Día Mundial de la Adopción: 5 miradas sobre la importancia de adoptar
Cinco miradas sobre la importancia de adoptar, que no es solo abrirse a formar una familia y darles un hogar a niños y niñas que lo necesitan, sino también un profundo cambio de vida.
9 de noviembre de 2023
hablemos-de-adopcion_01.jpg - Créditos: @universosminimos
Vivimos en tiempos en los que crear y sostener una familia es un desafío contemporáneo, que para quienes lo eligen requiere una labor emocional, económica y física, que a medida que la mapaternidad se reconfigura, suma nuevas variables. Sin embargo, las nuevas estructuras familiares que han surgido, es decir, la idea de que puedan armarse familias uniparentales, del mismo sexo, con más de un padre o madre o con vientres subrogados, nos invita a considerar otros modos de pensar la familia.
La adopción es una alternativa cada vez más considerada por quienes no pueden tener hijos por diversos motivos, pero también por quienes apuestan a darles un hogar a niños que lo necesitan. En este sentido, es muy importante el trabajo que se realiza desde el Estado, tanto en políticas públicas y campañas de concientización como en la adopción del registro de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos, que busca sistematizar y formalizar esa voluntad adoptiva por parte de personas y familias en nuestro país.
Este es gratuito y está apuntado a aquellos con el deseo de adoptar, para acompañarlos con información sobre los pasos a seguir para lograr esa adopción. Asimismo, es interesante destacar que, en materia de adopción, la tendencia siempre se manifiesta en favor de los más pequeños: por ejemplo, de 2023 ya puede observarse una preferencia mayor por la adopción de niños de 1 a 8 años, que comienza a bajar estrepitosamente de ahí en adelante hasta llegar a la adolescencia, 15 años o más.
Del mismo modo, el perfil adoptivo para niñez con discapacidad o enfermedades también es comparativamente más bajo (18,91% vs. 81,09%). Una sorpresa interesante y que se alinea con la nueva mentalidad de los tiempos que corren: un leve, pero progresivo aumento en la cantidad de legajos con un solo solicitante, es decir, pedidos de adopción para familias uniparentales.
Párrafo aparte merecen también los esfuerzos de diversas ONG, como la que presentamos en estas páginas, que dedican su actividad a brindar información e impulsar la adopción de niños y niñas más grandes, que son quienes casi siempre quedan relegados por el sistema y por la elección de los padres. Los procesos en donde se hacen coincidir a los postulantes con los niños y adolescentes que esperan pueden resultar difíciles, pero, como en toda familia, los vínculos se van construyendo y profundizando, afianzando y conformando desde el amor, el respeto y el cuidado.
ADOPTEN NIÑES GRANDES: "Somos una ONG que ayuda a desromantizar y desmitificar la adopción"
Quiénes son y qué hacen: Colectivo de madres y padres unidos para derribar mitos y prejuicios sobre adopción.
Somos un grupo de madres y padres autoconvocados con historias diversas, pero con un denominador común: todos transitamos la adopción como uno de los caminos para formar nuestras familias. Buscamos aportar nuestro grano de arena para cambiar la historia de tantos niños que pasan años en hogares viendo cómo sus pares más pequeños son adoptados mientras se preguntan... ¿Cuándo conoceré a mi familia? En Argentina, la cantidad de niños en situación de adoptabilidad crece a medida que se acercan a la mayoría de edad, mientras la cantidad de postulantes baja de forma drástica. La edad promedio de los niños en situación de adoptabilidad es mayor a los siete años. Trabajamos para que aumente la cantidad de legajos dispuestos a adoptarlos y restituirles sus derechos.
Confiamos en que la concientización sobre la disponibilidad adoptiva de quien se inscribe en la base mejore esta situación. Consideramos que la ley actual es un gran avance respecto a la anterior, pero hay tiempos que no se respetan y abogamos para que el Estado reduzca plazos para el deseado encuentro entre niñas y niños y sus futuras familias.
