Juan Minujín habla sobre su personaje en Matrimillas: "Es un poco egoísta y se hace el boludo"
Hablamos con el actor sobre su próximo estreno, la maquinaria de las relaciones y si existe el “felices para siempre”.
9 de diciembre de 2022
Juan Minujin habla sobre su personaje de Matrimillas. - Créditos: Netflix
Una de las aristas de la vida en pareja es la negociación constante. ¿Y si pudieras sacar provecho de ese tire y afloje de la cotidianeidad? Ese es el punto de partida de Matrimillas, la nueva comedia romántica de Netflix, dirigida por Sebastián De Caro. Luisana Lopilato y Juan Minujín son Belén y Federico, un matrimonio con varios años de casados a cuestas y dos hijos que necesitan ajustar su relación para reavivar el amor, entre otras cuestiones. La solución llega de la mano de una aplicación que les permite sumar (y restar) ‘matrimillas’ con cada buena acción que hagan en beneficio del otro, y la posibilidad de luego canjear esos puntos por un autoregalo.
Si funciona o no ya lo veremos, mientras tanto hablamos con el actor sobre la película, su personaje, las complicaciones de la vida en pareja y las rom-com, un género que no es “solo para chicas”. Esto es lo que nos contó.
¿Qué te atrajo de esta historia y, sobre todo, del personaje de Federico?
Cuando me acercaron la primera versión del guion, me pareció muy interesante poder hacer una comedia sobre la maquinaria del matrimonio, o la maquinaria de la pareja, donde se ven, permanentemente, las miles de negociaciones que hay. Eso me resultaba muy divertido, como todas esas historias en donde hay una competencia, como de enemigos íntimos.
Si tuvieras que hacer una lista de pros y contras, ¿cuáles serían las virtudes y las debilidades de tu personaje?
Debilidades… un montón. Creo que tiene muchas miserias, pero que son muy identificables para todo el mundo. Es un poco egoísta, se hace un poco el boludo con muchas cosas de la cotidianidad para que la vida le sea más fácil, más simple. Creo que tiene algo de pensamiento pragmático y un poco básico por momentos y, fundamentalmente, lo que más lo caracteriza es que no quiere tener problemas, no quiere tener una discusión con su pareja, no quiere entrar en una charla intensa ni profunda que, siento, es una particularidad muy reconocible de alguno de los dos integrantes en una relación.
Como virtudes, me parece que es una buena persona, que tiene buen corazón. En definitiva, no quiere mentirle demasiado a su esposa, quiere que le vaya bien. O sea, no es alguien que está queriendo destruirla.
Matrimillas es una comedia romántica que explora todos los elementos del género. ¿Qué es lo que más te gusta de este tipo de historias?
Me gustan mucho las comedias románticas como espectador, miro mucho y me gusta el encuentro y el desencuentro del amor. Personajes que arrancan separados y uno sabe que se van a volver a juntar; o arrancan juntos, se separan y vuelven a juntarse hacia el final… Uno ya sabe que, al final, esa pareja se reúne y eso no le quita ningún interés, porque el tema no está en saber; no es una película de suspenso en donde uno quiere saber qué va a pasar al final. Entonces, lo que más disfruto siempre de este género es eso: el encuentro y el desencuentro del amor, los ajustes y los desajustes que ocurren en una pareja cuando se está formando o cuando se está reencontrando.
La historia juega mucho con esto de “los opuestos se atraen” y la búsqueda del “felices para siempre”. ¿Creés que es algo que solo pasa en las películas o existe el cuento de hadas en la vida real?
En la película, claramente, lo de “felices para siempre” es un eslogan comercial para que la gente vaya, consuma y pague. Me parece que la felicidad, en sí misma, es una ilusión. Creo más en la alegría que en la felicidad, te diría. En términos generales, me parece que la ilusión de que todo va a estar bien y que uno va a estar bien con todos, todo el tiempo, y que no va a haber conflicto es una ilusión un poco infantil que uno toma o no. Es un recorrido y, como todos los recorridos, tiene curvas, tiene partes rectas, tiene pozos.
