Gran Hermano: cómo el ingreso de Alfa cambió las reglas de juego para siempre
Alfa ingresó a la casa de Gran Hermano, movió algunas fichas y generó nuevos conflictos para terminar yéndose por voluntad propia. ¿Cuáles son las consecuencias de su visita express?
29 de marzo de 2024 • 11:35
Alfa ingresó a la casa de Gran Hermano pero rápidamente se fue y terminó internado por una arritmia. - Créditos: Archivo
Walter “Alfa” Santiago fue, probablemente, el personaje principal de la edición que marcó el regreso de Gran Hermano. En un ciclo que se destacó por niveles de conflicto más reducidos que lo habitual, el público llevó hasta el octavo puesto a un personaje caracterizado por ser políticamente incorrecto. A pesar de comentarios y actitudes que generaron rechazo en sus compañeros y la audiencia, el público general optó por destacar su costado humano a la hora de votar.
Desde el comienzo de esta temporada —y sabiendo que duraría aproximadamente medio año— se instaló como un hecho que eventualmente Alfa regresaría a la casa, y más teniendo en cuenta que su anterior breve reingreso le había otorgado al programa importantes pico de audiencia. A esto se le sumó que Juliana “Furia” Scaglione, quien ocupa ese rol central en esta edición, se declaró fanática del participante desde el primer día y en todo momento expresó un deseo de conocerlo.
Alfa, como varios de los exparticipantes, continúa siendo parte del house organ de Gran Hermano: además de estar presente en las galas como parte de la tribuna, también participa del debate en “La Noche de los Ex”. Ocupar ese lugar de analista lo lleva a tener sus propios posicionamientos sobre los jugadores y los hechos dentro de la casa, y a expresar su opinión al respecto continuamente.
Quien nunca fue santa de su devoción fue Catalina Gorostidi. La médica pediatra fue eliminada y reingresada por el público por su personalidad abrasiva, frontal, y ocasionalmente conflictiva. A pesar de que muchos asumirían que esto la alinea con las características públicamente conocidas de Alfa, ambos protagonizaron un enfrentamiento durante uno de los programas por un lugar en la tribuna, y no hubo vuelta atrás. La familia de Catalina incluso llegó a afirmar en Cortá por Lozano que él se le habría insinuado a la participante y la habría invitado a su barco, y que su rechazo fue lo que generó que arremeta contra ella — una versión que el propio Alfa niega.
Lo que podría haber sido una interesante visita para agregarle color a una casa que aún se está acomodando tras el ingreso de nuevos participantes, rápidamente terminó en crisis. El enfrentamiento no se limitó a una simple chicana: el exparticipante de 62 años generó discordia entre Catalina y su mayor aliada, Furia, al darle a entender a esta última que su amiga no era quien decía ser.
Lo que hasta ese momento habíamos visto de ambas partes eran dos amigas y aliadas que jamás accionarían contra la otra en el juego. Sin embargo, Furia es una de las pocas participantes que continúan en competencia y no han salido de la casa desde el primer día, por lo que se preguntó si quizás no tenía la historia completa de las intenciones de su compañera.
La visita de Alfa terminó de derrumbarse cuando el programa anunció que Ariel, su archienemigo de la última edición, también reingresaría y se quedaría a pasar la semana en la casa. La frustración acumulada del participante finalmente derivó en su pronta salida, incluso antes de que se lo pudiera expulsar o sancionar por continuamente traer información del exterior, y más tarde se conoció la noticia de que había sido internado en el Sanatorio de Las Lomas por una arritmia.
Lo que quedó en la casa excede cualquier pronóstico: Furia y Catalina, dos personajes cruciales en la trama de Gran Hermano y favoritas del público, parecen ahora quedar enfrentadas. Si bien aún no se han declarado la guerra frente a frente, la médica ya ha reclutado a sus compañeros para reafirmar su posición y anunciar que su lealtad ya expiró. Catalina ha sido testigo del apoyo masivo que ha cultivado Furia en el público — y aún así, convencida de ser quien tiene la razón, le ha hablado a los “Furiosos” pidiendo que apunten contra Emmanuel, quien hoy se ubica como mano derecha de la doble de riesgo, y a la propia Furia.
Existe una serie de especulaciones y valoraciones con respecto a la actitud de Catalina: algunos hablan de una genuina decepción, otros hablan de traición calculada. Es posible que se trate, también, de una combinación de ambas —quizás la médica siente que su amiga le dio la espalda y ya no le debe fidelidad, pero también la ve como un obstáculo en su camino a la final y cree que encontró el momento justo para pavimentar ese camino. Otra hipótesis es que la jugadora percibe una gran posibilidad de abandonar la casa pronto, y prefiere gastar sus últimos cartuchos en posicionarse como la más funcional al show televisivo— entendiendo que el juego no está en su momento más entretenido, y que proyecta una carrera como mediática.
La realidad es que nada de esto hubiera sucedido —o, por lo menos, por ahora— sin la visita de Alfa. Si bien el formato permite el ingreso de personajes ajenos a esta edición, no es la primera vez que una influencia externa termina contaminando el juego y encaminándolo hacia un lugar distinto, algo que no debería suceder en un reality donde el aislamiento es la base de todo.
Alfa ya no está en la casa, pero sus las cenizas de su fuego están más vivas que nunca. Con dos de las participantes más importantes enfrentadas, solo queda preguntarse: ¿quién se queda con la custodia de los fans, y a quién terminará acompañando la opinión pública?
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