Quién es Cami, la cantante chilena con 2 millones de seguidores en Instagram que revoluciona la música actual
Camila Anastasia Gallardo Montalva, más conocida como Cami, es una cantante chile que -después de salir en el segundo lugar de The Voice Chile- lanzó su carrera como solista. Hoy, con más de 2 millones de seguidores en Instagram, busca romper con algunos de los estereotipos más arraigados de nuestra sociedad.
18 de febrero de 2024
Cami es una cantante chilena que busca romper con los estereotipos en la música. - Créditos: Gentileza de Prensa.
“El artista tiene que ser el riesgo en vida”, dijo Cami tras presentar Los Amantes Vol. 1, la primera entrega de su álbum Anna. La cantautora chilena de 27 años abrazó la noción de la identidad como algo fluctuante e incursionó en la electrónica. ¿El resultado? 5 canciones profundas y personales que surgieron tras dos meses de trabajo en el sur de Chile, rodeada de naturaleza y estímulos.
En una cruzada personal contra la homogeneidad del mercado, la artista decidió explorar una nueva identidad musical que acompañara sus procesos internos, que no respondiera a algoritmos o buscara satisfacer estadísticas frías. Reconoció la ansiedad y la incertidumbre que puede generar hacer algo distinto a lo mainstream, pero se mostró convencida de su proyecto: “Soy muy crédula de lo que estoy haciendo”, nos confesó.
¿Qué queda de esa Cami que participó en The Voice Chile? ¿De esa chica que aún no era conocida y subió un cover de Gracias a la vida de Violeta Parra? ¿De la que cantaba folklore? ¿Qué hay detrás de esa cuenta de Instagram con 2 millones de seguidores? La libertad de animarse a ser, el miedo que acompaña los riesgos, la presión de la industria, el vínculo de la naturaleza y la electrónica, sus crisis de ansiedad, su apuesta por el consumo del arte profundo y de larga duración: conocé quién es Cami en esta charla exclusiva para OHLALÁ!.
La propuesta de Anna es una nueva era, ¿por qué impulsaste este cambio de identidad a nivel musical?
Impulsé el cambio, claro. La identidad es como una planta o como un árbol, no siempre va a tener el mismo crecimiento de raíz hacia el mismo lugar, va a tener un montón de movimientos y juegos. El cambio es parte del crecimiento natural de las cosas. Generalmente tendemos a encasillar a los artistas, no los dejamos salir de ahí porque es lo que reconocemos. No nos requiere más cuestionamiento. Yo estoy en una cruzada un poco distinta, creo que estoy siendo mi mejor aliada a la hora de tomar este tipo de decisiones.
¿Son decisiones de cambio a nivel consciente o tiene más que ver con acompañar tu proceso de transformación orgánico?
Claro, no son decisiones, es el curso natural del espacio creativo en el que está mi cabeza. No lo veo como algo que haya sido de un día para el otro. Hace años venía con ganas de dar este salto, es una evolución natural. Pensaba en esa frase de tu canción Ganadora que dice “Ya no soy quien fui ayer”.
¿Te queda algo de esa Cami “pasada”, de esa que participó en The Voice Chile, algo de la que subió ese cover de Gracias a la vida de Violeta Parra antes de hacerse conocida?
Lo de antes es la historia que produce, en efecto, lo que soy hoy. No es que deje de ser, sino que la construcción de lo que fui antes me llevó a lo que soy hoy. No reniego de lo de antes, busco enaltecerlo tomando una decisión desde la libertad. Los procesos tienen un momento de recambio. La identidad es una energía que fluctúa en el pasar del tiempo, no es una estructura inmóvil, se alimenta y se empapa de vivencias, de tiempo, de estímulos, de catarsis, de penas, de alegrías, de un montón de cosas.
¿Y te llevás bien con esa identidad en constante movimiento?
Estoy intentando romper el concepto de identidad. La identidad también es cortarte y tener que actuar frente a algo como “eso que sos”. Quizás es mejor no ponerte la etiqueta en la frente y dejar que la vida te vaya guiando, te vaya llamando y ser. Hoy me considero una trabajadora de la música. Trabajo para la música y a favor de la música. Todo lo que creo, todo mi legado artístico está de la mano con cómo interpreto mis sensibilidades, qué voy conociendo de mí misma.
