Joaquín Furriel sobre El jardín de bronce: "Es el género más puro de lo policial"

¿Cómo fue retomar el papel de Fabián en esta nueva temporada de "El jardín de bronce" después de dos años desde la resolución del caso Martín Cosme?

Muy placentero. Nunca tuve la experiencia profesional de, cada uno o dos años, reencontrarme con un personaje como FABIÁN DANUVIO. Entonces, fue hermoso volver a encontrarme con Hernán Golfrid, que es el director con el que venimos trabajando desde la primera temporada. En el caso de la tercera temporada se sumó Benjamín Naishtat porque Pablo Fendrik estaba filmando otra serie y no pudo hacer la tercera temporada. Entonces fue como armar un equipo, y volver a reencontrarnos después de haberla pasado muy bien la segunda temporada, así que fue todo un deleite.

En esta temporada, Fabián decide tomar un caso de alto perfil, el secuestro de una niña de 8 años perteneciente a una familia influyente. ¿Cómo describirías la intensidad y los desafíos que enfrenta tu personaje en esta nueva trama?

Lo que tiene de particular Fabián Danubio en esta temporada es que, al haber pasado dos años de la segunda a la tercera temporada en su vida, tomó una decisión muy importante y es que, por un lado, se mudaron con Moira y por el otro, además de mudarse como para, también dejar un poco atrás ese pasado, dejó de ser arquitecto para ser un rastreador. Entonces es un detective profesional ya, quizás no tan profesional digamos, pero es una persona que ayuda a resolver casos, y le ha ido muy bien.  

Hay algo de esta familia tan poderosa, que desaparece su hija de 8 años, que es la nieta de este empresario tan poderoso que lo interpreta Juan Leirado, que a Fabián lo va a convocar, no solamente porque quiere resolver el caso para encontrar una respuesta a esta desaparición, sino que hay algo en la madre de esta chica, que a él lo lleva de alguna manera especial a su propia historia. Entonces, está involucrado emocionalmente con el caso, no solamente lo está resolviendo, sino que todo en Fabián tiene que ver con su pasado.

¿Cómo describirías la relación entre Fabián y Moira en esta nueva temporada? ¿Qué obstáculos enfrentan como familia y cómo afecta su dinámica la aparición del medio hermano de Moira?

Lo interesante con Moira en esta temporada es que, tanto Fabián como Moira, hicieron un trabajo en estos dos años muy intenso para tratar de estar de la mejor manera posible y Fabián siempre intentó integrarla a la sociedad a Moira, después de su infancia-adolescencia, tan traumática y tan peculiar y tan especial.

Ahora, justamente todo lo que está sostenido en estos años se ve hackeado por la presencia de un supuesto hermano de Moira que va a desarmar y va a fragilizar esto que, al principio la serie aparece como sólido. Porque vuelve a aparecer la doradita, vuelve a aparecer la familia Rauch, entonces todos los grandes fantasmas que Fabián quiso dejar bien atrás vuelven a aparecer en la tercera temporada.

Como protagonista de la serie, ¿cómo fue para vos interpretar a Fabián y qué aspectos de su personalidad o historia te resultaron más desafiantes o interesantes de explorar?

Para mí el desafío profesional fue sobre todo poder entender el género policial como actor. Cómo tenés que actuar dentro de un género policial, que no es realismo, no es algo cotidiano, no es comedia, no es error, no es costumbrismo, no es un thriller psicológico. Es un policial de estas características, que es un policial negro se lo llama, en el sentido de que es como un policial dramático. Vos tenés que lograr algo que sea lo suficientemente limpio a nivel interpretativo en cuanto a lo gestual y todo, porque es un personaje que está mucho tiempo en la pantalla y está permanentemente pensando y viendo cómo resuelven los casos. Y al mismo tiempo, siempre está habitado por algo emocional, por todo lo que le va pasando porque está con contradicciones y con conflictos sentimentales permanentes. Entonces, la combinación de eso fue lo que trabajamos mucho con los directores para encontrar ese punto justo donde él va resolviendo el caso, pero también uno como espectador puede darse cuenta que, en varios momentos, él está dialogando con su propia historia. Eso como actor para mí fue una novedad.

¿Pensás que esta serie se va a destacar dentro del género policial en la sociedad actual? ¿Qué reflexión creés que va a tener el público con respecto a esta nueva temporada?

Yo creo que la serie tiene dos objetivos que los cumplen muy bien. El primero es mostrar un producto nuestro, argentino, al mundo. Buenos Aires se ve como nunca, es extraordinario. La ciudad, el valor de la arquitectura en la serie es muy importante, también estuvimos en Bariloche filmando en la Patagonia, lo cual le da un aire a la serie muy espectacular. Y, por otro lado, creo que es un policial argentino en el sentido que tiene mucho contenido vincular. Quien ve El jardín de bronce es un espectador que conoce mucho Fabián Danubio emocionalmente. No está viendo a alguien que puede resolver un caso, está viendo una persona con la que tenés una intimidad muy grande. Estás viendo qué le está pasando, además de cómo él va avanzando para resolver un caso.

¿Cómo definirías esta temporada contrastando la con las anteriores? ¿qué podemos encontrar diferente en esta nueva entrega?

Yo creo que esta tercera temporada tiene algo visiblemente estético. Es muy diferente a las anteriores. Es muy interesante como está filmada y es muy poderosa desde lo formal, visualmente hablando, porque ya estamos un policial puro y duro. Fabián Danubio ya está resuelto a investigar y a ver si puede encontrar respuestas donde otros no las encuentran. Por eso, esta temporada para mí de las tres, es el género más puro de policial. La primera me parece que tiene más que ver con el drama y el misterio; la segunda tiene más que ver con la complejidad entre lo que uno quiere ser y lo que puede o no, y hay algo más intermedio con subgéneros que se van dialogando permanentemente, que es muy atractivo también. Ahora esta es un policial puro y duro. Arranca y ya tenés a nuestro protagonista Fabián Danubio, que está resuelto a encontrar gente que está desaparecida.