Por qué está bueno tomar sol

¡Al fin estamos en el mes de la primavera! ¡Qué alegría! Les juro que llenaría la página de flores, mariposas, corazones y muchos soles radiantes. Porque a mí me pasa que cuando el sol empieza a brillar con más calor, siento que florezco y se me va de a poco ese color de musgo marchito del invierno. Así que les propongo que este mes aprovechemos los múltiples beneficios que el astro rey trae para nuestro cuerpo, alma y corazón.

A pesar de los cuidados que hay que tener –especialmente en cuanto a horarios–, si tomás 20 minutos de sol por día, vas a experimentar cambios positivos:

Se activa la vitamina D: los rayos del sol potencian este nutriente de nuestro cuerpo, que es absolutamente necesario para la mineralización de los huesos y los dientes.

Nuestra piel se renueva: vas a notar como que renace, se colorea y se limpia del acné. Podés limpiarte la cara con la cáscara de una banana como si fuera una toallita de bebé, o si no, cuando te bañás, podés exfoliarla con miel (esa que tiene textura granulada) y luego pasarte un poco de aloe vera, que va equilibrándola entre la sequedad y la grasitud. También es excelente tener un cepillito de buenas cerdas y cepillarte la piel en seco para sacarte las células muertas.

Mejoran nuestras defensas: el sol aumenta los glóbulos blancos, así que vas a sentirte más protegida ante eventuales enfermedades.

Se reduce el colesterol y baja la presión arterial: el sol ayuda a metabolizar las grasas y dilata las arterias de la piel, lo que permite que la sangre circule mejor.

Aumenta el deseo sexual: y sí, nos ponemos un poco más cachondas, porque hay algo de cierto en eso de que durante las estaciones más cálidas aumenta ligeramente la testosterona, la hormona del deseo.

Ahuyenta la depresión: cuando hay sol, en nuestro cuerpo aumenta la producción de serotonina, que es un neurotransmisor relacionado con el bienestar y que influye sobre la temperatura corporal, el sueño –por eso también dormimos más y mejor– y la conducta sexual.

Tener la chance de ejercitarnos outdoors cuando hay solcito, para mí, es uno de los placeres más lindos. No importa lo que hagas: podés caminar, andar en bicicleta, hacer yoga, Pilates o acroyoga, bailar o lo que se te ocurra. Porque, además de beneficiarte con lo que el sol tiene para darte, también te oxigenás mejor y liberás más eficientemente las toxinas de tu cuerpo.

¡Así que no hay excusas! Llevate una mantita, agua, frutas y proponete hacer unos movimientos solares. Con amigas o sola, podés manotear alguna de tus OHLALÁ! que tengas archivadas y practicar alguna de las tantas rutinas que fuimos compartiendo en estos años.

¡A disfrutar de la primavera, chicas! •