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¿El sigue atado a su ex y vos también?: los desafíos de las “segundas administraciones”

A veces, la mochila de tu pareja pesa más de lo que podés soportar


Ilustración: Ariel Escalante

Ilustración: Ariel Escalante



Imaginate esta escena: el dueño de las cabañas de Mar de las Pampas, ese espacio soñado que tenés “apalabrado” para una escapada en pareja, te manda un mail preguntando si ya podés confirmarle la reserva, pero todavía tenés que esperar a que tu pareja te diga si ya arregló las fechas con su ex para que quede al cuidado de su hijo. Mientras esto sucede, te llega el sonido del cuarto de al lado, y escuchás a tu pareja hablando con su ex porque Joaquín, de 5 años, no se quiere lavar los dientes. ¿Te suenan este tipo de situaciones cotidianas? Si estás en pareja con alguien que tiene hijos, bien sabés que no haber sido la primera y única mujer en su vida tiene sus contradicciones y sus propios desafíos para el nuevo vínculo. ¿Sentís que él sigue “atado a su ex” y, en definitiva, vos también? ¡Bienvenida al club de las segundas administraciones!

Ojo, acá no estamos hablando de que siga enganchado a nivel emocional a su pareja anterior, sino que desde las resoluciones y/o decisiones cotidianas notás que sigue pegado a la historia pasada. Y todo bien; sos madura y entendés que al haber tenido hijos también tenga una “socia de crianza” de por vida. Pero una cosa es tener que ponerse de acuerdo en cuándo nos tomamos vacaciones y otra muy diferente es esperar a que la mensajee por cada decisión que tenga que tomar en el día a día de sus hijos. Hay temas que se escapan de los límites de lo que corresponde involucrar al ex. ¿Cómo hacer para que ese vínculo no contamine el nuestro?

La casa está en orden

Entonces, ¿cuál es el perfil aceptable del preguntón? Lo que entendemos es que hay decisiones conjuntas con un ex, que tienen que ver, fundamentalmente, con los grandes temas de los hijos: a qué escuela van a ir, si van a usar celular o no, si hay algún problema en el colegio, cuestiones relativas a la salud, a las vacaciones, etcétera. También pueden existir asuntos patrimoniales porque hay matrimonios disueltos con los que aún se comparte una sociedad conyugal, no solamente bienes en común, sino que todavía pueden estar teniendo alguna sociedad laboral. Entonces, desde luego que ahí también hay que tomar decisiones juntos.

Alerta naranja

Pero ¿en qué situaciones hay conflicto en puerta? Cuando, por ejemplo, estás en pareja y ves que su ex tiene una franca manipulación respecto del dinero, de los horarios, de las visitas, de las vacaciones, en fin, de casi todo. Son esas personas que, más allá del acuerdo legal que hayan hecho, se les nota a la legua que son “manejadores” y tienen conductas extorsivas. Ante una situación así, es normal y válido que te sientas irascible. Te genera impotencia discutir con tu pareja por alguien de “afuera”; lo responsabilizás de no poner límites y, probablemente, decís cosas que lleven a la pelea del tipo “¿no te das cuenta de lo que te está haciendo?”; “¿por qué no consultás a un abogado?”; “no puede ser que te manipule de este modo”. Así suele armarse una especie de tironeo de todos lados, porque seguramente tu pareja, para no escalar el conflicto, dice que sí a pedidos a los que debería decir que no, lo cual, tarde o temprano, trae problemas al vínculo de ustedes.

¿Le tiramos un salvavidas?

En principio, no conviene opinar sobre las ex parejas o la manera en que los ex se vinculan, porque es algo doloroso y difícil. A menos que se desate algo que involucre de lleno tu vida presente. Pero si la ex es manipuladora al punto tal que les complica la vida –por ejemplo, jamás accede a cambiarles espontáneamente un fin de semana– y siempre está saboteando..., quizás haya llegado el momento de opinar. ¿Cómo? Lo mejor es hacer una alianza con tu pareja, porque si hay un manipulador del otro lado y ustedes no funcionan en equipo, el tercero finalmente logra su cometido. De una, en esta pelea, sos su aliada. Entonces, si ves que las cosas se están yendo de las manos, como la gran coequiper que sos, podés sugerir que recurra a, por ejemplo, terapeutas de pareja o de familia. Esos espacios están buenos porque ahí tercerizan el tema. Incluso las cuestiones económicas se pueden resolver poniendo un poco de paños fríos, sin abogados de por medio.

Alerta roja

En estos temas, mucho tiene que ver la forma en que esa pareja anterior se haya separado. Cuando es una buena separación, es sencillo, porque se negocia desde el cariño que alguna vez hubo. Pero cuando la ruptura fue mala y aparece una nueva pareja, frecuentemente se ponen obstáculos en la nueva relación. Y acá está el truco: si alguno de los dos empieza a darles mucha importancia a estas trabas, lo que hace es subirles el precio: le mostrás al otro una parte vulnerable. Entonces, a veces, ante una ex claramente resentida, las expertas consultadas remarcan que es mejor ceder y que no se nos vaya la vida.

¿Cuál es el límite?

Ahora, hablemos de los límites, porque sos de carne y hueso y a veces la térmica se le puede saltar hasta al mismo Buda. No puede ocurrir que, por ejemplo, se dé lugar a la ambigüedad o a que te escondan diciéndote: “Mirá, cuando paso por la casa de mi ex es mejor que no te vea ni en el auto porque se enfurece...”. ¡¿What?! Acá hay un límite: negar la existencia de la pareja actual no está bien, no es bueno para nadie, es irritante y es, claramente, cruzar la raya.

Sin importar qué tan fuerte sea el color de esa alerta, cuando se dispara constantemente, el punto es definir si le tirás un salvavidas a la relación o si le ponés un stop para, en definitiva, cuidarte vos. Preguntate: ¿es realmente dependiente o vos estás mirando fuera del cuadro? Puede que tu pareja esté atada a su ex o que solo se trate de una interpretación tuya, es decir, que en tu fantasía quisieras compartir tu vida con alguien que no venga con una mochila extra. Entonces, lo primero es entender si realmente el otro depende de su relación pasada para tomar ciertas decisiones o somos nosotras las que pretendemos a alguien que parta de foja cero, en otras palabras, tan independiente como si fuera un soltero en sus veinti. Si es la segunda, amiga, quizás hayas agarrado para el lado equivocado.

Expertas consultadas

  • Patricia Faur. Psicóloga, especialista en dependencias afectivas. @patofaur.

  • Graciela Moreschi. Médica psiquiatra. @gracielanormamoreschi.

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