Inspiradas en las Flores de Bach, así son las plantas autóctonas que pueden ayudarte a sanar

Lo hacen a nivel emocional, mental, físico y espiritual. Hay un montón de sistemas florales y, básicamente, la diferencia entre ellos es el lugar donde nacen las flores (por ejemplo, las famosas flores de Bach son de Inglaterra, y las de Saint Germain son originarias de Brasil).

La terapia floral trabaja de adentro hacia afuera en una forma suave y sutil; es complementaria de cualquier otro tipo de terapia y no invalida el tratamiento médico que la persona esté necesitando, sino que lo complementa y acompaña.

Los beneficios de las flores dependen de qué síntomas necesitemos abordar. Por ejemplo, si tenemos insomnio, lo que quiere decir que ambos hemisferios cerebrales no están en armonía sino que están en alerta, lo que lograrán las flores será armonizar ese desequilibrio, o sea, permitir que, cuando caiga el sol, la persona pueda eliminar la melatonina y, de esa forma, logre dormir. Lo que nos demuestra que los síntomas son distintos y las respuestas también, según cada persona. Entonces, si bien cada flor tiene su propiedad, el proceso siempre es muy personal.

Hay quienes perciben los cambios muy rápidamente y otros que tal vez necesitan un proceso más extenso. Esto es porque las flores trabajan en el inconsciente (en un 95%) y, también, nos ayudan a generar conciencia, a tener más registro de nosotras, a ver la polaridad opuesta de donde estamos. El inicio del tratamiento siempre será a partir de un síntoma físico o emocional (por ejemplo, angustia, ansiedad o miedos).

En total, existen 37 esencias de Flores Nuestras. Acá elegimos cinco de las más usadas y te contamos para qué pueden ayudarte con sus propiedades.

CEIBO: Regula la potencia y el movimiento, aliviando los síntomas que aparecen en el cuerpo físico, mostrándonos lo que hay detrás, por ejemplo, el dolor de cabeza generado por hacer mil cosas a la vez. También actúa sobre la congestión nasal y la sinusitis; trabaja en la falta, el exceso o el mal uso de la energía de fuego en nosotras; la sangre, el hierro y todo lo relacionado con ella. 

ROSA BLANCA: Nos ayuda a tener claridad. Es un bálsamo para el alma en tiempos de dolor; de especial ayuda para las mamás y todo lo relacionado con nutrir y abrazar. Acompaña y protege durante el embarazo y el parto; de gran ayuda para los ancianos y los niños. Cuando estamos tristes, nos sentimos solas, angustiadas, sentimos su protección.  

PINO ESPÁTULA: Dirige la energía hacia arriba, comunica la mente con el corazón, nos da proporción y objetividad; nos ayuda a comprender, a salir de la angustia, el miedo, la culpa y las cosas que no nos dejan avanzar, crecer y evolucionar. Nos da una mirada más sabia y nos ayuda a no repetir errores. También limpia la mente y trabaja el desapego.

GAURA: Nos ayuda a ser más flexibles en todos los sentidos, trabajando a nivel físico, mental y emocional con los demás y con nosotras mismas. Es de gran ayuda en las enfermedades que tienen que ver con la rigidez. A la vez que alivia el dolor y flexibiliza el cuerpo físico, va trabajando, a nivel mental y emocional, en las causas.

VINCA: Dirige la energía hacia nuestro interior; trae calma, tranquiliza y protege. Ayuda a dormir, a descansar, a conectarnos con la parte sabia dentro de nosotras. Colabora en la meditación, en el disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y en lograr esa calidez que hace que nuestro hogar se convierta en un lugar sereno y apacible.

Expertas consultadas: 

Laura Frías de Ancizar. Terapeuta floral, astróloga. @floresnuestras.
Sofía Álvarez Uriburu. Terapeuta floral. @flower_power_terapia_floral.