Cada persona tiene que encontrar lo que le da bienestar. - Créditos: Getty
El concepto de bienestar sabemos que está relacionado con la salud y la calidad de vida, incluso en los últimos años tomó mucho protagonismo el “wellbeing”. Por eso es importante que hablemos de lo que implica el bienestar y saber que trabajarlo no es sólo mantener hábitos saludables.
La psicóloga especializada en gestión emocional y alto rendimiento Melisa Mirabet nos cuenta que el bienestar incluye la experiencia de vida de una persona, pero también la comparación de las circunstancias de la vida con las normas y valores sociales.
“El bienestar está relacionado con la salud y, al mismo tiempo, es un determinante de la salud”, dice. Es por eso que la Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó hace unos años la importancia de comenzar a trabajar en el bienestar de la población abordando tres problemas principales: el derecho a la salud, el acceso al cuidado de la salud y, sobre todo, que se pudieran abordar todos los determinantes que influyen en que las personas podamos estar bien.
“En este sentido, hoy tenemos una idea mucho más clara de lo que el concepto bienestar engloba”, apunta la experta. Y detalla conceptos importantes en el abordaje del tema.
“El bienestar es subjetivo porque se basa en la percepción y experiencia individual de cada persona. Lo que para uno puede ser una fuente de bienestar, puede para otro no serlo, por eso estar bien para alguien es levantarse a las 6 de la mañana a correr y, para otra persona, será poder dormir hasta tarde”, contrasta. “Del mismo modo, lo que una persona considera una vida satisfactoria y plena puede ser muy diferente a lo que otra persona valora y busca en su vida”.
También es importante saber –agrega- que el bienestar involucra diferentes aspectos de la vida y que es un término amplio que se refiere a la salud física, mental y emocional, así como a la satisfacción personal y al desarrollo de relaciones sanas. “Es una combinación de factores internos y externos, incluyendo hábitos de vida saludables, como también nuestro entorno social y ambiental, acceso a recursos sanitarios, económicos y oportunidades de desarrollo personal”, detalla.
Y, por último, sostiene que alcanzar el bienestar tiene que ser un proceso activo, es decir, para estar bien tenemos que hacer cosas que nos hagan bien. “Aunque siempre van a existir factores externos que pueden afectarnos, la responsabilidad de cuidar y mejorar nuestro bienestar recae en nosotros mismos”, apunta.
“Cultivar el bienestar es un proceso activo y muchas veces parte de ejecutar pequeñas acciones”, dice. Y agrega que puede que las mismas no cambien toda nuestra situación, es decir, que quizás no sean determinantes a que estemos bien, pero sí pueden ser predisponentes a que nuestra calidad de vida y la percepción de la misma mejore significativamente.
Experta consultada: Lic. Melisa Mirabet, psicóloga especializada en gestión emocional y alto rendimiento. IG: @MelisaMirabet.