La dramática película que muestra la brecha en la educación sexual entre hombres y mujeres

La premisa es simple y, en principio, bastante conocida: tres adolescentes británicas deciden hacer un viaje vacacional para celebrar el final de los exámenes. Las playas y las discotecas de Malia, en la isla griega de Creta, es el destino que eligen para experimentar todos los rituales iniciáticos, en medio de lo que debería ser el mejor verano de sus vidas. Tara (Mia McKenna-Bruce), cohibida por seguir siendo virgen, se encuentra en un territorio totalmente desconocido, y una noche de fiesta la pone en dos situaciones peligrosas con Paddy (Samuel Bottomley), uno de los chicos del grupo que se aloja en el departamento de al lado.

La historia de Walker no pretende ser aleccionadora, sino todo lo contrario. Según sus propias palabras, la idea surgió de un “recuerdo formativo” de su adolescencia: “Empecé a escribir desde ese punto. Pasamos un tiempo en Malia investigando. Realmente intentamos involucrarnos con la vida real y lo que estaba pasando. Y luego hicimos algunos talleres donde hablamos con jóvenes de 16 años y su concepto de consentimiento; fue bastante extraño lo que surgió de todo eso”.

“Para mí, todas las mujeres que conozco han sido agredidas sexualmente y no todos los hombres que conozco afirmarían haber tenido esa experiencia o haber sido agresores. Por eso creo que hay una brecha real en lo que la gente entiende como agresión”, cuenta la guionista y directora, esperando que el éxito de su pequeña película abra la conversación sobre estos temas –además de la toxicidad en la amistad femenina y la presión de grupo– que ya forman parte del plan de estudios de las escuelas secundarias de Inglaterra.

Manning Walker y su premiada ópera prima intentan capturar los momentos de despreocupación, más ligeros, asociados con los ritos de iniciación, las salidas con amigos, el beber y las discotecas. “Diseñamos la película en dos partes. La primera mitad pretende ser como estas divertidas vacaciones de chicas, escapismo, luminosas y aireadas. Y luego está la segunda mitad donde el estilo de la cámara cambia, así como la intensidad de las actuaciones”, comenta la realizadora. Los momentos de despreocupación se ven rápidamente atenuados por una tensión creciente que va en aumento a lo largo de la historia: “La película tiene algunos cambios de tono poderosos, una alteración entre la luz y la oscuridad, la diversión y el miedo, la alegría pura y la desesperación intensa”.

Cómo tener sexo llega este jueves 9 de noviembre a algunas salas de cine, y pronto se podrá ver en el catálogo de MUBI.