
¿Cómo afecta la relación entre hermanos el favoritismo parental?
¿Cuál es el impacto en la salud mental de los hijos el favoritismo parental? Sobre este tema reflexiona el licenciado en psicología Alexis Alderete.
5 de marzo de 2024

La familia debe favorecer un entorno de crecimiento de cada hijo sin comparaciones dañinas. - Créditos: Getty
El 4 de marzo se celebra el Día del Hermano, por eso nos acercamos a un tema del que no se habla mucho: el favoritismo parental. ¿Existen señales específicas que los padres pueden identificar para evitar caer en patrones de favoritismo? ¿Cómo afecta el favoritismo parental a la relación entre hermanos? ¿En qué medida el favoritismo en la infancia puede influir en la salud mental y las relaciones interpersonales en la vida adulta? Estas preguntas se hace el licenciado en psicología Alexis Alderete y nos ayuda a pensar el tema.
Según explica el experto, el favoritismo parental es la conducta de preferencia que uno o ambos padres tienen hacia un determinado hijo en perjuicio de sus hermanos. Esta preferencia es sistemática y prolongada en el tiempo. Las manifestaciones más visibles pueden ser prestarle más atención, privilegios o elogios, entre otras.
Esto se desarrolla dentro de una dinámica familiar en la que los padres muestran predilección por aquel hijo que tiene mayores rasgos similares. Su carácter, sus habilidades, preferencias también son elegidas por uno o ambos padres, lo que fomenta que el niño favorito sea más cariñoso o afectivo que sus hermanos.
"Los padres probablemente no lleven adelante dichas conductas para lastimar al otro hijo, sino que se refuerzan por la aceptación del hijo favorito a consecuencia de compartir más tiempo de calidad", comenta Alderete. "Esta interacción en el transcurrir de los años desarrolla la personalidad de los niños, sus fortalezas y debilidades, así como sus preferencias y la forma de interactuar con el resto de los integrantes. Debido a que la familia es el primer contacto social que tienen los niños, la forma en que los padres interactúan con ellos podría tener repercusiones en su vida adulta".
Las características más visibles del favoritismo parental
Comparaciones constantes: los padres pueden verbalizar que uno de los hijos es mejor en determinadas circunstancias. Por ejemplo, decirle que su hermano saca mejores notas en el colegio, que es más extrovertido o que colabora con las tareas del hogar.
Límites visiblemente diferenciados: la aplicación de reglas y obligaciones puede ser mayor para uno de los miembros. El hijo favorito al tener las características de “hijo ideal” para los padres goza de mayores privilegios y permisos.
Atención desigual: uno de los hijos recibe más atención y afecto que los demás.
Comparten mayor tiempo de calidad: al tener similares valores, gustos y personalidades que los padres, tienen mayores interacciones dentro y fuera de su hogar.
"En muchas ocasiones las palabras que los padres van expresando en voz alta tienen la intención de fomentar conductas que para ellos son las correctas y adecuadas. Pero en la realidad lo que ocurre es que quien es receptor de las críticas, ya sean bien intencionadas o no, va a generar una relación distante, debido a que no puede cumplir las expectativas de sus padres. Esto puede provocar celos patológicos, conductas agresivas y el aislamiento", alerta Alderete.
Síntomas que aparecen en el niño relegado
Baja autoestima: se desarrolla una visión crítica y de autoinvalidación constante, y nunca puede alcanzar el cariño de los padres. Hay una gran falta de confianza.
Resentimiento: se desarrolla como un rasgo de personalidad el resentimiento, ya que en constantes ocasiones el niño percibe que su trato es injusto, recibe constantes agresiones o sus metas siempre son bloqueadas. La emoción del enojo puede llegar a acompañar al niño el resto de su vida.
Conflictos entre hermanos: debido a las constantes comparaciones que expresan los padres, entre los hermanos van a generar conflictos y distanciamientos. El favorito puede aprovechar la situación en detrimento de su hermano. Las competencias entre ellos pueden derivar en constantes peleas.
Malestar psicológico: los niños pueden desarrollar síntomas del trastorno de ansiedad, donde los pensamientos críticos siempre están presentes. Estos pueden ser del timpo de: ¿Qué estoy haciendo mal para que mis padres no me quieran? En algunos casos, se llega a la depresión. Esto dependerá de las habilidades y características personales del niño: también pueden desarrollar perfeccionismo para encajar en la dinámica familiar, lo que puede ser un rasgo sostenido cuando sea un adulto independiente.
"La forma de romper con este patrón de conductas es a través de la comunicación de todos los miembros de la familia, en donde se visibilice la individualidad de cada uno", propone Alderete. "Hay que fomentar las características propias de cada hijo para que puedan alcanzar su máximo potencial en la vida". Y enfatiza en que los padres son responsables de crear un ambiente equitativo.
"Es clave aprender a comunicar las emociones que van surgiendo en la dinámica familiar; las reacciones emocionales brindan información sobre una situación, son señales de que algo está sucediendo. Al aprender a expresarlas se reduce el sufrimiento que cada uno está atravesando", explica el experto.
El espacio familiar, los padres y madres deben crear un ambiente que valide las emociones y características individuales de cada hijo, para que cada uno pueda desarrollar y explorar sus capacidades con total confianza y amor.
Experto consultado: Alexis Alderete (MP 85367) es Licenciado en Psicología. Egresado de la Universidad del Salvador. Especialista en Trastornos de Ansiedad y Entrenamiento en Habilidades. (Fundación Foro). Posgrado en Sexología Clínica (Sociedad Argentina de Sexualidad Humana).
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