5 claves para combatir el perfeccionismo
¿Sos muy exigente? ¿Te cuesta delegar tareas? ¿Necesitás tener todo bajo control? Si la respuesta es un sí rotundo, esta nota es para vos.
20 de febrero de 2023
perfeccionismo-salud-mental-ok.jpg - Créditos: Getty
Día a día, nos topamos con el recordatorio constante de que podríamos ser mejores. Con solo prender la tele o navegar un rato por las redes sociales, somos interpelados por mensajes que promueven determinados cánones de belleza, de éxito y de estilos de vida. Por lo general, no dan innumerables consejos para mejorar nuestros hábitos, nuestra forma de vestir o nuestra rutina de trabajo.
El mensaje es claro: cuanto más perfecto seas, más valioso y seguro te sentirás. “El origen del perfeccionismo surge de creer que la valía de una persona está basada en los logros”, nos dice Laura Lewin, especialista en educación y oradora TedX, sobre este pensamiento que, muchas veces, nada tiene que ver con nuestra propia búsqueda o necesidad y que lo único que hace es incrementar el sentimiento de exigencia con nosotros mismos.
Ahora bien, ¿de dónde surge esta necesidad de perfección constante? Según la autora, esta tendencia puede tener diferentes orígenes y causas que involucran factores ambientales, sociales, culturales y hasta biológicos:
Experiencias tempranas: algunas personas pueden desarrollar un patrón perfeccionista como respuesta a presiones familiares o académicas desmedidas, críticas constantes, comparaciones con otros, castigo al cometer errores, o situaciones en las que se les exigía un alto nivel de rendimiento sin importar las circunstancias. Sin embargo, los extremos nunca son buenos. Crecer en un ambiente en donde se elogie de manera excesiva podría acostumbrar a los niños o jóvenes a depender del reconocimiento del otro en un futuro.
Rasgos de personalidad: algunos estudios sugieren que la tendencia al perfeccionismo puede estar relacionada con ciertos rasgos de la personalidad, como la autoexigencia o, por ejemplo, la preocupación excesiva por los detalles, el orden y la limpieza.
Expectativas sociales: en algunas culturas y contextos, el perfeccionismo puede ser visto como algo positivo y deseable. Las personas pueden sentir presión para cumplir con altas expectativas y ser perfeccionistas para obtener aprobación y reconocimiento social, especialmente en ambientes muy competitivos.
Factores biológicos: existen estudios que explican que la tendencia al perfeccionismo podría estar relacionada con la actividad de ciertos neurotransmisores y la forma en que se procesa la información en el cerebro. Asimismo, podría existir una predisposición genética.
Padres perfeccionistas: crecer en un ambiente con adultos autoexigentes podría generar niños con esta tendencia. Después de todo, los padres son, muchas veces, un modelo a seguir.
Perfeccionismo: efectos adversos
Si bien en algunos casos el perfeccionismo puede ser beneficioso, en otros puede generar estrés, frustración y ansiedad, lo que afectará negativamente la calidad de vida de las personas. “Cuando una persona perfeccionista no logra lo que desea puede experimentar una serie de emociones negativas y puede tener dificultades para recuperarse y seguir adelante”, advierte Lewin.
Por esta razón, la profesional hace hincapié en la importancia de aprender a ser compasivos con nosotros mismos y a aceptar que los errores y las imperfecciones son parte del proceso de aprendizaje y del crecimiento personal.
Claves para combatirlo
1
Establecer metas realistas: es importante establecer metas que sean alcanzables y que no impliquen un nivel de perfección irrealista. Es útil establecer objetivos que sean específicos, medibles y factibles, y que se puedan ajustar a medida que se avanza en el proceso.
2
Aceptar los errores y las imperfecciones: es fundamental aprender a aceptar los errores y las imperfecciones como una parte natural del proceso de aprendizaje y crecimiento personal. En lugar de criticarse duramente, es importante ser amable y compasivo con uno mismo.
3
Delegar tareas: a menudo “los perfeccionistas” tienen dificultades para delegar tareas porque sienten que nadie más puede hacerlas tan bien como ellos. Es importante aprender a confiar en otras personas y permitir que asuman algunas responsabilidades.
4
Aprender a separar la excelencia del perfeccionismo: la excelencia es hacer lo mejor que podamos; eso es muy bueno. Ahora, la obsesión por la excelencia no es sana y nos limita. Aprender a enfocarnos en el proceso y no solo en el resultado puede ayudarnos a mover el foco de atención y a relajarnos.
5
Buscar ayuda si es necesario: si el perfeccionismo está causando problemas significativos en la vida cotidiana, es importante buscar ayuda con un profesional de la salud mental. Un terapeuta puede ayudarnos a identificar estos patrones de pensamiento y comportamiento, y a desarrollar estrategias para superarlos.
Especialista consultada: Laura Lewin, autora y especialista en educación y oradora TedX. @lauralewinonline.