Así se crearon los looks de la quinta temporada de The Crown
Hoy estrena la quinta temporada de The Crown y charlamos con los responsables de crear el vestuario.
9 de noviembre de 2022
thecrown-principal.png - Créditos: Netflix
Cuanto más avanza en el tiempo, The Crown deja de ser una mera pieza histórica para transformarse en algo más cercano y reconocible para la audiencia ya que, muchos de ellos, atestiguaron los icónicos momentos recreados por la serie a través de la televisión. Es que, al final de cuentas, la millonaria producción de Netflix concebida por Peter Morgan consolidó nuestra fascinación por la monarquía británica y los dramas de puertas adentro, además de despertar aún más la curiosidad por estos acontecimientos de época.
Los realizadores y los responsables de cada departamento son conscientes de la importancia de todos estos elementos que conforman la puesta en escena, y cuando introducimos la figura de la princesa de Gales en esta ecuación, el vestuario, los peinados y el maquillaje pasan a un primer plano, casi tan relevantes como los conflictos que se desarrollan en cada episodio.
La quinta temporada de The Crown nos transporta a la primera mitad de la década del noventa, cuando los problemas maritales de cada integrante de la familia real se ponen bajo la lupa y el escrutinio público de los tabloides. La monarquía parece algo del pasado, desconectada de la realidad de Gran Bretaña y sus habitantes, más interesados por los atuendos de Diana que por las obras de la reina Elizabeth II.
En este sentido, mucha de la responsabilidad recae sobre Amy Roberts (diseñadora de vestuario), Sidonie Roberts (diseñadora de vestuario asociada y compradora principal) y Cate Hall (diseñadora de peluquería y maquillaje), artífices de cada look que vemos en pantalla, simbolizando estos momentos tan cruciales que trascendieron la historia para pasar a formar parte de algo más grande: verdaderos hitos de la cultura popular.
Realidad y ficción: la atención al detalle y la autenticidad son algunos de los ejes para los diseñadores. - Créditos: Netflix
Una era melancólica
La nueva temporada de la serie trae cambios importantes para la trama y los encargados de llevarla adelante. La responsabilidad de reconstruir muchos acontecimientos a la perfección, pero también cierta libertad para jugar con esos momentos privados que nacen del guion y la ficcionalización. Esta nueva entrega también vuelve a hacer recambio actoral para acompañar el paso del tiempo y las, ahora, seis décadas que pesan sobre los hombros de la reina, encarnada por Imelda Staunton.
“En esta temprana vejez de la monarca los colores son más sólidos, bastante fuertes. Las telas son más pesadas y creo que nos vamos alejando de los patrones que usamos en las temporadas 3 y 4”, nos cuenta Amy Roberts, resaltando con cada prenda esta etapa marchita, otoñal y muy melancólica para los miembros más mayores de la realeza. “Estábamos muy interesados en encuadrar ese sentimiento en particular, de que a medida que envejecés tu familia crece, tus expectativas se van desvaneciendo y eso es algo duro de asimilar. Acá los matrimonios se derrumban, no más familias felices”.
La paleta de colores de The Crown es suntuosa y deliberada, es como una pintura. Amy Roberts y Martin Childs la pintan de esa manera. Ahora, para los momentos privados estamos haciendo algo ligeramente diferente, las cosas están coloreadas y jugamos con un aspecto más natural.
Cate Hall
Los años noventa hicieron mella en el estado anímico de la Reina pero, al mismo tiempo, convirtieron a Lady Di en un ícono de la moda y un emblema de la época. Para Sidonie Roberts esto tiene sus ventajas, ya que pudo recorrer diferentes mercados y distribuidores que proveyeron muchas de las prendas que aparecen en pantalla. “Es una época completamente accesible y podés echar mano a piezas inmaculadas”, asegura, aunque también depende mucho del guion. Por un lado, deben responder a las exigencias del vestuario en sus reconocidas apariciones públicas, atuendos recreados con detallismo que igual dejan un mínimo espacio para la imaginación. Pero no es necesario para esos momentos privados que no justifican tanto trabajo.
“Si aplicás la precisión en esos momentos públicos, entonces podés construir un espacio con más licencias creativas en esos instantes privados. Así creás una confianza con la audiencia”, continúa Sidonie. En esta temporada, la figura de Diana Spencer les facilitó las cosas, pero igual debieron confeccionar el 90% del vestuario para el resto de los personajes, cuyas formas y siluetas son muy diferentes. Si Diana es un símbolo fresco e indiscutido de los años noventa, para el resto solo se trata de una transición, de una madurez en los peinados y sus atuendos.
Siempre hay espacio en el guion de Peter Morgan para el viaje emocional de los personajes que uno puede guiar con las opciones de color, y eso hace de The Crown un proyecto tan gratificante.
