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La generación Z rechaza las escenas de sexo en la televisión: ¿cuánto de cierto hay en esto?

¿El sexo y la desnudez siguen siendo relevantes a la hora de contar una historia en la pantalla? Los más jóvenes creen que no.


¿Por qué la generación Z rechaza el sexo en la pantalla chica?

¿Por qué la generación Z rechaza el sexo en la pantalla chica? - Créditos: Gentileza de Lionsgate+.



El sexo y los desnudos en las pantallas –tanto en el cine como en la TV– siempre estuvieron reservados para las producciones 100% adultas, las calificaciones para mayores de 16 años, el horario de protección al menor  y, desde mediados de la de la década del noventa, para los canales premium como HBO: pioneros al momento de explorar todo tipo de temas y contenidos, sin miedo a la censura que pueden enfrentar las cadenas de aire, muchas veces, presionadas por los auspiciantes.

Sin estos ‘grilletes económicos’ y con un sello más autoral, las realizaciones de HBO y otros canales por suscripción se sumergieron de lleno en los tópicos más controvertidos, la violencia gráfica, las drogas, los conflictos raciales y culturales y el contenido sexual; una marca registrada que los alejó, más y más, de las pacatas propuestas de las cadenas comerciales. Así, en pleno auge de la tercera Era Dorada de la TV, la transgresión se convirtió en norma y en sello de calidad para la pantalla chica, mientras el cine cerraba sus puertas a los thrillers eróticos que tantos beneficios le habían dado a la taquilla durante las décadas del ochenta y noventa.

Muchos se preguntan por qué ya no se hacen películas como Atracción fatal o Bajos instintos. La respuesta más simple: porque el público ya no paga para verlas en las salas de cine. Los canales premium y la proliferación de las plataformas de streamig jugaron un papel fundamental en el cambio de hábitos de los espectadores, relegando a muchos géneros a la comodidad del living de sus casas. Factores culturales y económicos de por medio, las salas se transformaron en anfitrionas de grandes eventos cinematográficos, donde las franquicias y el gran espectáculo arrasaron con todo lo demás, sin dejar mucho lugar para los títulos destinados a un público más adulto (léase +25), como las comedias románticas, los dramas de época y esas historias subidas de tono que hoy solo encuentran visibilidad entre los destacados del algoritmo.

 

La democratización de la sexualidad

Game of Thrones, una de esas series que abusó de su contenido sexual.

Game of Thrones, una de esas series que abusó de su contenido sexual. - Créditos: HBO

HBO siempre fue la punta de lanza y el modelo a seguir en cuanto a ‘televisión de calidad’, aunque muchas veces la transgresión no encuentra una verdadera justificación y se convierte en un cliché recurrente sin construcción narrativa. Series como Game of Thrones y, más acá en el tiempo, The Idol se vanagloriaron en sus desnudos y escenas sexuales rozando lo sórdido, abriendo el debate de si sigue siendo necesario el sexo en la pantalla.

Amor, lujuria, contacto, vulnerabilidad. El sexo es sinónimo de un momento privado entre dos (o más) personas y depende de cada realizador –y la historia que quiere contar– cómo lo encara delante de las cámaras. La ejecución y producción detrás de  estas escenas fue cambiando significativamente en los últimos años, así como la percepción de las generaciones más jóvenes, con una actitud mucho más crítica y diversa ante estos momentos de la ficción.

Movimientos como el #MeToo y Time's Up influyeron para crear un cambio revolucionario en la industria después de las denuncias a Harvey Weinstein y otras experiencias traumáticas vividas por las actrices y actores en los sets. Para garantizar la seguridad y comodidad de los intérpretes y el equipo técnico durante los rodajes, surgió la figura del coordinador de intimidad: profesionales que acompañan cada paso del proceso –desde la lectura del guion hasta la filmación–, coreografiando las escenas sexuales, suministrando herramientas para proteger el pudor de los involucrados, asegurando su consentimiento y evitando que se sobrepasen ciertos límites.

Para muchas estrellas veteranas, el coordinador de intimidad es una medida exagerada y un tanto ridícula, pero la mayoría de los intérpretes (sobre todo, femeninos) asegura sentirse más cuidado cuando llega el momento de exponerse delante de las cámaras y el resto de sus colegas. Este cambio en las prácticas de la industria del entretenimiento va de la mano de una transformación cultural que busca romper con viejos estereotipos, donde la violencia y el enfoque misógino de las escenas eróticas de décadas atrás también se ponen bajo la lupa y se ‘cancelan’ según los parámetros de la generación Z.

