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Descansar y no hacer nada desarrolla nuestro cerebro: 10 hábitos para calmar nuestra mente

¿Por qué es necesario incorporar hábitos para calmar nuestra mente? Porque las pausas son imprescindibles. En esta nota te contamos por qué hacen tan bien.


Creatividad: ¿cómo despertarla?

Creatividad: ¿cómo despertarla? - Créditos: Getty.



Descansar, no hacer, desconectar es vital para nuestra mente y nuestro cuerpo. En esta sociedad de la inmediatez, del rendimiento y de la hiperconexión excesiva a las redes, la nueva inteligencia pasa más por hacer la pausa y por ser dueños del foco de nuestra atención, que por el hacer desmedido. Porque si no desconectamos, nos enfermamos.

Hay que aprender a pausar, a tomar distancia, porque la vida consiste en algo más que hacer cosas. Si no descansamos, si no gestionamos nuestro nivel de estrés perjudicamos nuestro bienestar integral.

Marta Romo, pedagoga y especialista en neurociencia aplicada al liderazgo y al aprendizaje, comparte en su libro que el “no hacer nada desarrolla nuestro cerebro”. “Hacer nada” se refiere a destinar un poco de tiempo a soñar despiertos al día, de forma programada y en el momento oportuno ya que puede traernos sorprendentes beneficios, en nuestro bienestar y sobre todo en materia de creatividad. 

 

Esto explica por qué los momentos de inspiración se producen muchas veces cuando la persona está en la ducha, corriendo, andando en bici, manejando o al despertarse a la mañana. Por el contrario, cuando estamos ansiosos o estresados nuestra visión se estrecha como en forma de túnel, con lo cual no estamos abiertos ni a las alternativas ni a las opciones. 

Con el “no hacer nada” se potencia la introspección o escucha interna. Vagar la mente o soñar despierto se refiere a no estar enfocado externamente sino internamente. Cuando dedicamos tiempo a escucharnos y mirarnos y no tener puesta la mirada en el exterior. 

Cuando nos regalamos tiempos para parar también podremos tener tiempo para pensar qué es lo que realmente queremos, que es una de las cosas que mis alumnos en la universidad y en las empresas, más me comparten que les falta. 

Y es verdad que cada vez es más difícil tener estas experiencias de descanso, porque pareciera que no está bien visto y que siempre tenemos que estar ocupados... aunque sea meditando, escribe Marta. Incluso, muchas veces nosotros mismos nos juzgamos por descansar. 

 

Yo creo que, a mayor madurez y sentimiento de seguridad, autonomía y autoestima personal, menor importancia le vamos a dar a la mirada propia y ajena que enjuicia. 

Menos ruido, reducir el ajetreo e incluso el sonido de nuestro alrededor es otra clave importante. En el mundo laboral, tendemos a hacer lo que nuestro cerebro no necesita: poner presión sobre nosotros mismos o nuestros colaboradores, café extra, trabajar con mucha cantidad de datos, o reuniones de brainstorming, lo que produce una gran cantidad de ruido mental y presión por quedar bien. Ni que hablar si hoy sumamos la agenda llena de reuniones virtuales sin parar, sin recreos, donde la sobrecarga cognitiva es excesiva y el sedentarismo es lo más perjudicial para nuestra salud integral.

Cuanto más ocupado estás o parezcas, pareciera que mejor imagen das cuando en realidad hoy la nueva productividad es poder hacer una pausa y parar a reflexionar. La creatividad y nuestras mentes precisan pausas y silencio, porque además las pausas y los silencios son amigos de las buenas decisiones. 

 

Saber priorizar y saber decir que no es fundamental para no tener agendas inviables y no llegar quemados al final del día. No asumir más compromisos que los que podemos en todas nuestras facetas, familiares, laborales y sociales. Es mejor hacer listas diarias y más minimalistas, e ir paso a paso. En la actualidad tenemos la posibilidad de hacer más cosas en menos tiempo, pero las “to do list”, son cada vez más largas e interminables. Y eso muchas veces nos genera frustración y ansiedad.

El descanso y el no hacer nada tienen que ver mucho con la emoción de la calma. Nutrir la calma y la tranquilidad en nuestras vidas tendría que ser un hábito diario. Hace años tengo un lema que digo muy a menudo que es: “Dejar de hacer para ser”. El destinarnos y regalarnos tiempo a nuestro ser, a cultivar nuestra esencia y a pasar tiempo con nosotros mismos es el mejor regalo que podemos hacernos.

Richard Davidson, padre de la neurociencia contemplativa dice: “Calmar nuestras mentes y abrir nuestros corazones no es solo bueno para nosotros, sino que realmente puede beneficiar a todos los que nos rodean”.

Te comparto 10 acciones para calmar la mente

  1. 1

    Anotá en un papel todo lo que tenés pendiente.

  2. 2

    Distanciate cuando la solución al problema no depende de vos.

  3. 3

    Si tu cabeza empieza con bucles de pensamiento, salí a moverte. Es el cuerpo en movimiento la mejor vía para gestionar las emociones.

  4. 4

    Respirá conscientemente varias veces al día, te dará mucha quietud mental y te ayudará a traer la atención al ahora y ahora.

  5. 5

    Escribí lo que te preocupa (en tamaño bien chico así el cerebro piensa que el problema no es tan grande) y dedicale solo un tiempo al día.

  6. 6

    No sos tus pensamientos, sos tus acciones.

  7. 7

    Pedí otro punto de vista y rodéate de personas empáticas y compasivas.

  8. 8

    Regalate un mínimo de 10 minutos al día de inactividad. No te llenes de estímulos y de actividades constantemente. 

  9. 9

    Proponete dejar el celular varias horas al día. Cada vez somos menos dueños de nuestra atención y concentración. 

  10. 10

    Practicá alguna actividad placentera y manual al día, esta es una de las mejores distracciones y descansos para la mente.

Además, preguntate: ¿qué tipo de descanso necesitás hoy en este preciso momento para recargar energías? Te acerco 7 tipos de descansos distintos que podemos elegir a lo largo de nuestros días:

  1. 1

    Descanso físico: buena calidad de sueño que no siempre está asociada a la cantidad de sueño. O dejar de entrenar unos días y darle tiempo al cuerpo para tomar envión y volver con mayor energía.

  2. 2

    Descanso sensorial: a veces lo que más necesitamos es menos estímulos y un poco de silencio.

  3. 3

    Descanso creativo: reconectar con algún hobbie o tarea manual que nos guste mucho.

  4. 4

    Descanso social: salir por unos días de las redes sociales o pasar más tiempo con nosotros mismos.

  5. 5

    Descanso emocional: hacer pausas y chequeos de nuestros niveles de energía, satisfacción y motivación.

  6. 6

    Descanso mental: observarnos y prestar atención a nuestros pensamientos, ¿si estos son útiles? O quizás precisemos perdernos en un libro.

  7. 7

    Descanso espiritual: dedicarnos tiempo para pensar nuestro plan vital, ¿qué nos hace dotarnos de sentido?

Con mi sombrero de Neuroeducadora les propongo que pongamos de moda el “aprender a hacer nada”, ese “no hacer mental”, que nos permite vagar libremente sin presiones y utilizar esta cualidad del cerebro en forma intencionada.
Cuidémonos entre todos, nos necesitamos.

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