Crianza: de qué se trata la decodificación bioemocional y qué nos puede enseñar de nuestros hijos

Muchas veces, los adultos no vamos a un médico por años, pero si un hijo llega a tener problemas de salud somos capaces de recorrer el mundo. Bueno, el inconsciente durante muchos años te ha mandado señales para que sanes tu historia, señales que has ignorado quizás diciendo: "Ya lo voy a superar”, “Ya me las voy a arreglar”, “Lo pasado pisado”. Hoy pone delante tuyo un menor que se enferma todo el tiempo, que sus problemas de conducta no le permiten tener vínculos con chicos de su edad, que algún tipo de condición no le permite aprender ciertas cosas o tener habilidades como sus pares, que su carácter te angustie porque ya no sabés qué más hacer, cómo hablarle y sentís que te supera.

Bien, esa señal que el inconsciente te dio tantas veces hoy la pone donde más te duele o te molesta. Aunque aclara Arias: “Nunca nos quiere perjudicar, nos quiere sanar y, por lo tanto, estás delante de una posibilidad enorme de hacerlo”.  Y suma un dato alentador: no hace falta que seas familiar, ni que mandes a la consulta a su mamá o su papá, acordate que vos sos el módem, el mensaje es para vos: seas su vecina, su docente, su niñera o quien atiende el kiosco donde ese chico compra sus caramelos.

Los menores a través de sus manifestaciones, a veces, enfermedades muy dolorosas, otras veces mediante su conducta, vienen a darnos una gran información y a permitirnos liberar ese dolor que viene viajando en el tiempo con nosotros, limitando nuestra vida. Ese adulto que vaya a consulta será quien descubra y libere esa historia y emociones que estaban bloqueadas y lo maravilloso es que, cuando el consultante lo sana, el menor también.