Desromantizamos la adopción. Somos personas reales ahijando niños con problemas y con una historia que están resignificando y lo harán toda su vida. Sabemos que hay que prepararse para acompañarlos y por eso trabajamos para que quienes emprendan el camino cuenten con la mayor cantidad de herramientas. ¿El amor de la familia no alcanza? Sí, pero cuanto mejor preparados estemos, ¡mejor! Ponemos énfasis en que los niños son quienes tienen el derecho a tener una familia y no los adultos a tener un hijo.
Cada viernes contamos la historia de una de nuestras familias en Twitter mediante el hashtag #adoptenniñesgrandes. Queremos visibilizar a estos niños grandes y sus realidades a través de casos reales y así derribar mitos y prejuicios sobre ellos y su adopción con una mirada realista, concreta y práctica. También ayudamos en las consultas que nos llegan, siempre desde nuestra experiencia individual como madres y padres que, luego de transitar juzgados, hogares, familias de acogida, instituciones de toda índole, sentimos la necesidad de visibilizar a esos niños, niñas y adolescentes que están ansiosos por ser recibidos en una familia.
Nos interesa desmitificar que los niños que superan los cinco años e incluso los adolescentes son más difíciles de integrar o que llegan con dificultades añadidas. Cada uno de nosotros como familia tenemos historia, personalidad, sueños y necesidades que nos hacen únicos, por lo que cada proceso de adopción es un recorrido diferente. Buscamos que más gente se anime a dejarse adoptar por ellos.
También organizamos entrevistas y charlas en Instagram donde nos enfocamos en la experiencia del colectivo sobre temas que nosotros mismos necesitamos aprender. Sin tapujos, sin héroes ni derrotados, nos permitimos hacer emerger realidades propias de nuestra cotidianidad. Por otro lado, divulgamos las búsquedas de familia cuando llegan a las instancias de convocatoria pública porque entendemos que no tienen la difusión necesaria y en muchos casos es la última oportunidad para que todo niño o grupo de hermanos pueda satisfacer su derecho a una familia. Cada uno de nosotros ya experimentó ese abrazo eterno, ese “pa” o “ma” que reconforta, y queremos que otros disfruten de esos momentos que llenan nuestras almas.
GABRIELA SEGOVIA LARA: “Hice un proceso de adopción uniparental; es un deseo que está vivo”
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Quién es y qué hace: Consultora en gestión del talento y work engagement. Hizo un proceso de adopción uniparental.
Frente a la casa de mis viejos vivía una pareja mayor que no tenía hijos y con quienes poco a poco nos fuimos conociendo hasta convertirse en una especie de “abuelos adoptivos” que los domingos al mediodía venían a casa para almorzar todos juntos, incluidos mis hermanos y mis viejos. Poco a poco se fueron sumando amigos, novios, novias y después también mis sobrinas. Una familia como todas, porque, si te ponés a pensar, estoy segura de que vos también tenés vínculos que van más allá de la sangre. La mía es de esas familias que no chequean si los lazos son de sangre o se construyeron con los momentos compartidos; de la mesa grande y repleta de gente.
Eso fue lo que conté en una de las entrevistas del proceso de adopción, cuando me preguntaron si veía viable sostener el vínculo de los niños con su familia de origen. El proceso adoptivo que yo transitaba en ese momento comprendía a dos hermanos que eran parte de una familia más grande: eran en total seis hermanos, una ya mayor de edad y otros tres que estaban participando en otro proceso adoptivo diferente al mío. Aún no tenía muchos más detalles, pero me habían dado esta información y, si bien no era la situación más típica, no me pareció muy descabellado que siguieran en contacto. Con tiempo iríamos viendo cómo se daba todo, como en cualquier familia extendida.
Si bien finalmente la adopción de esos dos hermanos no pudo avanzar, me dejó muchas enseñanzas. Empezando por la decisión de iniciar un proceso de adopción, que no fue algo de un día para otro, sino que implicó hacerme preguntas, animarme a cuestionarme cuál era mi deseo y qué entendía por familia.
