El juego de las diferencias: primer hijo versus segundo hijo
Atrás quedaron las épocas en que disfrutabas las mieles de ser madre primeriza; el combo completo te cambia las prioridades
18 de octubre de 2017
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Con la llegada del segundo la idealización y la perfección en cada una de tus acciones hacia la maternidad perfecta, te transforman en una madre más realista...
¿Repasamos las distintas situaciones?
LACTANCIA
Créditos: Ilustraciones de Erica Villar
Primer hijo: #yodoylateta. Chorreás leche las 24 hs., pero no te importa porque te sentís una vertiente nutritiva capaz de derrotar todas las pestes. Y cada provechito es una fiesta.
Segundo hijo: #yodoylateta... ¡y la mamadera! Y calentarla en el microondas ya no te parece una locura. Y lo mejor es que ¡los papás también lo pueden hacer!
EL PAÑAL
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Primer hijo: sagrado. Le dejás la cola reluciente, usando óleo calcáreo como si fuera lustramuebles. Y armás un ritual con canciones, juegos de estimulación y masajes shantala, a los que les dedicás todo el tiempo del mundo porque... lo tenés.
Segundo hijo: express. Sentís amor hacia el creador de las toallitas húmedas, que son limpiamocos, manos, cara, cola y hasta "baño exprés" si tenés que salir y no tenés tiempo. Y si el pañal dice que "dura 8 horas"..., le creés.
EL ALIMENTO
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Primer hijo: todo healthy. Le das hamburguesitas de quínoa orgánica con espinacas y brotes de soja, porque te leíste media biblioteca sobre los beneficios de la comida sin conservantes ni aditivos. Y a tu suegra, que ni se le ocurra darle golosinas, ¡porque arde Troya!
Segundo hijo: lo que hay. Bue, comer galletitas, patitas y hamburguesas no es tan grave. Tienen que probar de todo así de grandes no le hacen asco a nada.
EL PEDIATRA
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Primer hijo: sos pediatra-fan. Lo elegís tras un casting de 20 profesionales recomendados. Pero una vez seleccionado, es tu referente a toda hora. Sos capaz de mandarle un audio a las 2 a. m. porque le escuchaste una "tos rara".
Segundo hijo: ¿miedosa yo? Te relajás un poco; ya no se te cierra el pecho ni te angustiás con cada síntoma sospechoso. Para los mosquitos existe el repelente; que vaya al jardín lo ayuda a crear anticuerpos... La postura es "que no viva en una burbuja". Y hay un miedo fuerte que ya dominaste: el miedo a ser mamá.
TU DESCANSO
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Primer hijo: mamá zombi. Dormís con un ojo abierto y el otro cerrado. Tu promedio de sueño no llega a los 45 minutos por noche. Tan cansada estás que ni te sacás el camisón, a ver si lográs meter una siestita durante el día.
Segundo hijo: mamá zombi reloaded. Los tiempos son más flexibles: se duerme cuando se puede, se come cuando se puede y se cambia el pañal cuando... está superado su límite. Te repetís que hacés lo mejor que podés con lo que tenés.
LA HORA DE DORMIR
Primer hijo: noni noni. Su cuna está pintada a mano, con chichoneras diseñadas a medida. Y te levantás 300 veces por noche... solo para confirmar que respira.
Segundo hijo: duérmase quien pueda. Sale el colecho a full, porque si no, nadie duerme... ¿Y si la cama es demasiado chica para todos? Bue, papá puede mudarse a otro cuarto y ¡listo!
EL BAÑO
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Primer hijo: al agua pato, pato... El ritual diario incluye música tranquila y un delicado jabón de glicerina, lo secás con una toalla suavecísima de 600 hilos y le hacés masajes con aceite. Ni en un spa 5 estrellas te atienden así.
Segundo hijo: caos bañístico. Lo bañás día por medio, lo dejás que se coma el jabón (¡no le va a pasar nada!) y lo secás con la toalla que agarrás levantando la pierna en el aire. Y en verano, ¡la pileta es baño!
LA ROPITA
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Primer hijo: #minilooks. Le lavás toooda la ropa a mano con jabón blanco antes de que nazca y solo usás bodies de algodón orgánico para que no le dé alergia. Y como es el único, te encanta comprarle todo lo que se usa, aunque las leggings lo amatambren cuando le ponés el pañal.
Segundo hijo: #minilooks... no tan fashion. Usa la ropa viejita del hermano, y sin respetar la estación (le tocan mangas largas en verano y shorts en invierno). Ya sabemos que la regla número uno de la moda es que "todo vuelve".
LAS FOTOS
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Primer hijo: cámara attack. Pobre criatura, absolutamente todo el diario de su vida -hasta el parto- está registrado en Instagram y Facebook. Incluso aunque no sabe hablar, ya tiene seguidores y fanpage.
Segundo hijo: cámara low bat. El fanatismo ya se te pasó y a duras penas retratás algunos hitos de su vida. Se vienen grandes escenas de celos entre hermanos. ¡A bancarla!
Carolina Parmo
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