
Una estilista de moda nos muestra su departamento de Colegiales a puro color e inspiración
La estilista de moda Natalia Señorales nos abrió las puertas de un hogar que inspira y que es puro color y diseño.
30 de marzo de 2025

Natalia Señorales junto a su hija Nina, en un depto a puro color y estilismo. - Créditos: Inés Auquer
Dicen que las casas hablan de sus dueños, y este depto en Colegiales transmite la esencia de Natalia Señorales, que es actriz y estilista de moda. La clave fue buscar bienestar puertas adentro, y Nati encontró la fórmula perfecta mediante el color. Cada rincón parece escenográfico y cada tono transmite una sensación.
Si bien, en un principio, la elección de la deco y su paleta fue inconsciente, hoy su uso es intencional: “Así como la ropa me ayuda a definir o cambiar mi estado de ánimo, los colores de mi casa también”, explica.

El comedor tiene un mix de sillas nuevas y antiguas y alfombras de segunda mano. la estrella: su amada biblioteca. - Créditos: Inés Auquer
La primera vez que entró al depto, se enamoró de su luz y espacialidad, aunque cuenta que necesitó de mucha pintura blanca y estilismo para convertirse en el lugar que es hoy: una casa que las abriga a ella y a su hija, Nina.
“¡Es nuestra Rulomanshon!”, se ríe, por ser refugio de esta dupla de rulos. El naranja se repite en su cabeza y en varios spots, por ser una tonalidad que atrae buena energía y alegría.
Como una puesta en escena

En el living sillón y almohadones (@pana_deco), composición de prints y serigrafías que Nati hizo enmarcar (@tiendagrosso). la obra es de Santiago Paredes (@santiago_._p). - Créditos: Inés Auquer
Así son los rincones de la casa de Nati, seguramente porque se siente cómoda entre mundos escenográficos. Ella piensa los espacios, los imagina, navega por las redes en busca de perlitas y crea ambientes, donde el color es el verdadero protagonista. Y es que sabe, porque lo siente, que los colores pueden inspirar de modos diferentes.
Al depto lo armó muy rápido: “Soy totalmente ansiosa –confiesa–: el día uno, con la ayuda de grandes amigas, ya estaba listo”. De todas formas, le divierten los cambios: mover muebles de lugar, restaurar objetos, descubrir nuevas sensaciones y sentir la dopamina del color, esa que estimula mente y emociones.

El silloncito vintage naranja lo compró online y le pidió a su tapicera que lo restaurara fiel al original. Después, sumó la mesita de acrílico y la lámpara. - Créditos: Inés Auquer
Nati es muy fan de la moda circular y de los objetos con historias detrás, como la lámpara de pie del comedor que ella misma lijó y cromó, “No tengo apego hacia las prendas, pero sí hacia los objetos. Se rompe un florero y lloro”, se ríe.
Este sector lo usan mucho con su hija. El planazo juntas: proyector, pelis y sillón que se convierte en cama doble.

Cada rincón habla de Nati: libros de moda, lámpara (@pana_deco), floreros a tono (@eugeniafernandezmele y @floreriamorabito), y alfombra (@lachicadelasalfombras). - Créditos: Inés Auquer
Una cocina de muñecas

Todo es fotografiable: individuales de colores (@francaartsandcrafts), cerámicas pastel (@fridaceramica), vajilla rosa (@themarketpatagonia).artesanal (mancha_handmade). - Créditos: Inés Auquer
Así se perciben los rincones de este espacio, que remite a la infancia, ya que invita al juego entre los objetos y el color. Nati cree que la colorimetría, un poco, limita. Por eso, siempre se anima a más: en este caso, optó por individuales multicolor y la convivencia del rosa con el colorado, una combinación que suele ser temida.
Cuando prepara el desayuno o un brunch, en las mañanas tardías, Nina se acerca con su guitarra y rasguea experiencias. Y es que esos momentos cotidianos son los que durarán para siempre. “Ella cocina mejor que yo”, confiesa Nati. Los ñoquis del 29 son un clásico de la casa: reciben a sus amigos y Nina prepara las salsas más ricas para todos –de fondo suena Charly, de quien ambas son fans–.
Como dato extra: Nati sumó una silla de hierro de su balcón anterior, que pintó y vistió con almohadones de colores y geometrías para darle una nueva vida y más comodidad. “Para nosotras, esta cocina es muy especial”, resume.

La cocina de la casa de natu señorales es una hermosura de color y diseño. - Créditos: Inés Auquer
Su mundo interior

Nati Señorales en su habitación en su casa de Colegiales. - Créditos: Inés Auquer
El dormitorio también habla de ella. Tiene muebles de segunda mano, un perchero que pintó de verde, un espejo protagonista, estampas y color: el rosa crea un ambiente cálido y el azul genera calma para bajar un cambio y mejorar la calidad del sueño. Allí Nati descansa, se pierde entre sus libros favoritos –en una gran lectora– y trabaja con sus estilismos de moda. “La no rutina es mi rutina”, dice, porque sus días son todos distintos.
Cuando está sola en casa, lee, mira pelis o abre un vino y pone la música “al mango” para bailar, con luces de colores incluidas. Y es que su refugio personal tiene buena energía y ella, un gran mundo interior: “Priorizo y disfruto mucho mis momentos de soledad”, comparte. En cuanto a la moda, dice ser militante de la ropa circular y amante de los zapatos de colores con taco. Por las noches, Nati cubre el espejo con una sábana para poder descansar bien. Lo cuenta, dice, “para tranquilidad de los fengshuistas”.

En el cuarto: acolchado y almohadones (@felpa.home), alfombra (@lachicadelasalfombras) y pantuflas (@mancha_handmade). - Créditos: Inés Auquer
El mundo de Nina

Su hija, Nina, en su espacio personal. “Además de tocar la guitarra –cuenta su mamá–, toca el teclado”. A ella le encanta la música. - Créditos: Inés Auquer
“En su cuarto no tuve tanto voto. Su espacio es muy de ella”, aclara Nati, quien solo le armó un escritorio con la mesa del balcón del depto anterior, que pintó de negro, “pues, adolescente”. El resto lo eligió ella. Y es que a Nina le encanta recorrer ferias con sus amigos para descubrir tesoros de otros tiempos que después exhibe en su estantería de madera: desde una cámara analógica hasta juguetes vintage.
“Ella tiene una personalidad muy marcada, incluso con la música: es muy fan de Charly, Spinetta y los Beatles. ¡Hasta yo escucho música más moderna!”, dice su mamá. En esta página, además, el radiador del cuarto de Nati, que ella misma pintó: “Cuando nos mudamos, los radiadores estaban muy feos”, así que, inspirada en una película nórdica, decidió pintarlos: algunos plateados y otros en color pastel.
Después, sumó verde natural: “Las plantas, para mí, son muy importantes”, asegura. El resultado le encantó.
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