La adopción es una institución jurídica destinada a restituir el derecho de niñas, niños y adolescentes a vivir en familia. Esta definición fue clave para entender dónde está el foco de este proceso y, de alguna manera, me hizo empezar a vivenciar la maternidad, aunque siga siendo solo un deseo en mi vida. Por primera vez, yo –que siempre soy de mirar el resultado– empecé a valorar el proceso. Entendí, y sentí, que lo único importante era el bienestar de esos niños. Cuando me confirmaron que desde el Consejo habían decidido avanzar en el proceso con otra familia porque era lo mejor para los niños, sentí una felicidad muy grande. Por primera vez me di cuenta de que podía estar preparada para maternar, que no era un “check” en mi lista de proyectos cumplidos, sino un deseo que está vivo y que sucede más allá del resultado.
Ahora estoy en una pausa o, mejor dicho, transitando el duelo de este maternar que no llegó. De todos modos estoy segura de que volveré a intentarlo, porque la adopción se trata de dos deseos que se encuentran.
MACARENA GIAMPAOLO: "Fui adoptada al nacer"
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Quién es y qué hace: Tiene 25 años, es bailarina, cantante, tripulante de cabina y profe de danza. Fue adoptada al nacer.
Cada adopción es distinta y tiene su particularidad. Es un proceso lento, de mucha paciencia y amor, en el que tener una red de contención es fundamental para poder sostener y acompañar. Evitando la mentira y la omisión de información que pueda ser útil para ensamblar la identidad propia. Me parece primordial resaltar la importancia de informarse, buscar apoyo y hablar con la verdad. De mi experiencia, saber la verdad desde mi niñez me ayudó a conocer una pieza clave de mi historia para poder transitar mi vida de una manera natural, sin juzgarme. Porque muchas veces, sobre todo cuando iba a la escuela, flaqueaba al escuchar cómo mis compañeros marcaban ciertas diferencias.
Mi historia y la de mis hermanos es distinta, pero no menos importante. Una madraza médica, con el deseo de formar una familia, que movió cielo y tierra para tenernos. Una fuerza que la llevó al hospital de Corrientes en busca de mi hermano mayor, quien nació con un síndrome congénito. Luego fue a Entre Ríos por mi hermano del medio y al tiempo llegó mi hermana de Coronel Vidal, que lamentablemente falleció de muerte súbita, dejando mucho dolor y enseñanzas. Tiempo más tarde llego yo, la última integrante de la familia. Me siento una persona afortunada porque tuve la suerte, junto con mis hermanos, de siempre saber cada detalle de nuestra historia y tener esa información a disposición cada vez que necesitábamos. Me quedo siempre con su ejemplo, saber que podés darle una nueva y mejor calidad de vida a una persona que te está esperando y que depende de vos hacer que suceda, porque adoptar se puede.
CATALINA HORNOS: "Adoptamos siete niños y niñas; el desafío es darle a cada uno lo que necesita"
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Quién es y qué hace: Es Directora general de la ONG Haciendo Camino. Adoptó siete niños y niñas.
Después de seis años viviendo en Añatuya, Santiago del Estero, decidí hacerme cargo de siete chicos que habían sufrido mucho. Yo los elegí como hijos y ellos me eligieron como mamá. Cuando llegamos a nuestra casa en Buenos Aires había mucha ilusión, pero también se despertaron en mí muchos miedos y preguntas. ¿Podré hacerlo? ¿Podré ayudarlos a sanar sus heridas? ¿Podremos adaptarnos a tantos cambios como familia? Es imposible anticipar las dificultades y las pruebas que uno tiene que atravesar en este camino.
Adoptar chicos implica aceptar que cada uno de ellos trae una historia previa de la que nosotros no somos parte. Y esa historia a veces nos asusta. ¿Volverán sus padres algún día a buscarlos? ¿Habrán dejado secuelas irreversibles? Como padres, tenemos que ayudarlos a entender y elaborar lo que les pasó, respetar sus tiempos, validar sus enojos y sus frustraciones, acompañarlos a reparar. Es nuestra responsabilidad brindarles una nueva experiencia, la de sentirse amados y cuidados por sus papás.
