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5 tipos de cansancio y cómo pueden afectarte

Aunque estar cansado pareciera un sentimiento generalizado, la ciencia divide los tipos de fatiga en cinco clases. Te contamos cuáles son y cómo pueden afectarte.


5 tipos de fatiga y cómo pueden afectarte.

5 tipos de fatiga y cómo pueden afectarte. - Créditos: Getty.



"Estoy agotado", "Tengo muchísimo sueño", "Siento que no doy más". ¿Cuántas veces escuchamos estas frases o somos quienes las repetimos a amigos o familiares? La sobreproductividad (esa sensación de que no podés tener tiempo libre dedicado al ocio) así como la hiperconectividad no son gratuitas, tienen su lado B y es el cansancio crónico.

Ahora bien, ese agotamiento tiene un impacto directo en nuestra salud física, nuestro estado de ánimo y nuestra salud mental. Aunque parezca que todas las fatigas son lo mismo, en realidad, están clasificadas en cinco tipos diferentes:

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    Fatiga emocional. Considerada por los profesionales como una de las fatigas más comunes y recurrentes de las personas, es básicamente cuando sentimos tristeza, ira, depresión o frustración durante un período prolongado.Muchas veces esto se puede disparar debido a la angustia empática o la fatiga por compasión (es decir, cuando nos cansamos emocionalmente al lidiar con los sentimientos de los demás) así como también por nuestros propios altibajos emocionales.

    Qué tener en cuenta: aprender a administrar nuestros recursos y no considerarnos que somos una fuente infinita de energía. Tener tiempo para nosotros, para ocuparnos de nuestro bienestar, dar espacio a lo lúdico y a la recreación, así como aprendeder a 'no hacer nada', son algunas claves para evitar este tipo de cansancio.

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    Fatiga física. Quizás el tipo de cansancio más fácil de identificar, se trata justamente de la fatiga sobre nuestro propio cuerpo. En tanto los motivos, pueden ser variados: desde el exceso de actividad hasta la falta de la misma y el sedentarismo. Entonces, podemos decir que sentir nuestro cuerpo cansado o dolores en zonas particulares (como el cuello, la espalda, la cintura o las piernas), es el síntoma más común.

    Qué tener en cuenta: es fundamental comprender que el descanso es tan solo la respuesta inmediata para lidiar con este tipo de fatiga. Mientras que tener rutinas del sueño saludable es muy importante, no tiene que quedar solo ahí y por eso es necesario que revisemos toda nuestra rutina. Desde el sueño hasta los tipos de actividades que hacemos, desde nuestra alimentación hasta el tiempo de ocio.

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    Fatiga mental. De acuerdo al profesor de neurología de Stanford, Robert Sapolsky, un jugador de ajedrez puede llegar a quemar 6.000 calorías en tan solo un día de competencia. Aunque la mayoría de nosotros no somos jugadores profesionales, la lección es mucho más simple: nuestro cerebro consume una cantidad significativa de la energía de nuestro cuerpo. Ya sea porque tenemos un trabajo con una exigencia mental altísima o porque muchas cosas dependen de nosotros; las rutinas repletas de cambios, estrés, incertidumbre y/o toma de decisiones son las responsables de la fatiga mental.

    Qué tener en cuenta: es fundamental imponernos un límite en las obligaciones del día a día (dividir: lo urgente, de lo importante, de lo que puede esperar) y no agobiarnos con una lista de tareas pendientes que parece nunca terminar. Con esto, también podemos buscar actividades recreativas que nos ayuden a desconectar y dedicar tiempo a nosotros mismos.

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    Fatiga social. ¿Podemos cansarnos de tener demasiada interacción social? Sí. ¿Y de la poca interacción social? También. ¿Y de interacciones sociales que sentimos que no nos suman? Por supuesto. Interactuar, formar parte de grupos, intercambiar opiniones, dedicar tiempo a salidas con amigos o... estar en el escenario contrario y no tener nada de esto, puede generar fatiga social ya que todas estas actividades también requieren de energía y tienen un impacto directo en nuestra salud.

    Qué tener en cuenta: conocerse a uno mismo es importante por un montón de cosas y, entre ellas, identificar qué necesitamos. Tenemos que aprender a decir que no (cuando, por ejemplo, ese día queremos estar solos y tener un momento de descanso) así como buscar compañía (cuando, por ejemplo, estamos on para una salida con amigos).

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    Fatiga del alma. Si sentimos un mix de todas las fatigas anteriores o un tipo de cansancio que no terminás de identificar o definir, entonces los especialistas hablan de la fatiga del alma. Aunque suene aterrador, es más común de lo que uno cree. ¿Por qué? Simple, a veces la sensación de que la vida nos 'llevó por delante' tiene como consecuencia que nos demos vuelta y tengamos que pensar cómo llegamos al lugar en el que estamos. Comparada con las crisis espirituales, también puede ser un momento de recalibración, renacimiento y reflexión.

    Qué tener en cuenta: es importante que siempre tengamos presente la posibilidad de pedir ayudar profesional para ganar herramientas que no ayuden a trabajar lo que nos está pasando. Junto con esto, la actividad física o prácticas como la meditación, son ideales para mantenernos en contacto con nosotros mismos  y aprender a escuchar qué necesitamos.

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