Tu canción Ganadora en algún punto tiene que ver con eso: con la libertad de ser, de entender que son todos aciertos, no hay fallos. Hay algo de permitirte ser.
Ganadora es eso. De hecho viene de una frase de Cerati que dice: “Siempre es hoy”. Es una de mis canciones favoritas. Hoy gano todos los días por el hecho de estar aquí presente, viva y respirando. Para mí ya eso es ganar, especialmente cuando estamos enfrentándonos a una era artística y creativa tan viciada, con tan poco margen de valentía. Hoy ser valiente es un riesgo. Lo mejor es hacer lo que hay que hacer para ser reconocido por el algoritmo. Tengo 27 años; a los 27 todos los artistas que yo admiro de la generación pasada eran putos rockstars... y yo estoy enfrentando un momento de la de la música un poco viciada y hasta medio cobarde a veces porque nos da miedo el algoritmo y que al final nuestro éxito se vea solamente enaltecido por números.
Son tiempos de challenges virales en TikTok, de canciones que se reducen a recortes de 20 segundos, de una industria llena de exigencias. ¿Te condiciona el mercado o las redes sociales a la hora de componer?
Si lo pensamos me da pena, pero no me influye en lo que yo hago porque soy muy crédula de lo que estoy haciendo. Me entristece muchísimo porque al reducir tanto se aniquila el relato de una canción. Lo que a mí me duele es cuando veo a colegas que están haciendo música para la fama, creo que es tan peligroso para el oyente... porque al final los artistas somos educadores creativos de alguna otra forma. Y no me refiero a la temática, me refiero a cómo hablamos del tema que sea. Veo colegas muy maquiavélicamente presentando sus proyectos desde un lugar súper homogéneo sin salirse mucho del marco, cosa de entrar dentro del algoritmo y dentro del scroll de lo popular y ahí creo que le hacen un tremendo daño a todos. Esa corriente se va solidificando y deja de ser un género musical y pasamos a ser trabajadores de un algoritmo. Me duele esto de jactarnos constantemente de los números. No me imagino a un artista visual diciendo: “Mi obra se vendió en 40 millones de dólares”. Me duele cuando la música está solo direccionada a ese espacio tan transaccional, tan frívolo. Es triste. Es maleducar a la gente. Estamos enseñándole al mundo que la música latina es solo el género urbano. No tengo nada contra el género urbano, pero el catálogo latino musical es tan amplio... Es momento de cuestionarnos. Con todo lo que pasó con TikTok y el UMG hace un par de semanas creo que la gente sí se está dando cuenta, pero creo que es labor de los artistas también.
Para acompañar este volumen 1 de Anna hiciste una propuesta audiovisual interesante: un gran videoclip de 20 minutos que va pasando por los diferentes climas, en vez de 5 clips distintos. Hay una invitación a ir en contra del consumo rápido y poco profundo.
Lo que hice con Anna fue primero plantear una base e ir construyendo una propuesta en bloque. Fue atrevernos a hacer cosas de larga duración, permitirle a la gente sentarse a mirar una obra artística, escucharla, proyectarse en lo que uno está consumiendo, que no sea automático. La idea es que el oyente también venga con una intención detrás de la escucha. La música es un un pin en la historia de la gente, en la historia de la humanidad. Uno puede enmarcar el contexto socioeconómico cultural de una época con la música. ¿Qué va a pasar con lo que estamos viviendo ahora? ¿Qué pasó desde 2020 en adelante con la música latina? ¿Qué decía la música de lo que estaba pasando en ese contexto? No estoy diciendo que toda nuestra música tiene que tener un discurso político, pero como artistas tenemos que tener un compromiso social.
Cami se presentará en 3 ciudades argentina. - Créditos: Gentileza de Prensa.
¿Cómo hiciste para poder correrte del camino de lo mainstream, para enfrentarte a ese riesgo?
Lo que yo hago es tremendamente riesgoso. Parte del proceso fue enfrentarme a la gente que me dijo que no, que intentaron tatuar en mí miedos que no me pertenecen. Eso fue lo más difícil, tener que sentarme en reuniones y convencer a todo el mundo de mi proyecto. El éxito hoy está muy medido por la seguridad que te dan los proyectos, pero el artista tiene que ser el riesgo en vida. Somos el riesgo. El artista es aquel que encarna el riesgo, si no somos eso... no sé, dediquémonos a vender zapatillas.