En mi caso, algunos de los chicos ya eran grandes y fue difícil construir la confianza. Algunos se asustaban ante un movimiento o les costaba mirarme a los ojos o contarme lo que les pasaba; otros estaban más a la defensiva y tenían reacciones violentas. Después de haber sido lastimados por quienes debieron haberlos cuidado, los chicos me veían como una amenaza. Sin embargo, el tiempo y el amor fueron construyendo la confianza. Ellos fueron aprendiendo que contaban conmigo y que yo los iba a querer independientemente de lo que hicieran o dejaran de hacer. Y yo fui aprendiendo cómo acompañar a cada uno.
Lo más difícil en una familia tan numerosa no es preparar la comida ni ver cómo van a dormir. El mayor desafío tiene que ver con poder darle a cada uno lo que necesita en función de su historia y de su etapa evolutiva, ofrecerles tiempo de calidad, generar charlas y momentos individuales. La conformación del vínculo con cada uno fue un proceso artesanal. No hay teoría ni libro que nos pueda dar todas las respuestas.
Como mamá, a veces me sentí perdida sin saber de qué manera encarar algunas situaciones, pero como toda maternidad, la adopción es un aprendizaje continuo. Y entendí que si estamos juntos y nos queremos, podremos enfrentar todo lo que la vida nos proponga. Estoy convencida de que todos los chicos merecen una familia, independientemente de la edad que tengan. Ojalá como sociedad podamos garantizarles este derecho.
ALEJANDRA SHANAHAN: "Centrar a las infancias y adolescencias en un rol de protagonistas es clave"
Quién es y qué hace: Directora de Promoción y Protección Integral, Secretaría Nacional de Niñez.
Centrar a las infancias y adolescencias en un rol de protagonistas en los procesos de adopción, respetando sus derechos tal como lo garantiza el marco legal vigente, es para nosotros fundamental. Aquí son de suma relevancia tanto los organismos de niñez, que tienen a cargo el cuidado transitorio de niños, niñas y adolescentes, como la Justicia, que tiene un papel importante en el control de legalidad, en la elección de los postulantes y, finalmente, en el juicio de adopción.
Respecto a las familias que quieran adoptar, desde el orden legal, es requisito fundamental que estén inscriptas en los registros de aspirantes a guardas con fines de adopción, que se encuentran en cada una de las provincias. Al inscribirse se les consulta también cómo quieren conformar esa familia, manifestando su voluntad adoptiva, es decir, cuál es su disponibilidad con relación a edades, grupos de hermanos, entre otras cuestiones. El colectivo de niños y adolescentes que están en situación de adoptabilidad (con una sentencia judicial) es heterogéneo, en su mayoría son mayores de 7 años, grupos fraternos, con su propia historia y sus propios deseos. Desde SENAF, a través de campañas que realizamos con el Ministerio de Justicia, también buscamos que las familias que se inscriban tengan una voluntad amplia, es decir, que puedan proyectarse como madres y padres, que tomen la decisión estando bien informadas, despojadas de mitos, que puedan pensar en construir una familia a través de la adopción, con los niños y las niñas que realmente están a la espera de una familia.
La Lic. Alejandra Perinetti, Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina, suma: según cifras estimadas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más de 150 millones de niños en todo el mundo necesitan una familia. En Argentina, de acuerdo a los datos brindados por la SENAF en el informe Situación de Niñas, Niños y Adolescentes Sin Cuidados Parentales (Actualización 2020) 2.199 niños, niñas y adolescentes se encuentran en situación de adoptabilidad. Lo que representa el 24% de los niños en cuidado alternativo. Mientras que la información que brinda la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA) señala que son 1616 familias en la actualidad con disponibilidad adoptiva.
Asimismo, un dato que describe la realidad es que el 98% de las familias pretende adoptar niños de hasta 4 años, con el agravante de que en Argentina la edad promedio en la que los niños y niñas pierden el cuidado familiar es generalmente partir de los 10 años. Estas escasas estadísticas aun así representan un llamado a la acción, a la reflexión, y a la sensibilización de la sociedad argentina en su conjunto. Nos lleva a cuestionar mitos arraigados en nuestra sociedad y a la necesidad de sensibilizar a la comunidad de la situación de los niños y niñas sin cuidado parentales en nuestro país.
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