Carta natal: cómo aprender a leer la interacción de los planetas

Los aspectos son contactos entre planetas o entre planetas y otros factores de la carta, como comienzos de casas (cúspides), asteroides o puntos matemáticos. Es decir que cuando hay una relación de cierta cantidad de grados, decimos que dos planetas están en aspecto, en una relación de mutua influencia. De ahí que a veces escuchemos que se habla de “bien aspectado” o “mal aspectado”.

Como en este artículo vamos a hablar de los aspectos mayores, la distancia entre ellos (llamada “orbe”) puede ser de hasta 8° en el caso de dos planetas y de 10° si están involucrados el Sol o la Luna (excepto en el caso del sextil, que se explicará cuando hablemos de él). Si estamos estudiando planetas con casas, contemplaremos 5° para las casas angulares (I, IV, VII y X) y 3° para las otras.

Veamos cuáles son estos contactos:

Hablan de energía de afinidad y fácil comprensión entre los factores involucrados, que cooperan entre sí.

También se los llama “aspectos de resistencia”. Hay algún tipo de contradicción o enfrentamiento entre las propuestas de cada uno de los planetas involucrados, pero muchas veces estas tensiones catalizan cambios, acciones o la búsqueda de una vía de resolución, que conlleva un crecimiento y un aprendizaje. Plantean ajustes necesarios en nuestras cartas natales para pulir nuestra personalidad.

La conjunción es un aspecto que se da cuando un planeta está cerca de otro, a 0°. Se dice que es un aspecto neutro, porque puede tener características armónicas o inarmónicas. Lo cierto es que los dos planetas involucrados funcionan como una unidad que cohesiona sus cualidades. Si hablamos de un planeta y la cúspide de una casa, hablamos de que ese planeta tiene una gran influencia sobre el área de vida que esa casa representa.

Se trata de los aspectos menores: por mencionar los más destacados, existen el semisextil, semicuadratura (aspectos de 30° y 45° respectivamente), sesquicuadratura (135°) y quincuncio (150°). Es recomendable llegar a una noción cabal de los aspectos mayores antes de considerar estos.

La Luna, por otro lado, está en oposición a Neptuno en Leo en casa I, el planeta del arte, la ilusión y la disolución de límites. Podemos pensar que su figura de estrella de cine, construida a medida, entraba en conflicto con su verdadera vida emocional, que reclamaba autenticidad, autonomía y una visión más global y abarcativa hacia el otro (Acuario, casa VII, aire) y menos centrada en la exclusiva expresión de sí misma (Leo, casa I, fuego). También en cuanto a la Luna, hace una cuadratura con Saturno en Escorpio en casa IV: las limitaciones, la carencia y la frialdad vividas en sus primeros años aparecen inesperadamente afectando su vida sentimental y marcando sus elecciones de pareja.

Aunque en este caso particular muchos aspectos estén dados dentro de figuras más grandes, vamos a concentrarnos en algunos de ellos para seguirlos como ejemplo de comprensión.

Podemos tomar la conjunción Sol-Mercurio en Géminis en casa X, que nos habla de su naturalidad para la comunicación, la adaptación y la movilidad y, además, de sus capacidades intelectuales. Se dice que era curiosa y brillante, una ávida lectora. Otra conjunción es Luna-Júpiter en Acuario en casa VII: sus necesidades emocionales, además de los temas acuarianos (como la libertad y el progresismo) involucran el aprendizaje y la expansión jupiterianas. También podemos interpretar este aspecto como que Júpiter magnifica lo lunar, y pensar en un mundo emocional vasto y rico. Al estar en casa VII, encuentra estas cuestiones satisfechas cuando está en pareja o en una relación con un par.

El Sol y la Luna están en trígono entre sí: se trata de dos signos de aire, hay concordancia entre lo que ese Sol propone como identidad y quiere conscientemente y lo que esa Luna necesita inconscientemente. Al alimentar uno, se alimenta el otro y se genera una dinámica de armonía.