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Babygirl: la película protagonizada por Nicole Kidman que es una lección de sexo en versión actualizada

La película que protagoniza Nicole Kidman, "Babygirl", es un thriller erótico que arroja muchos indicios sobre las nuevas formas de la vida sexual.


La CEO madura y el joven becario viven una tórrida historia sexual,

La CEO madura y el joven becario viven una tórrida historia sexual, - Créditos: Gentileza



Es la clásica película pochoclera de tinte erótico que cumple con su promesa; "Babygirl" entretiene y enciende al público. Tiene todo para ser taquillera: una actriz famosa (Nicole Kidman), un nuevo galán joven (Harry Dickinson), mansiones y vestidos despampanantes, sexo y poder. Pero hay algo más.

Alerta spoiler: si no viste la película y querés verla, te aconsejamos leer esta nota después.

La mujer poderosa en la vida pública -profesional y familiar- secretamente desea con ansias ser sometida sexualmente. Hasta que se encuentra con la posibilidad de experimentarlo.

Si bien tiene claro que no le gusta obedecer contra su voluntad, estalla del placer cuando fracasa en el intento de resistirse, acata y cae en las manos de su joven amante como una presa indefensa (¿lo es en realidad?).

Romy, enamorada de su marido, no logra llegar al orgasmo con él. Con su amante sí.

Romy, enamorada de su marido, no logra llegar al orgasmo con él. Con su amante sí. - Créditos: Gentileza

Hay escenas que quedan dando vueltas en la cabeza: ella gozando como una perra (literalmente), él bailando poseído -“Father Figure” de George Michael- tremendamente sensual, la respiración entrecortada por estar corriendo un riesgo, por rozar los límites, por arriesgarlo todo, por enloquecer de disfrute. Hay porno y fetichismo.

El efecto logra su objetivo. Pero también "Babygirl" propone, con sus planteos, repensar algunas cosas.

La película resulta innovadora y muy pedagógica al mostrar en primer plano aspectos de la intimidad actual, cuando el consentimiento -como llave obligada- y la perspectiva feminista cambiaron las reglas del juego.

Que la guionista y directora sea mujer (la neerlandesa Halina Reijn), que la actriz protagónica sea una estrella de Hollywood que viene pisando fuerte en la reivindicación de las mujeres en el cine y que "Babygirl" se postule como la versión actualizada del género que en los años 90 causaba sensación (basta recordar “Atracción fatal”, “9 semanas y media” y “Bajos instintos”) son pilares en los que se apoya el resultado que no es casual, sino producto de decisiones de guion y enfoque.

DE QUÉ HABLA Y QUÉ DICE

La relación desigual y el abuso

​​​​​​En la historia, Sam es un principiante en su carrera, mientras que Romy está en la cima. El juego de seducción entre la mentora y su becario se sustenta en una relación desigual que incurre en abuso. Sin embargo, "Babygirl" no pone en tela de juicio a sus protagonistas, evita juzgar los deseos y comportamientos.

Cuando aparece la idea de abuso de autoridad, lo hace desde el “deber ser”: a partir del reproche de un marido engañado o de una empleada extorsionadora. No desde las causas o consecuencias que impulsan a los involucrados en la relación.

En cuanto a la tendencia de la protagonista a buscar satisfacción en un vínculo de tenor perverso -en el que ninguno sale lastimado, es importante aclarar-, ella es la única que se condena y también lo hace desde “la norma”: “Me gustaría ser normal”, dice.

Repartición de roles y flexibilidad

En esta historia los géneros fluyen y cambian las posiciones estancas que solían estructurarse: la infiel es la mujer, la exitosa es ella, la diferencia de edad es grande e invertida con respecto a lo tradicional (Nicole Kidman tiene 57 años, Harry Dickinson 28), la hija de la protagonista tiene novias.

Ahí -en el uso del plural, no del femenino- aparece otro tema de flexibilidad: si bien el matrimonio de Romy con Jacob (Antonio Banderas) no es una pareja abierta, la que sostiene con su joven amante para él claramente sí y por definición.