Pero ese riesgo también puede traer mucha incertidumbre. Hace algunos años blanqueaste que sufrís ansiedad desde chica, es muy valioso que puedas hablar de ese lado B desde un lugar cuidado. ¿Cómo estás hoy con la ansiedad?
Antes de ayer tuve una crisis de pánico, una crisis ansiosa. Estoy con mucho estrés, hay muchas cosas pasando en mi carrera y eso también conlleva que mi salud física se vea comprometida, pero no voy a subir una historia a Instagram ni hacer un vivo en ese momento. Creo que tampoco es por ahí. No lo voy a romantizar. Veo que hay gente que está romantizando el uso de pastillas antidepresivas, un poco como que se burlan, las ponen ahí como si fuese... Es un poco de circo a veces lo que estamos viviendo. Hay que encontrar el lenguaje correcto, ser prudentes. Ser respetuosos con nuestro espacio emocional porque las redes sociales también son súper agresivas y no sé si quiero compartir ese lado tan vulnerable con todo el mundo. Mi vulnerabilidad va a estar en mi música. He tenido depresión ansiosa: es complicado ser artista, es complicado ser mujer siendo artista, más todavía en esta época donde todos los comentarios te llegan y todos tienen verdades absolutas. A la gente le encanta opinar de tu físico, de tu pelo, de lo que haces, de lo que dices, de lo que no, entonces estamos condicionados dentro de esta democratización de las redes sociales.
Grabaste este EP en la naturaleza, al sur de Chile. Me interesa ese tridente: ¿cómo se conectan la electrónica, la naturaleza y tu pulso creativo?
Creo que la electrónica y el folklore tienen un denominador, el sentido ritualístico, la repetición. La música y la naturaleza son muy parecidas porque siguen patrones. Se genera un mantra. Esos dos meses fui aprendiz: observar, escuchar en silencio por ejemplo cómo cantan los pájaros y se percibe a kilómetros de distancia. Las imágenes también hablan, son sonidos, son vibración a color. En inglés hay una palabra: surrender, que es como rendirse, estar dispuesto, someterse al aprendizaje sin esperar nada a cambio. Eso fue lo mejor de ese viaje: pude entregarme a lo que estaba ahí en frente mío. Como artistas necesitamos estímulos. Sin los estímulos hay poco margen de crecimiento. Tenemos que seguir estudiando, tenemos que seguir nutriéndonos, rodearnos de cosas que generen curiosidad. Eso es algo que aprendí con este proceso y que no quiero nunca dejar de lado: el ser aprendiz, el ser trabajadora de un bien mayor.
¿Cuál es la frase de algunas de las canciones de este EP que más te identifica?
Me gusta mucho la frase de Tócame que dice: “La voz es el refugio de todo pensamiento, tus palabras son el hogar del consciente, ese es tu poder, la voz es el refugio”, porque estoy en un momento donde los refugios son escasos. A veces me siento muy a la deriva. La vida es muy visceral. Cuando uno verbaliza las cosas, uno le da un hogar. Las palabras son refugios pero también son un peligro cuando son mal utilizadas.
Y una última: ¿qué podemos esperar para la parte 2 de Anna?
Me estoy dando el espacio para poder crear sin repetirme. Dentro de poco vamos a lanzar un tema muy hermoso como single. Nada de lo que estoy sacando es forzado. Anna ha sido un tremendo espacio creativo para mí y me ha enseñado que puedo llevar proyectos al paralelo y que soy un artista multidisciplinaria. Puedo tener Anna y al paralelo puedo tener mi proyecto folklore y mi proyecto de música de meditación con cuencos. Si hay algo que quiero potenciar en mí justamente es eso: tener distintos brazos creativos y poder ser todo lo que quiera.
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En el marco de la gira Anna está alucinada, se presentará en tres ciudades de Argentina: en el Club Paraguay de Córdoba el 16 de abril, en la Sala de las Artes de Rosario el 17 de abril y en el C Complejo Art Media de CABA el 19 de abril.