Cine: estas son las mejores películas de lo que va del año

Sarah Polley se llevó su merecidísimo Oscar a Mejor Guion Adaptado gracias a este “acto de imaginación femenina”. Es 2010 y las mujeres de una colonia menonita aislada descubren que han sido drogadas y violadas durante años por los hombres de la comunidad. Uno de los atacantes es capturado y termina acusando a los demás, los cuales son arrestados y encarcelados en una ciudad vecina. El resto viaja para supervisar la fianza, dejando a las mujeres solas durante dos días. Este es el tiempo que tienen para decidir cómo proceder: perdonarlos y no hacer nada, quedarse y luchar o abandonar el lugar sin saber muy bien qué les espera en un mundo exterior que le es tan ajeno.

Es 1923, y tras una larga y devota amistad, Colm (Brendan Gleeson) decide ponerle fin a su relación con Pádraic (Colin Farrell), compañero de bebida y, en apariencia, el hombre más apacible de Inisherin, una remota isla frente a la costa de Irlanda. El atónito Pádraic no acepta la ruptura e insiste en que todo vuelva a la normalidad, pero Colm está resuelto a dedicarse a su música y no seguir perdiendo el tiempo en “cosas sin trascendencia”. Al final, no le queda otra que tomar medidas extremas para que su ex amigo entre en razón, desencadenando una serie de eventos tan alarmantes como desafortunados.

Lydia Tár (Cate Blanchett) está en la cúspide de su carrera. La pianista y compositora norteamericana es la primera mujer en dirigir la filarmónica de Berlín; está a pocos días de lanzar un nuevo libro y de grabar (en vivo) la Quinta Sinfonía de Mahler. La felicidad también la acompaña en casa, junto a su esposa Sharon (Nina Hoss) y su pequeña hija Petra. Pero en las siguientes semanas su vida se empieza a desmoronar, mostrando el verdadero costado de la artista y el propio entorno musical. Una realidad que Lydia no logra percibir y puede llevarla a la ruina.

J. Robert Oppenheimer (Cillian Murphy) es tan brillante como complejo. El mundo es su campo de estudio, hasta que el estallido de la Segunda Guerra Mundial cambia su destino para siempre. En 1942, la ciencia y los conflictos políticos confluyen en el llamado Proyecto Manhattan: nombre clave que se le dio al desarrollo de la primera bomba atómica. Este drama biográfico, que va a sonar fuerte en la temporada de premios, nos mete en la cabeza del físico durante la primera detonación nuclear en Los Álamos (Nuevo México) y más allá, cuando intenta replantearse su propia moral tras los ataques a Hiroshima y Nagasaki.

Camino a convertirse en el suceso cinematográfico del año, la sátira de Greta Gerwig nos traslada a Barbieland: un lugar perfecto para vivir. Hogar de las Barbie y sus grandes aspiraciones, y de los Ken, quienes no parecen tener muy claro su lugar de pertenencia. ¿Pero qué pasa cuando una de estas Barbie (Margot Robbie) tiene una crisis existencial? La respuesta está en el mundo real, y hacia allí se dirige nuestra protagonista con el único propósito de reacomodar su rutina; aunque lo que encuentra es una realidad muy diferente, una que puede alterar su vida y las de sus compañeras para siempre.   

Cuando se trata de las películas de Wes Anderson, nunca hay términos medios: caemos o no caemos bajo los influjos de los universos mágicos que nos propone el realizador; esta vez, un viaje a la década del cincuenta (su imaginativa década del cincuenta), donde un grupo de genios adolescentes y sus familias pasan unos días en la ciudad del título, asistiendo a una accidentada convención de ciencias para jóvenes astrónomos. Mucha metatextualidad, sucesos extraños y personajes tan bizarros como entrañables, de esos que nunca faltan en las historias de Wes.

Steven Spielberg busca inspiración en su propia infancia para darle vida a esta coming of age centrada en Sammy Fabelman (Gabriel LaBelle); una historia semiautobiografía basada (libremente) en los primeros años de su vida, la relación con sus papás y su amor por las imágenes en movimiento. Sammy es un joven aspirante a cineasta que se apoya en su pasión por el séptimo arte para transitar y sobrellevar una cruda verdad familiar. Una fábula llena de corazón, que también reflexiona sobre nuestra relación con aquello que nos entusiasma y nos moviliza.

En un año donde las historias comiqueras decepcionaron bastante, no podemos dejar de celebrar la genialidad de esta aventura animada. A falta de un Spider-Man, esta secuela nos trae unos cientos de superhéroes arácnidos, para continuar con el relato de Miles Morales: un adolescente de Brooklyn devenido en el nuevo vecino amigable. Esta locura cinematográfica nos pasea por un montón de realidades alternativas, donde las spider-personas deben detener a un extraño villano que amenaza con destruir todo el multiverso y la apacible rutina de Miles.

Dirigida y protagonizada por Ben Affleck, esta biopic nos lleva por caminos muy diferentes y ochentosos, para mostrarnos los primeros años de un “novato” Michael Jordan y cómo los visionarios de la incipiente división de basketball de Nike revolucionaron el mundo de los deportes y la cultura pop con una marca (Air Jordan) creada especialmente para esta futura leyenda. Los héroes de este drama deportivo no son los jugadores, sino los encargados del marketing –con Sonny Vaccaro (Matt Damon) a la cabeza–, dispuestos a arriesgar sus empleos para seguir una buena corazonada.

El cine nacional dice presente con esta dramedia que ya se puede ver en Prime Video. Dolores Fonzi protagoniza y debuta como directora con esta historia sobre la maternidad, sus diferentes enfoques y circunstancias, la crianza, la madurez y la juventud en veredas opuestas, el feminismo y las libertades individuales. Todo esto centrado en la relación de una mamá demasiado joven e inmadura (Fonzi) y su hijo (Toto Rovito) en busca de un futuro, acompañados de personajes singulares interpretados por Carla Peterson, Rita Cortese y Leonardo Sbaraglia.