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Ganar flexibilidad: ¿cómo cambiar tu mindset para ser más creativa?

En este mundo cambiante, la flexibilidad es una capacidad que te permite adaptarte y resolver situaciones inesperadas de maneras creativas. ¿Cómo entrenarla en el día a día?


La flexibilidad Cognitiva es la capacidad de cambiar nuestras respuestas y acciones cuando nuestros contextos cambian

La flexibilidad Cognitiva es la capacidad de cambiar nuestras respuestas y acciones cuando nuestros contextos cambian - Créditos: Getty Images



Imaginate que en unos días tenés una presentación muy importante en tu trabajo. Es LA oportunidad para tu carrera. Por eso, pasaste las últimas semanas revisando cada detalle del Power Point que vas a presentar. Practicaste tu speech un millón de veces con cuanta persona se te cruzó enfrente. Estás tranquila, porque sentís que llegás preparada. Pero de repente, te entra un mensaje de tu jefa, diciendo: “Cambiaron la agenda, y la presentación va a ser mañana. Y no solo eso, sino que nos pidieron enfocarnos en otro tema en la presentación”. CHAN. Se frena el mundo. Pensás: “¿Mañana? ¿Cambiar el tema de la presentación? ¿Cómo voy a hacer para lograrlo?”

Probablemente viviste muchísimas situaciones como esta. Tenías un plan en tu cabeza, incluso YA lo estabas llevando a cabo, y ZAS, aparece un cambio. Nos puede ocurrir en cualquier área de nuestras vidas: en el trabajo, en tu vida amorosa, en el vínculo con tus hijos… Porque la realidad es que vivimos en un mundo que cambia constantemente (¡y cada vez más rápido!). Pero lo bueno es que contamos con habilidades que nos permiten adaptarnos cada vez que las reglas de juego mutan. Una de las más importantes es nuestra flexibilidad. Pero… ¿de qué se trata realmente?

La clave: frenar, crear, actuar

En el mundo de las neurociencias, hace tiempo que se viene estudiando lo que se llama Flexibilidad Cognitiva. ¿Qué es? Es nuestra capacidad de cambiar nuestras respuestas y acciones cuando nuestros contextos cambian. Desde algo tan simple como pinchar una rueda camino a un evento a algo tan grande como lograr reconvertirse despúes de un despido laboral. Lo podés llevar a distintos ejemplos, pero casi siempre la flexibilidad tiene ciertos momentos, en donde frenar la acción es clave para cambiar el mindset. Muchas veces sucede de la siguiente manera:

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    Ocurre un evento inesperado: por ejemplo, estás llevando a tu hijo al jardín, y te das cuenta al llegar de que tenía que ir disfrazado.

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    Freno el plan que estaba haciendo: frenás la acción, en este caso, no lo acercás a la puerta del jardín.

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    Pienso un nuevo plan: por ejemplo, volvés con él al auto, y buscás rápidamente en el baúl algo de ropa que quedó guardada.

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    Llevo a cabo el nuevo plan: por ejemplo, agarrás una campera de jean de su hermano más grande, y con maquillaje tuyo lo disfrazás de rockero.

¿Ser flexibles nos hace más creativas?

Existen muchas maneras diferentes en las que ponemos en práctica nuestra flexibilidad cognitiva. Por ejemplo, cuando tenemos que pensar ideas nuevas o diferentes. Por ejemplo, ahora mismo tratá de resolver esta simple consigna: anotá todos los usos diferentes que le darías a un ladrillo. ¿Estás pensando? ¿Cuántas se te vinieron? Al hacerlo, estás usando lo que en creatividad se llama fluidez: la capacidad de generar una gran cantidad de ideas. Y esta es una etapa clave de los procesos creativos.

Cuando resolvés un problema, cuando escribís una historia, incluso cuando intentás resolver un ejercicio de matemática, siempre hay una etapa en donde tenés que pensar en diferentes opciones sobre cómo lograr tu objetivo. Ahí es donde la flexibilidad cognitiva ayuda a tu creatividad.

Poder cambiar pensamientos y emociones

La flexibilidad tiene otro gran superpoder sobre nosotros: la capacidad de cambiar nuestros propios pensamientos. Sabemos que todos percibimos la realidad desde las historias que nuestra propia mente nos cuenta. Nuestra “manera” de ver la realidad se desarrolló en nuestra historia personal, combinado con algo de nuestros genes. Y lo más importante es que nuestros pensamientos, dan forma después a las emociones que sentimos…

Por ejemplo, imaginá que tendés a imaginar el peor escenario en cada situación que se te presenta –algo que los psicólogos llaman catastrofización-. Si se me pincha la rueda del auto, lo más probable es que piense: “No, qué horror, no voy a poder llegar a la reunión, ¡voy a perder mi trabajo!”. Y ese pensamiento te puede llevar a un gran pico de ansiedad.

Lo bueno es que la flexibilidad nos permite cambiar nuestras creencias y pensamientos. Por ejemplo, podemos aprender a desafiar la catastrofización, aprendiendo a detectarla cuando aparece, y después generando nuevos pensamientos, del tipo “Seguro voy a poder resolver esto pronto con el auxilio mecánico; voy a avisar que llego un rato más tarde a la reunión”.

Y lo más importante: también nos ayuda a cambiar la narrativa que tenemos sobre nosotros mismos. Si toda nuestra vida nos dijimos: “soy muy mala para los negocios, nunca voy a emprender”. Usar nuestra flexibilidad cognitiva nos va a abrir puertas para desafiarnos, para probar nuestros caminos y convertirnos en la mejor versión que queramos llegar a ser.

¿Cómo entrenar el mindset flexible en el día a día?

  • Exponete a desafíos y situaciones nuevas. Lo conocido es cómodo para nosotros, porque nos permite repetir las ideas y acciones que ya conocemos. Lo nuevo, en cambio, nos fuerza a flexibilizar y crear.

  • Practicá soltar el control. Creer que podemos controlar todo muchas veces nos impide ser más flexibles. Luchamos contra los cambios que aparecen, en vez de fluir y buscar maneras de adaptarnos a ellos. Por ejemplo, ¿te animarías a estar un día entero sin actividades planificadas, soltando la agenda?

  • Imaginá cómo es un día en los zapatos de otra persona. Puede ser tu tío, tu pareja, tu amiga del trabajo, etc. Tratá de imaginar donde vive, qué desayuna, dónde trabaja, cómo se siente durante el día, qué la motiva, etc.

  • Pensá diferentes maneras para resolver un problema. Seleccioná un desafío que tengas hoy en alguna área de tu vida. ¿Podés pensar cinco maneras diferentes de resolverlo?

  • Escribí una historia sobre vos misma. Leéla. Y después intentá reescribirla, inventando otro punto de vista. Por ejemplo, si escribís sobre una situación donde sentiste un gran fracaso, en la segunda oportunidad volvé a escribirla, intentando ver la situación como un gran logro.

  • Intentá trabajar e integrar equipos con personas diferentes a vos. Eso nos apertura a puntos de vista e ideas distintas y nos permite flexibilizar nuestras propias creencias y construir desde la diversidad.

Experta consultada

Adela Saez Cavia. Especialista en entrenamiento emocional, promoción de la resiliencia y neuroeducadora.

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