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Oxitocina: 6 formas simples de estimular la hormona de la felicidad

La soledad causa estrés. Por eso es vital conectarnos a nivel humano. La oxitocita, la hormona de la empatía, ocupa un rol clave y te contamos por qué.


Oxitocina: la hormona de la empatía.

Oxitocina: la hormona de la empatía. - Créditos: Getty



El mundo nunca estuvo tan conectado, pero el sentimiento de soledad es cada vez mayor. Asimismo, sentimos a diario altas dosis de incertidumbre y preocupación que nos hacen activar los sistemas de alerta y amenaza. 

La soledad causa estrés, y el estrés crónico o prolongado conduce a elevaciones más frecuentes de una hormona clave del estrés, el cortisol. Por estos motivos, tenemos que entender la importancia vital de contar con oportunidades para conectarnos a nivel humano. Ahí entra la oxitocita: la hormona de la empatía que nos ayuda a mitigar el estrés.

Cerebro social

Nuestro cerebro precisa el contacto humano para desarrollarse de manera adecuada.

Todas las personas necesitamos de los demás, somos seres emocionales de encuentro, porque nuestro cerebro es social y está programado para establecer y necesitar relaciones. 

Las relaciones cálidas, comprensivas y nutritivas son fundamentales para el desarrollo y el bienestar mental, emocional y físico de cualquier persona. 

Oxitocina: qué es y por qué es importante

La oxitocina es la hormona del pegamento social que promueve el sentimiento de pertenencia. Los seres humanos nos agrupamos, nos cuidamos, nos divertimos juntos y nos defendemos gracias a la oxitocina. Se la llama la hormona del amor, de la empatía y hasta del bienestar. Se libera en los vínculos sociales y en el contacto con los demás.

El motivo es que la oxitocina está muy relacionada con los lazos afectivos de todo tipo, tanto aquellos que son fuertes, como los que unen a una persona con su comunidad de amigos y vecinos. Y una de las habilidades fundamentales para la interacción social y la comunicación emocional es la empatía. Cuando cuidamos a las personas, cuando cooperamos con ellas, la serotonina y la oxitocina nos recompensan con sensaciones de seguridad, confianza y pertenencia a una comunidad.

Markus Heinrich, investigador de la universidad de Zurich, asevera que la oxitocina y las relaciones de confianza van de la mano y son terreno fértil para fomentar la empatía y la generosidad.

¿Por qué las personas con vínculos sociales fuertes se estresan menos?

Dijimos que la soledad causa estrés, y el estrés crónico o prolongado conduce a elevaciones más frecuentes de una hormona del estrés, el cortisol. Esto está relacionado con niveles más altos de inflamación en todo el cuerpo. Está demostrado que la soledad acorta la esperanza de vida de forma similar a fumar 15 cigarrillos por día.

Cuando aumenta el nivel de oxitocina inevitablemente disminuye el nivel de cortisol. Es decir, los vínculos afectivos nos ayudan a afrontar el estrés y a amortiguar su impacto biológico sobre nosotros. Ser capaz de liberar oxitocina en un momento de tensión o angustia mitiga el miedo que esto produce. La hormona de la oxitocina es el neurotransmisor de la calma y la conexión y es un antídoto directo e inmediato del cerebro a la hormona del estrés. 

El doctor Álvaro Pascual- Leone, decano de Ciencia Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, dice: “Es crucial hasta incluso en la salud cerebral sentir que las personas tenemos suficientes conexiones sociales y un entorno empático de apoyo”. Y agrega: "Las personas con vínculos sociales fuertes tienden a sentirse menos estresadas”.

La calidad de los vínculos es lo que importa: podemos estar rodeados de muchas personas y tener miles de conexiones en las redes sociales, y aun así sentirnos muy solos.

¿Cómo podemos estimular la oxitocina? 

  1. 1

    Contar con lazos y vínculos fuertes, con círculos de empatía, es una de las principales fuentes de resiliencia. 

  2. 2

    Cultivar relaciones resonantes que nos generan esperanza y compasión, que nos permitan sentirnos seguros, capaces de explorar un mundo inhóspito y sobrellevar estos momentos inciertos.

  3. 3

    Buscar entornos positivos, empáticos y estimulantes. Nuestros entornos nos moldean a diario, tenemos que ser muy cuidadosos de elegir en donde y con quienes queremos sincronizar nuestros corazones y cerebros. 

  4. 4

    Inspirar y fomentar mantos de palabras que nos rodeen para poder construir proyectos de vida esperanzadores.

  5. 5

    Dar al menos 8 abrazos diarios, sugiere el investigador y escritor, Paul Zak y por supuesto, dejarse abrazar durante varios segundos. No olvidarse que las mascotas también son una fuente importante de oxitocina. 

  6. 6

    Sentir que somos parte de algo más grande, de un propósito colectivo.

6 hábitos recomendados para el bienestar

  1. 1

    Dedicar un tiempo diario a vincularnos con las personas que nos hacen bien. Pasar al menos 15 minutos diarios con aquellas personas que queremos y eso no solo se limita con quienes vivamos o interactuemos. Por supuesto que hablar y hacer video llamadas también fomenta las relaciones. Las personas precisamos expresar con los demás nuestro sentir.

  2. 2

    Conectar con quienes nos reunimos y eliminar distracciones. La atención plena es la mejor caricia que podemos regarle a alguien. Mantener el contacto visual y la escucha profunda con los demás desde el corazón y libre de juicios.

  3. 3

    Construir una conexión más profunda con nosotros mismos, invirtiendo tiempo en conocernos e inspirarnos. Nutrir nuestra propia conexión que nos permite explorar más a fondo nuestras motivaciones, intereses, pensamientos y emociones.

  4. 4

    Evitar la hiperconexión digital sin sentido que, muchas veces, nos aísla e inunda de cortisol, hormona del estrés, y nos hace olvidar de dedicarle tiempo a fomentar los vínculos sociales de valor.

  5. 5

    Ayudar y dejarse ayudar. El dar y recibir refuerzan nuestros vínculos sociales. Poner nuestro propósito en acción y recordar lo valioso de nuestra huella y trascendencia en el mundo.

  6. 6

    Practicar la pausa y el silencio para poder evaluar nuestras interacciones diarias y así la calidad de nuestros vínculos, relaciones y bienestar integral.

La generosidad es la manera más efectiva de activar circuitos en el cerebro asociados con el bienestar y las emociones agradables.

A mí me gusta decir que busquemos “personas puentes”, esas personas que comparten, suman, ayudan, conectan, aportan y nos hacen de hinchada. Y seamos nosotros mismos, un puente de esperanza para los demás. Nadie es resiliente en soledad, y recordemos que la oxitocina es presencial. Valoremos y honremos lo más sagrado que tenemos los seres humanos, el encuentro y el vínculo con el prójimo. 

Por último, más abrazos, más socializar, más contacto visual y más dejar huellas de valor, no hay mayor alegría que dejar trascendencia en los demás.

 

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