Mi pareja no tiene amigos: ¿qué puedo hacer?

Entender los motivos de lo que le pasa al otro es primordial. Es muy distinto si la falta de amistades está vinculada con una decisión personal o una mudanza, por ejemplo, que si esta ausencia se debe a características de su personalidad que pueden no estar tan buenas. Eso, querida amiga, sí puede afectar la relación a la larga. 

Poder diferenciar si se trata de algo circunstancial y momentáneo es clave, ya que si esto es un patrón que se repite a lo largo de toda su historia, es hora de que te preguntes si tiene alguna dificultad para vincularse, para compartir, para cultivar vínculos a largo plazo, pero por sobre todo, preguntarte si es compatible con lo que vos querés para tu vida.

Como decíamos antes, cuando tenemos amigos nos damos la posibilidad de potenciarnos, de mejorarnos, de corrernos de nuestro ego. Hay personas muy introvertidas, tímidas, a las que les cuesta relacionarse pero que no lo viven como un tema, la interacción que tienen les es suficiente. Hay otras que tienen lazos familiares muy fuertes, y eso de alguna manera ya equilibra la necesidad emocional de contar con un otro.

Cuando tu pareja no entiende que dediques tiempo y energía a tus vínculos de amistad porque él no tiene amigos, suele traer como consecuencia que te exija y reclame más atención. La problemática aparece cuando la persona que no tiene vida social te pone a vos como el único vehículo para contactarse y vincularse con el exterior. 

Y todo empeora cuando el otro, al no vivir el tipo de compromiso que supone la amistad, comienza a minimizar y no respetar los vínculos que vos sí tenés. Está bueno hacerse algunas preguntas que nos movilicen a prestar atención: ¿cómo se vincula con lo social? ¿Qué características tiene que hacen que las personas se alejen? 

Siempre hay alarmas que se encienden para alertarte de que algo no anda bien, cuando la falta de amigos es la punta del iceberg y llegó la hora de replantearte qué tipo de vínculo estás construyendo.

Como casi siempre sucede en las relaciones humanas, la clave está en la comunicación. Si existe amor y ganas de estar juntos, ir en la búsqueda de un vínculo más saludable, en donde cada uno respete los espacios e intereses del otro, es fundamental. Te compartimos algunas claves para ocuparte de esto que te pasa y encontrar una solución:

Hablamos de “codependencia emocional” cuando la persona que tenemos al lado no solo no respeta y minimiza tus espacios personales y tus vínculos, sino que te convierte en su centro de atención y te demanda lo mismo. En una relación codependiente, uno de los dos integrantes se siente responsable de las emociones, necesidades, proyectos de la otra persona, dejando de lado todo tipo de individualidad y autonomía. Lo único que importa es tener al otro cerca y tener controlada la relación. 

La codependencia y el amor pueden parecer similares en la superficie, sobre todo cuando la relación está comenzando y todo es color de rosa, pero hay una diferencia fundamental: en una relación de amor saludable, cada persona mantiene su individualidad y puede disfrutar de ser quien es, de sus actividades, de sus amistades de manera independiente fuera de la relación. Sin embargo, en una relación de amor codependiente, uno o ambos miembros de la pareja sienten que no pueden funcionar sin el otro. 

Los codependientes suelen experimentar altos niveles de ansiedad, baja autoestima, dificultad para establecer límites saludables y una constante sensación de insatisfacción en sus relaciones. Pueden caer en patrones de dependencia emocional y repetir relaciones tóxicas, sosteniendo y alimentando así el ciclo de codependencia, siempre convencidos de que son víctimas de personas malas, que no les prestan atención, que las dejan de lado. Las relaciones se convierten en agobiantes y destructivas, en muchos casos.

Entonces, ¿cómo abordarlo?

Experta consultada: Florencia Brunetto, Lic. en Psicología, especialista en vínculos, MN 52.782. IG: @lic.florbrunetto.