Nos pueden gustar o no, pero todo debe ser analizado en su contexto y su intención narrativa. Así como la relectura histórica de clásicos como Lo que el viento se llevó es bienvenida para abrir la conversación sobre el racismo y la representación en la década de 1940, muchas escenas de sexo merecen cierta consideración antes de rechazarse por completo tras pasarlas por el filtro de la sensibilidad woke.

Una generación que rechaza el sexo en las pantallas

El romance según Retrato de una mujer en llamas.

El romance según Retrato de una mujer en llamas. - Créditos: Zeta Films

Por segundo año consecutivo, el Center for Scholars & Storytellers de la Universidad de California llevó adelante su estudio Teens and Screens, una encuesta que busca examinar las perspectivas de los adolescentes a través del contenido que consumen en entretenimiento y redes sociales: 1.500 personas encuestadas, entre 10 y 24 años, sobre qué temas les gustaría ver y qué medios les resultan más auténticos. A grandes rasgos, el informe concluyó que los adolescentes y los jóvenes adultos “no están interesados ​​en el romance y el sexo que presentan las tramas de la mayoría de películas y programas de televisión, pero sí en contenidos sobre amistades y relaciones platónicas”.

Para estos jovencitos, el sexo es demasiado prominente en los medios, se abusa del romance y prefieren ver personajes no románticos y asexuados. En pocas palabras, quieren ver historias diferentes y variadas que reflejen todo el abanico de relaciones posibles. Respuestas que van de la mano con otros estudios recientes que afirman que los adolescentes tienen menos relaciones sexuales que sus padres a su misma edad y muchos prefieren permanecer solteros. ¿Se acabó el amor?

La generación Z rechaza todos los tropos románticos de la pantalla. El amor como requisito para ser feliz, protagonistas masculinos y femeninos que deben terminar juntos románticamente y los triángulos amorosos se acomodan al tope de la lista de los estereotipos narrativos más odiados por estos espectadores brutalmente honestos que quieren ‘autenticidad’ y verse representados, en vez de disfrutar de las fantasías de otros. Una conclusión que, en parte, se ¿contradice? al descubrir que las propuestas –más auténticas– elegidas por los encuestados son el canal de YouTube de MrBeast, Stranger Things, Heartstopper, Barbie y The Summer I Turned Pretty.

El trauma de un ataque sexual, la violencia contra las mujeres, la actitud machista y la naturaleza voyerista e intrusiva de muchas escenas sexuales son un gran NO para esta generación sensible, cuyos repudios tiene muchos puntos a favor y, en última instancia, esas ideas más saludables sobre sí mismos y las conexiones entre seres humanos ya se ven reflejados en propuestas como Normal People, Retrato de una mujer en llamas o Sex Education.

En la variedad está el gusto

Sex Education, una historia a medida de los gustos de la generación Z.

Sex Education, una historia a medida de los gustos de la generación Z.  - Créditos: Netflix

Las experiencias personales y el contexto sociocultural son algunos de los factores que marcan los gustos y elecciones de los espectadores, sean jóvenes o adultos. El contenido ‘delicado’ siempre estuvo destinado a un público mayor y más maduro, aunque la conversación sobre sexo poco a poco se fue filtrando en propuestas para adolescentes, a veces, con más delicadeza y atino que en otras (te estamos mirando a vos 13 Reasons Why).

La urgencia por crear contenido constante en un escenario donde la oferta parece infinita y la competitividad entre canales de cable, emisoras de aire y plataformas de streaming busca captar la atención de nuevos espectadores, tal vez, TAL VEZ, el sexo y la desnudez en la pantalla se tornaron un tanto triviales y excesivos, perdiendo el norte de lo que aportan al momento de definir la naturaleza de los personajes o las tramas de la historia que se quiere contar, en favor del espectáculo y la controversia.

La mirada crítica de las nuevas generaciones, no siempre acertada y muchas veces desmedida, puede ayudar a encontrar ese punto intermedio, donde la diversidad que exigen los más jóvenes tenga su lugar, pero no influencie las decisiones artísticas de los realizadores. También podemos elegir no mirar aquello que nos afecta y entender que no todos los títulos están hechos para nosotros. ¿Lo mejor? Disfrutar y abrir el debate si la serie o la película lo ameritan.

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