El menú: la nueva comedia negra de Anya Taylor-Joy

Margot y Tyler son una de las pocas parejas que viajan hasta una isla remota de la costa del noroeste del Pacífico para acceder al Hawthorn, establecimiento comandado por el excéntrico, un tanto huraño y mundialmente famoso chef Slowik. El grupo reducido (y selecto) de comensales sabe que está a punto de vivir una experiencia única y el disfrute de un fastuoso menú preparado especialmente para ellos. ¿El resto de los invitados? Tres jóvenes hermanos de la industria de la tecnología, una pareja acaudalada que ya conoce el lugar, una reconocida crítica gastronómica y su editor, y una estrella de cine olvidada que viaja junto a su asistente.

Todos llegaron de manera voluntaria y pagaron una pequeña fortuna para ser parte de esta velada, cuya tensión va en aumento con el correr de las horas y los platos sobre la mesa, mientras se revelan secretos que evidencian un final de fiesta inesperado. Pero hay algo que perturba a Julian: Margot no era parte de su gran plan.

Además de Fiennes, Taylor-Joy y Hoult, el elenco suma actores destacados como Hong Chau, Janet McTeer, Judith Light y John Leguizamo. Los nombres detrás de las cámaras tampoco se quedan atrás, aunque su experiencia sea más televisiva que cinematográfica. La idea de El menú arrancó con el guionista Will Tracy y su propia experiencia en un restaurante ubicado en una isla privada en Bergen, Noruega: “Soy un poco claustrofóbico, y cuando todos nos sentamos a comer vi que el bote que nos había dejado en el muelle se alejaba. Era una isla pequeña y me di cuenta de que estaríamos ahí sin poder salir por horas, y no podía dejar de pensar en qué pasaría si algo salía mal”.

La historia comenzó a tomar forma junto a su socio Seth Reiss, y pronto concibieron una sátira dividida en episodios –o pasos culinarios– coincidentes con cada instancia del menú de degustación de este lujoso restaurante. Todo recreado a la perfección en el marco de la competitiva industria gastronómica y hotelera que suma realismo, pero de a poco se aparta para dejar lugar al absurdo y los giros ‘terroríficos’. La receta, por así decirlo, se completa con el director Mark Mylod, reconocido por su trabajo en Game of Thrones y Succession, y el productor Adam McKay, acostumbrado a los thrillers sarcásticos como Don't Look Up.

Como si se tratara de una novela de Agatha Christie donde los sospechosos se reúnen bajo un mismo techo, el escenario juega un papel fundamental en la película y Hawthorn es, sin dudas, un personaje más del entramado. La creación del ficticio restaurante responde al look and feel de la gastronomía contemporánea, un trabajo minucioso del diseñador de producción Ethan Tobman y su equipo, donde cada espacio acompaña el recorrido emocional de los personajes. “Es teatral, asimétrica, impresionante y austera. Tiene algo escalofriante”, señala Tobman sobre la ambientación, que mezcla lo moderno con lo rústico y lo minimalista con el paisaje natural y exuberante que rodea el establecimiento.

El equipo de producción se inspiró en algunos de los restaurantes más renombrados del mundo, incluyendo el sueco Fäviken, El Bulli de Cataluña, el French Laundry de Thomas Keller, ubicado en California, y el exclusivo restaurante danés Noma. Pero el Hawthorn sigue siendo especial y el exterior está en sintonía con el tipo de gastronomía que Slowik tiene para ofrecer. “Desde que llegás a la isla hay vistas muy impactantes que no se ven en el mundo real. No es un lugar real. Es una referencia clara al tipo de experiencia que van a tener allí”, cuenta Tobman y agrega: “Ninguno de los platos es ni remotamente práctico. Crearlos requiere un equipamiento de veinte mil dólares y, si no se consumen dentro de los tres minutos, se caen. La naturaleza se retrata de manera similar. Se la alteró hacia formas geométricas específicas que no existirían de no ser por la intervención humana”.

Desde el principio, Margot parece no encajar en el universo de Hawthorn y sus clientes más asiduos. Pronto descubrimos que no era la primera opción de Tyler para esta cita, lo que crea un desbalance en los aceitados planes del chef. La dinámica entre ella –totalmente indiferente al preciosismo gastronómico– y Slowik es el ingrediente sorpresa de esta historia, una relación que evoluciona a lo largo de la velada, donde cada uno pone a prueba la influencia que puede (o no) tener sobre el otro. “Fue interesante porque Margot es un enigma. En el guion es bastante sardónica, y es divertido poder improvisar con eso. Es dura, graciosa y muy, pero muy rápida. Conoce su trabajo, que es averiguar qué quiere la persona con la que está y convertirse en ese ideal”, cuenta Taylor-Joy sobre su personaje.

Antagonistas por un lado, ¿aliados por el otro? Margot y Julian son muy diferentes, pero a ambos les desagradan las mismas cosas. Según Anya, no podemos dejar de sentir cierta empatía por este genio/loco que ama lo que hace. “Es una conexión extraña, porque no es romántica. Es más una especie de identificación lo que siente por ella. La visión que tiene el chef del mundo es muy binaria: están los que sirven o dan o posibilitan, y los que toman o compran. Esta división es muy importante para él, es un estás con nosotros o estás con ellos. Ella no compra para nada. No le gusta su comida. Cree que hay algo muy ridículo e inútil en lo que él hace”, añade Fiennes, un actor acostumbrado a los personajes ambiguos y con muchos matices.

El menú llega a los cines este 17 de noviembre: un thriller satírico e impredecible que no te podés perder. ¿Ya viste este adelanto cargado de tensión, mucho humor negro y platos imposibles?