Sergio Massa: esto es lo que dice su carta astral sobre su carrera presidencial

Tauro es el primero de los signos de tierra, femenino y fijo. Mientras que Escorpio es el segundo signo de agua, también femenino y de cualidad fija. Es evidente que, a priori, lo que les diferencia es el elemento: tierra y agua. Ambos tienden a ser reservados y brindarle confianza solo a aquellos que se la ganaron y tienen la virtud de esforzarse todo lo que sea necesario por concretar sus metas. Con respecto a los elementos, tierra y agua alquimizan muy bien. Si observamos la naturaleza, la tierra necesita agua para volverse fértil y el agua precisa de tierra que dé curso a su caudal. Son elementos imprescindibles para el cultivo, la prosperidad, la supervivencia.

Por usar una imagen muy popular diría que Sergio Massa tiene mano verde, es decir que hace vivir -o revivir- lo que está bajo su cuidado. Infinitamente práctico como todo Tauro, su don consiste en ocuparse de las necesidades básicas de la vida: alimento, abrigo, afecto, reservas materiales para el futuro. No es casual que sea ministro de economía y quien negocia con el Banco Mundial porque Tauro gobierna los bancos.

Tal vez el límite consista en la mirada conservadora de este signo, un signo básico, elemental, que tiene resistencia a “soltar” y al cambio. El riesgo consiste entonces en que repita viejos errores de quienes lo antecedieron. Pero, como Urano está transitando Tauro junto con Júpiter, el signo tiene una oportunidad única en su desarrollo para la imaginación, la modernización, el invento de nuevas reglas de juego. ¿A qué me refiero con nuevas reglas? Pues, por ejemplo, a la idea del ministro de crear una moneda argentina digital, porque ese concepto en sí sería la síntesis redonda entre la tradición y la modernidad en términos de economía, que en términos de astrología daría como resultado un Tauro remixado.

Repasemos: Tauro es un signo de tierra, Escorpio es un signo de agua. Tauro es la materia, Escorpio es la intuición. Tauro es vida, Escorpio es muerte y resurrección. Tauro está regido por Venus (la diosa del amor), Escorpio está regido por Plutón y Marte (los dioses de la guerra y el inframundo). Tauro es el tener. Escorpio es el poder.

Efectivamente, los taurinos son posesivos, un poquito acumuladores, parecen tranquilísimos pero son como el toro y si les agitás un manto rojo y los provocás lo suficiente… seguro, seguro que te embisten con todo su peso sin dudar. Escorpio, por su parte, es el signo de las pasiones que se cocinan en secreto. Es el signo de las traiciones, sí, pero también quien tiene el don de Escorpio en su haber, logrará ver con un tercer ojo invisible la estocada por la espalda antes que se produzca.

En el caso de Massa todo ese combo da como resultado una persona conservadora, insistente, sólida, con los pies bien en la tierra, que no muestra nunca sus cartas y que si no te quiere puede disimularlo todo el tiempo necesario pero que tarde o temprano se vengará. No es débil, es intenso. Y su talón de Aquiles son esas pasiones devoradoras que lo pueden llegar a cegar. “Sergio es capaz de anunciar por lo bajo que a un tipo o una mujer no lo quiere, pero al día siguiente lo ves abrazado y sacándose una foto y charlando de todo”, lo describió su suegro, el dirigente peronista Fernando Galmarini, en una reciente declaración radial. Galmarini cree en la capacidad de su yerno de acordar con todos, hasta con su enemigo más feroz. Yo no estaría tan segura…

Estable, paciente, confiable, Massa lleva 22 años casado con Malena Galmarini, hoy al frente de Aysa, la empresa pública de agua y saneamiento. Viven en Tigre, en la periferia norte de Buenos Aires, y tienen dos hijos. Esa base emocional es su raíz, lo que le permite crecer en dirección al cielo, sin caerse, firme como los árboles.

Pero, además de mucho afecto, Tauro necesita guía, alguien en quien apoyarse. Y este año esa presencia familiar, la de su mujer, debe haber sido más que necesaria. Es que Júpiter está desde hace meses transitando su Casa 12, desdibujando el sentido de su viaje, confundiéndolo, sumando dudas sobre el porvenir. Detalles. Ya que en noviembre de este año y febrero del año que viene Júpiter toca su Sol. Y eso sí es sinónimo de brillo, de éxito.

Tiene gracias a Júpiter un tránsito planetario auspicioso. Aunque, en paralelo, Saturno en su mediocielo pueda demorar unos años este logro por el que viene trabajando desde hace tanto. Ganar es su meta, la meta de su combativa Luna en Escorpio. Si no la alcanza seguirá insistiendo, ya que Tauro nunca se rinde. Pero si la alcanza nada será color de rosa, ya que con Saturno allí emplazado no podrá evitar que lo agobien los compromisos, las tareas pendientes, el infinito peso de la responsabilidad.