El joven lo da por obvio, por eso lleva una compañera a la casa de ella sin dar mucha explicación y no admite reproches al respecto.

En los encuentros sexuales, Sam es quien conduce aunque en realidad lo que manda es el deseo de Romy.

En los encuentros sexuales, Sam es quien conduce aunque en realidad lo que manda es el deseo de Romy. - Créditos: Gentileza

El sometimiento

Quién tiene el control en este vínculo es la pregunta clave y muy rápidamente queda respondida.

Sin embargo, recién después aparece realmente “el tema”: cuando el marido de ella increpa al amante e indaga sobre qué hicieron juntos, acusándolos de replicar lógicas machistas de sometimiento de la mujer al hombre. Es ahí cuando Sam lo niega, le explica que no está entendiendo nada: dice que ya no es así.

“Ya”: no es lo que era antes.

Y es que ahí se revela realmente que la conducta de él responde al deseo de ella. Algo de lo que ya habíamos tenido pistas cuando Romy, desesperada de celos porque Sam sale con su joven colaboradora, le pregunta si se comporta igual que con ella: “No, Esme necesita otra cosa”, dice y además le aclara que a él le gustan las dos versiones, muy distintas, que tanto la chica y como su amante mayor convocan en él.

Es decir, el quién controla a quién y cómo forma parte de un juego compartido y queda acentuado, todavía más, en el consentimiento mutuo. 

El consentimiento

“Es muy confuso”, repiten en varios intercambios durante este vínculo que recorre los bordes. En algunas oportunidades, Sam le pide consentimiento a Romy. Lo hace sin salirse de su personaje, con mucha destreza para evitar romper el hechizo.

Es que ahí se enmaraña una paradoja: ella no debe admitir que eso que hace es lo que quiere hacer, para seguir haciendo lo que supuestamente no quiere… y le encanta.

La sutileza de esos diálogos (uno en una discusión en el auto y otro en una sala de reuniones con ella sentada sobre la mesa) introduce una forma posible de intercambio que surge en los últimos años como condición: el consentimiento, una práctica impensable en las generaciones anteriores, cuando el acoso y el abuso no estaban visibilizados como tales, de manera que tampoco se prevenían con herramientas como esta.

Que sea un claro caso de abuso de autoridad es algo que aparece a través del entorno y no surge de los integrantes de esta pareja.

Que sea un claro caso de abuso de autoridad es algo que aparece a través del entorno y no surge de los integrantes de esta pareja. - Créditos: Gentileza

La espectacularidad del sexo

​​​​​​En "Babygirl" hay muchísimas escenas de sexo que son de lo más sugestivas. La manera de mostrarlo, en algunas, esquiva el glamour habitual del estereotipo. Romy no es todo el tiempo una bomba sexy. Hay situaciones y enfoques que son decisiones cinematográficas que, sin caer en el lugar común, mantienen bien alto el voltaje.

Es interesante el dato de que convocaron a un "coreógrafo de intimidad”; así como hay coordinadores para escenas violentas, en este caso se aplicó el mismo concepto para darle seguridad al sexo y diseñar milímetro a milímetro eso que se quería generar.

VERSIÓN RENOVADA

Así, la narrativa de “Babygirl” da su versión del sexo en los tiempos contemporáneos: un campo en el que la desigualdad no es una cuestión de género, en el que aun los deseos “menos normales” tienen chance de ser en un marco de seguridad y respeto, donde el consentimiento es ineludible, en el que la mujer no está “al servicio” del varón por default, una versión sin las clásicas posturas -y posiciones- estereotipadas, donde la infidelidad es un tema conversable y reparable.

La película enfoca un sexo sin los gestos que repetía una y otra vez el cine antes de que comenzara la transformación de paradigma que estamos atravesando y de la que esta película da algunos indicios. Es una historia que muestra cómo cambiaron algunas reglas esenciales mientras el juego sigue...  

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Carola Birgin

Carola Birgin Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UBA, ejerce el periodismo desde 1997 y trabaja en LN desde 2009. Fue Secretaria de Redacción de la revista OHLALÁ!, Editora del Suplemento Moda Belleza y hoy es editora digital del grupo de revistas.


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