Amy Roberts
Jonny Lee Miller, irreconocible en la piel de John Major. - Créditos: Netflix
Recambio en la monarquía
Cada reemplazo actoral de The Crown anticipa una nueva era y un reto para estas tres artistas que los reciben con brazos abiertos. “No diría que es un desafío, creo que es muy emocionante tener una persona nueva en el papel, actores que traen cosas increíbles, todos ellos. Es tan emocionante y gratificante. Creo que es genial que existan estos cambios tan distintivos en sus vidas”, cuenta Amy Roberts. “También es una posición única para este trabajo, en el sentido de que tenés muchas temporadas detrás, sentís una familiaridad y la comodidad que conlleva haber estado en un trabajo durante muchos años, pero luego tenés una revitalización, otra energía”, agrega Sidonie Roberts. Ambas entienden que deben desprenderse de los actores y actrices que los precedieron, tener una visión imparcial y concentrarse en el aquí y ahora.
Imelda Staunton (Elizabeth II), Lesley Manville (princesa Margaret) y Elizabeth Debicki (Diana) suman su propia personalidad y rasgos al conjunto. Las actrices no son las mismas, por supuesto, pero tampoco los personajes que interpretan en las diferentes etapas de su vida. En ambos casos, la tarea del equipo de maquillaje y vestuario se mantiene: “Tratamos de encontrar ese momento creíble, por lo que todo el tiempo trabajamos para ocultar el artificio [en mi caso] de las pelucas y todo lo que pueda llamar la atención sobre el hecho de que son postizos. No para hacer declaraciones audaces. Todo el tiempo encontrás una realidad muy humana en la imagen y también tratamos de incluir suficiente rasgos del actor”, comenta Hall.
Elizabeth Debicki no es la princesa Diana. Hay momentos en que se nota y otros donde no podés distinguir la diferencia entre las dos, aunque se ven como mujeres muy distintas. Nuestra tarea es crear una especie de marco dentro del cual pueda desarrollarse el drama.
Cate Hall
El revenge dress, el look del que todos van a hablar. - Créditos: Netflix
El vestido de la venganza
Como bien dice Sidonie, cada temporada tiene su atuendo destacado, ese que requiere más atención al detalle porque es el que la audiencia más espera ver en la pantalla. En la tercera entrega fue el vestuario que la reina usó en su visita a Aberfan, para la cuarta el vestido de novia de Lady Di y para esta temporada el ojo está puesto en el famoso vestido de venganza (revenge dress): creación de Christina Stambolian que Diana lució para la Serpentine Gallery de Londres, la gala benéfica anual organizada por la revista Vanity Fair el 29 de junio de 1994. El evento coincidió con la emisión de un documental donde el príncipe Carlos confesó su infidelidad e hizo pública su relación amorosa con Camilla Parker Bowles. A pesar de estar separados desde 1992, los príncipes seguían casados... de ahí el mote que recibió el llamativo vestido negro.
“Hubiera sido insensible por parte de nosotras crear algo diferente en cualquiera de estos casos”, admite Sidonie y suma otros ejemplos donde deben ser forensemente precisos y no tomarse muchas licencias creativas, como en la confección de los uniformes, un hito del departamento de vestuario que toma nota de hasta donde se coloca cada medalla. El respeto por el diseñador y su creación original también está muy presente en cada una de las decisiones que toman.
“El vestido de venganza fue algo muy complicado, fue todo un ejercicio. La abertura en el vestido, cómo le va a quedar puesto, todo este chiffon drapeado… tuvimos que ser masivamente creativos durante el proceso”, cuenta la vestuarista. Ensayo y error en cada detalle de la prenda, a sabiendas que las comparaciones siempre van a estar presentes: ¿a quién le queda mejor? ¿A Diana o a Elizabeth?
“Hasta ese momento, Amy y yo nunca habíamos usamos el color negro y el revenge dress es ese pequeño vestido negro definitivo que le da color a la moda. Hasta entonces, solo habíamos utilizado el negro en la familia real para los funerales y el luto. El momento es simbólico, ya que Diana lo usa como representación de la muerte de su matrimonio, la mudanza del palacio y su llegada como mujer independiente que busca su propia voz y, en el camino, se convierte en un ícono de la moda aún más legendario”, concluye Sidonie Roberts.
La quinta temporada de The Crown hace mucho hincapié en las transiciones. Lo que quedó atrás y el futuro como algo incierto, pero al mismo tiempo plagado de oportunidades. La melancolía y la nostalgia están muy presentes, aunque también la posibilidad del cambio –para Diana después de su separación; para Gran Bretaña con un nuevo y más joven primer ministro–, aspectos que se reflejan en el magnífico trabajo de Amy, Sidonie y Cate: sutil, elegante, con propósito, complementando lo que se pone en palabras y también aquello que no se dice. Mucho se puede leer entre líneas con pequeños gestos, peinados, colores, texturas o un espléndido vestido negro.
¿Dónde la podés ver?
Desde hoy, la quinta temporada de The Crown está disponible en la grilla de Netflix. ¿Ya viste el adelanto?
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