Lo de ‘felices para siempre’ no lo creo porque creo que nada es para siempre. Uno va recorriendo y va pasando, y eso es lo interesante de la vida.
Juan Minujín
Netflix estrena Matrimillas, que protagonizan Belén (Luisana Lopilato) y Federico (Juan Minujín). - Créditos: Netflix
Y… ¿creés que los opuestos se atraen?
En un punto, creo que sí. Creo que lo que les pasa a estos dos personajes es que arrancan como dos opuestos, pero después empiezan a encontrar un montón de cosas que tienen en común y que se potencian. No sé si los opuestos, pero sí creo que los desconocidos se atraen y, a veces, los polos tienen ese magnetismo.
Creo que la palabra clave es la complementariedad. Más que opuestos que se atraen, lo importante es encontrar a alguien que te complete.
Totalmente. Y esta cuestión de las matrimillas también tiene algo que ver con eso en el sentido de decir: “Bueno, yo hago esto y vos hacés eso, y eso genera un equilibrio en donde podemos ir conviviendo, ir llevando adelante una familia, una casa, etcétera. También complementás un poco lo que no hace el otro.
… o satisfacés al otro.
Me parece que lo gracioso de las matrimillas, específicamente, no es para satisfacer al otro solamente desde el amor, sino que hay una conveniencia. “Yo hago esto para obtener esto otro”. Eso es lo divertido de las matrimillas: no lo hago porque te gusta y porque te quiero hacer feliz, sino porque eso me va a dejar un crédito a favor.
Existe esta idea de que la comedia romántica es solo para chicas y, muchas veces, solo se enfoca en el costado femenino. Matrimillas suma el lado masculino con Federico y su grupo de amigos, algo que es súper interesante y valioso.
Como vos decís, me parece que es un concepto muy antiguo. Cualquier cosa que sea “para chicas” o “para chicos”, por suerte, ya no lo manejamos así. Además, poder desarrollar el costado femenino para los hombres y el costado masculino para las mujeres me parece que es hermoso, es algo que uno puede disfrutar mucho. De todas maneras, tampoco considero que el grupo de amigos y la charla de amigos sea un costado más femenino o más masculino. Sí tratamos de escapar de los lugares comunes de “los muchachos se quieren ir a jugar al fútbol” o irse de viaje, de joda, y las chicas quieren hablar de sus hijos, las escuelas y todo eso. Inclusive, que no sea una cosa heteronormativa, el concepto de matrimillas funciona en cualquier pareja, en cualquier relación de convivencia.
Uno puede hacer una ficción donde se sigue machacando sobre los mismos preconceptos de hace 20, 30, 40 o 50 años. Se puede hacer humor sobre eso, o se puede intentar hacer una comedia que se corra un poco de eso y dejar entrar nuevas ideas. Es difícil, es un desafío, pero apuntamos a eso.
Juan Minujín
Federico y Belén tratando de mantener el balance familiar. - Créditos: Netflix
¿Qué puede esperar el público de Matrimillas?
Creo que es una película que tiene una identificación inmediata, porque los problemas por los que pasan estos personajes son los que nos pasan a todos los que estamos en pareja o que, en algún momento, vivimos un tiempo en pareja. La gracia de la negociación permanente, desde quién saca la basura hasta quién hace tal trámite o quién lava los platos o hace las compras; todo eso que, en definitiva, tiene mala prensa, porque lo que tiene prensa es lo romántico. A mí me parece muy divertido y, te diría, es la película de identificación más grande que hice en mucho tiempo porque es un tema que todo el mundo puede reconocer.
¿Dónde la podés ver?
Matrimillas se estrena en Netflix, a nivel global, el 7 de diciembre. Y vos, ¿qué harías por tu pareja para ganar puntos?