Aporía y resiliencia, dos conceptos que van de la mano y está bueno conocer. - Créditos: Getty
Estamos en tiempos de aporía y de la aporía surge la resiliencia. “La aporía es literalmente la ausencia de camino, y, también, al mismo tiempo, lo que impide concluir la marcha. El hecho de no tener respuesta a la cuestión nos obliga a replantearla bajo otra forma o a plantear cuestiones adyacentes”, definió el filósofo francés Pierre Aubenque.
A lo largo de la vida, muchas veces, van a presentarse situaciones que escapan de nuestras manos y que seguramente tengan un fin que no es el que deseamos.
Es posible que haya momentos en que las cosas, literalmente, salgan mal, surjan dificultades imposibles de resolver. Creer que siempre todo tiene solución sería caer en una creencia maníaca: la vida tiene sus blancos, sus negros y sus grises. La gran pregunta es, cuando lleguen esos momentos, ¿qué hacemos con eso?
Hay una palabra poco conocida, “aporía”, vocablo que hace referencia cuando algo no tiene solución, habla de un camino sin salida. Aporía no es solamente, este camino sin salida, sino que esta palabra incluye las sensaciones y emociones que este “no ver la salida” generan.
Seguramente más de una vez sentiste que tu mundo se derrumbaba, que estabas sin orientación, que no sabías qué camino tomar. Tarde o temprano va a llegar un momento de aporía a la vida de uno, ese tiempo en que se siente un atasco, un bloqueo mental sin la posibilidad de moverse hacia un lado u otro. ¿Qué se puede hacer en esos momentos?
En primer lugar, es importante aceptar que se está en un momento de dificultad, en una situación sin salida, teniendo en cuenta que aceptar no significa bajar los brazos y rendirse: aceptar es reconocer que eso no tiene solución, pero que la vida continúa y que puedo, a pesar de eso, seguir viviendo y creciendo. No aceptar la realidad hace que se gaste la energía en algo que nunca va a funcionar; aceptar significa reencauzar la energía.
En situaciones de crisis, por lo general, se buscan respuestas que no se encuentran, tal vez porque se plantean las preguntas equivocadas o porque las premisas o supuestos de los que se parten están equivocados.
Muchas veces, uno se pregunta “por qué”, como si hubiera una sola razón, como si todo en la vida fuera un concepto lineal de causa y efecto. La vida no es lineal es circular, cíclica, espiralada, donde cada elemento suma al anterior.
La aporía puede llegar a ser complicada de gestionar, sobre todo para las personas que buscan certezas y se sienten incómodas navegando en la incertidumbre; pero las aporías muchas veces son favorables, porque nos permiten replantearnos la realidad: cuando tocamos fondo solo nos queda empezar a subir.
A veces, estas situaciones de crisis total permiten a las personas que saben aprovechar las oportunidades darse el permiso de replantear sus creencias, sus valores y poder en este replanteo construir una base más firme para sumar cosas nuevas. Es importante aprender a reinventarse y sacar el aprendizaje que cada momento de la vida nos puede dar.
En este replanteo de la realidad, frente a una aporía, es importante el valor de nuestras interpretaciones. La psicología cognitiva señala que la vida es un 10% lo que sucede y un 90% cómo lo interpretamos. El problema no es el problema, el problema es cómo interpretamos y qué hacemos con el problema.
Si no existieran estos momentos límites no podríamos desarrollar nuestra fortaleza y, en especial, desarrollar nuestra tolerancia a la frustración, que es uno de los elementos más necesarios para la salud psicológica.
La aporía también puede ser un gran motivador del cambio personal: mueve a la mente a descubrir y aceptar verdades que antes habríamos considerado como inaceptables o intolerables. Nos ayuda a convertirnos en personas más humildes, permitiéndonos entender que no somos dueños de la verdad y que necesitamos abrirnos a otras maneras de comprender y vivir el mundo, haciéndonos más humanos.
De la aporía surge la resiliencia, otro concepto primordial. La resiliencia es la capacidad de afrontar una crisis, de saltar un obstáculo, y salir de ese encuentro con lo negativo, mucho más fuerte y con mayores recursos que antes. La resiliencia es una virtud característica de la humanidad.
El ser humano es una especie capaz de adaptarse a situaciones diferentes y, a pesar de las dificultades, salir adelante, confiar con certeza en los recursos internos, para pensarse, desarrollaste y aprovechar esta oportunidad para crecer.
Por Dr. Flavio Calvo (MN: 66869), gentileza para OHLALÁ!. Calvo es Dr. en Psicología, docente, tallerista y autor. En Instagram lo encontrás en @calvoflavio.