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Los especialistas recomiendan estas 3 herramientas claves contra los vampiros emocionales

Hay personas que tiran mala energía o absorben la nuestra. Claves para impermeabilizarte y protegerte.


Claves para no absorber la mala onda de otros y cuidar nuestro bienestar.

Claves para no absorber la mala onda de otros y cuidar nuestro bienestar. - Créditos: Getty



A esta altura, sabemos que nuestro buen humor es preciado, que nuestra energía es valiosa (y no es ilimitada) y que nuestros días son más felices cuando no nos enganchamos con la gente que nos tira mala onda. Y es fácil no engancharse cuando hablamos de personas que no conocemos: sabemos respirar hondo y hacer fush fush cuando el conductor de enfrente clava los frenos, cuando el kiosquero atiende a todo el barrio antes que a vos aunque estabas esperando hace rato, cuando al vecino de arriba se le ocurre colgar un cuadro a las 3 de la mañana.

Pero ¿qué pasa cuando tenemos un vínculo con las personas que nos afecta para mal? Si se trata de alguien del trabajo, de un amigo o amiga o de un familiar, sus acciones y comentarios no nos resbalan tan fácil. No solo drenan nuestra energía, sino que pueden lastimarnos, hacernos enojar, provocarnos angustia y hasta arruinarnos el día. ¿Lo peor?

Que se vuelva un círculo vicioso y terminemos contagiando nuestro mal humor a quienes están con nosotras. Pero podemos impermeabilizarnos de los comentarios negativos. ¿Cómo? Identificándolos a tiempo, poniendo límites sanos y manteniéndonos conectadas con nosotras mismas.

¿Es hora de proteger tu energía?

A veces las personas tienen claros comportamientos tóxicos: te insisten en hablar cuando no querés, te aíslan de los demás, te celan, manipulan o mienten. Si es un caso así, más claro, echale agua, y viene bien ir a terapia para aprender a poner límites sanos o para tomarte un descanso de la relación, si es necesario.

Pero a veces el problema es más sutil: es esa amiga que querés un montón, pero que cada vez que te juntás terminan hablando todo el tiempo de ella y cuando te vas te sentís desvalorizada y triste. O es una tía que, “por tu bien” y con buena intención, te dice que deberías hacer esto y aquello para estar más linda, pero lo único que logra es hacerte dudar de tu imagen. O es ese compañero de trabajo que la está pasando muy mal y que te cuenta todos sus problemas sin solución, nunca te pregunta cómo estás, y hasta terminás más triste que él.

Entonces, para darte cuenta de cuándo conviene protegerte y resguardar tu energía, preguntate:

- ¿Se pone en víctima? Las personas a las que las cosas siempre “les pasan” y que buscan que les tengas compasión
y las apoyes pueden drenar tu energía, porque el vínculo se basa en dar, dar y dar. Es natural querer ayudarlas, pero la continua exposición a su negatividad te agota.

- ¿Te critica todo el tiempo? Si se pone en juez o jueza de tu vida, opina de todo y rara vez tiene algo positivo que
decir, probablemente afecte tu confianza en vos misma y te haga sentir insuficiente.

- ¿Dramatiza mucho? ¿Le encanta ser el centro de atención? Sus relatos exagerados pueden parecer entretenidos al principio, pero con el tiempo, su necesidad de drama puede crear una atmósfera de tensión e inquietud.

- ¿Culpa a los demás? A los “acusadores” les cuesta asumir la responsabilidad de sus acciones y suelen responsabilizar a otros de sus problemas. Este traslado de culpa puede crear un ambiente frustrante e injusto, especialmente si te hacen responsable a vos.

- ¿Intenta manipularte para lograr lo que quiere? Ya sea a base de elogios, culpa o metiéndote presión o miedos, estas personas quieren algo de vos y no paran hasta que lo logran. Las interacciones con los manipuladores pueden ser confusas y emocionalmente agotadoras, y terminás sin entender bien qué pasó y por qué terminaste haciendo algo que no pensabas.

Claves para aprender a poner límites sanos

Mientras leías esto, quizá pensaste en una persona, o varias, y te acordaste de que cada vez que las ves, te vas un poquito más triste, insegura o confundida que cuando llegaste... Es hora de poner límites sanos. ¿Cómo?

Comunicá claramente tus límites a esa persona. Podés decir algo como “no me siento cómoda hablando de
este tema, prefiero que lo charles con otra persona”, “no me hace bien que me digas eso, evitá opinar de eso porque
no suma” o “no puedo ayudarte ahora”.

Si te pide que hagas algo que no querés: o demanda más de tu tiempo del que querés o podés darle, decí que NO sin sentir culpa, y mantenete firme. Si está acostumbrada a que siempre accedas, posiblemente se enoje, pero no cedas. Vos podés.

Si sentís que tus límites no se respetan y que la cosa no cambia: recortá el tiempo que pasás con él o ella. Acordate de que vos sos responsable de tu vida, de tu energía y de tu felicidad, y que para poder estar para los demás, necesitás estar bien vos. Que no te dé culpa protegerte de lo que te hace mal.

Algunos trucos para no absorber la mala onda

1. Que no te absorba el caos. Cuando discutimos con personas que no están bien, a veces nos dejamos “chupar” hasta que terminamos drenadas. Pero ellos, como están acostumbrados a manejar esos niveles de intensidad, terminan con su energía intacta (y hasta casi siempre salen ganando). ¿La manera de no caer? Concentrarte en los hechos y mantené distancia emocional.

2. Buscar apoyo. Amigas que sumen, familiares amorosos, hacer sesiones de terapia, consultar a un coach... Vale todo lo que te haga bien y te dé herramientas para poner y mantener tus límites.

3. Perdonar, pero no olvidar. Te va a ayudar a soltar las emociones negativas asociadas a esa experiencia. Pero recordá lo que pasó y mantené tus límites, para protegerte y poder tener un vínculo más sano con esa persona.

4. Volvé a vos, siempre. Si estos vínculos afectaron tu bienestar, es hora de poner el foco en vos. Hacé ejercicio, ese hobbie que te hace bien, cuidá tu sueño y tu alimentación, pasá tiempo con personas que sí o maratoneá la serie que tengas ganas. Divertite y descansá. ¡Te lo merecés! .

EXPERTAS CONSULTADAS

- Manuela Dávalos Escudero. Psicóloga.

- Belén Orsay. Psicóloga.

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