntaria de la musculatura del piso pélvico. Consisten en contraer los músculos que cierran los esfínteres (uretra y ano) y que sujetan los órganos de la pelvis (vejiga, vagina, útero y recto). Varían según la persona, pero es sabido que vale más la calidad del ejercicio que la cantidad.
  • Enrollá una toalla, un almohadón o una pelota de fitball y colocala debajo de tu periné (espacio entre ano y vagina).
  • Mantené una postura correcta al realizar los ejercicios (columna vertebral elongada y pelvis en posición neutra).
  • Contraé los músculos del piso pélvico propiamente dichos e identificá no estar utilizando otros como los glúteos, aductores o recto del abdomen.
  • En esta posición, tratá de realizar una contracción activa de tu suelo pélvico (ejercicio de Kegel).
  • Respirá de manera natural al realizar las contracciones (sin aguantar la respiración).
Hacerlo en forma regular ayuda a incrementar la fuerza y resistencia de la musculatura del periné y evita o mejora los síntomas de la incontinencia urinaria. La prevención y el entrenamiento del piso pélvico nos deberían acompañar siempre; si tenés dudas, podés consultar a un fisioterapeuta especialista en el tema.
Experta consultada: Dra. María Emilia Alcoba. Uroginecóloga en la Universidad Austral y directora de Sens Medica. www.sensmedical.com

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