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Hablemos de sexo: 5 miradas sobre el deseo y el placer

Al sexo, nos encanta sentirlo. Pero a veces también está bueno pensarlo. En esta nota, muchas voces diversas nos susurran al oído sus aprendizajes eróticos.


¿Qué piensan los que trabajan alrededor del sexo, el deseo y el placer?

¿Qué piensan los que trabajan alrededor del sexo, el deseo y el placer? - Créditos: Getty Images



Hablar sobre sexo, hablamos todos. Sin embargo, no siempre tenemos la capacidad de hablar sobre cómo hablamos del tema. Aunque aparearnos es un acto instintivo, poco queda de instintivo en cómo llegamos a ello (¿algún otro mamífero usa apps?) y en cómo lo experimentamos (¿qué animal necesita rotular su orientación y clasificar sus relaciones?). Dicho esto, no es difícil entrever todo lo que nuestras ideas sobre nuestras sábanas influyen en lo que sucede entre ellas.

La relación entre géneros, las redes sociales, las nuevas nomenclaturas afectivas y el estreno de una era frenéticamente exhibicionista mueven con sus hilos invisibles cada uno de nuestros revolcones. Por todas estas cosas, es necesario de vez en cuando tomarnos un respiro, alejarnos del debate y ceder la voz a quienes trabajan con el deseo y el placer como materia prima y pueden ver mejor qué es lo que estamos haciendo con él. ¿Qué piensan los que trabajan alrededor del sexo, el deseo y el placer? 

MARÍA RIOT: “El capital erótico es poder”

Quién es y qué hace: María Riot es trabajadora sexual y militante en Ammar, el Sindicato de Trabajadorxs Sexuales de argentina. Milita por los derechos de quienes deciden, a voluntad, trabajar con sus cuerpos. 

Durante años, las trabajadoras sexuales no tuvimos voz propia. Siempre hablaba alguien por nosotras. No me sorprende. No solo es incómodo para los otros escucharnos, es incómodo para nosotras ocupar ese espacio porque, para hacerlo, tenemos que reconocernos como tales. En un mundo que te juzga por vivir libremente tu sexualidad, no es difícil imaginarse lo que pasa si, además, reconocés que cobrás. Las redes empezaron a cambiar algunas cosas. Hoy, muchas de las que trabajamos con el sexo por voluntad propia contamos nuestra historia, cómo es nuestro día a día. 

Eso nos humanizó, nos sacó de las sombras en las que estábamos escondidas. Sin embargo, reconocer nuestro trabajo públicamente para reclamar los derechos que tienen todos –menos nosotras– implica estar expuestas a una estigmatización constante. Por ejemplo, tenés que responder planteos que no se le hacen a ningún otro trabajador. Es usual que a las putas se nos pregunte si realmente nos gusta nuestro trabajo o si lo elegimos libremente, si somos felices con él, como si a todos les gustara su trabajo y todos lo eligieran libremente. No veo que le pregunten lo mismo a un periodista ni a los que trabajan en un peaje, ni a los que limpian baños.

“Sabemos que el mundo cambiaría si el capital erótico se legitimara como cualquier otro capital”. 

María Riot

El precio por usar el sexo como herramienta laboral es lidiar con muchos miedos ajenos porque, en el fondo, sabemos que el mundo cambiaría si el capital erótico se legitimara como cualquier otro capital. El capital erótico es poder, eso, de alguna manera, lo sabemos todos y por eso nos mostramos sexies en nuestras redes, por eso queremos ser atractivos. Sin embargo, a las mujeres se nos juzga por usar ese capital mucho más que a los hombres. Por otro lado, siempre se nos dijo que a nosotras nos cuesta separar el sexo de las emociones, tener sexo sin sentimientos, pero hace siglos que las putas demostramos que eso no es cierto. Esa capacidad de escindirnos asusta en nosotras, pero no asusta en los médicos, en los psicólogos, en los masajistas, en gente que también trabaja de una manera íntima con los cuerpos y emociones de otros seres humanos.

Perder ese miedo a escuchar a los trabajadores sexuales es importante  porque nuestra invisibilización colabora con nuestra explotación. Que haya espacios dispuestos a amplificar nuestras voces es, sin dudas, un cambio en la forma en que la sociedad, y particularmente las mujeres, estamos hablando de sexo. 

SILVINA VALENTE: "Da miedo la sexualidad joven"

Quién es y qué hace: Silvina Valente preside la Sociedad Argentina de Sexualidad humana. También es autora de "El superpoder de la educación sexual" junto con Denise Tempone y Silvia Ongini. 

Los adultos estamos desarmados. A mí me vienen a ver padres con preguntas como “¿hasta qué edad puede andar mi hijo desnudo?”. Muchos quieren saber cómo guiar a sus hijos en lo que les pasa, cuando descubren a sus nenas, por ejemplo, frotándose solo porque se siente bien. No saben si retarlas, si dejarlas, si explicarles. La adolescencia es aún más compleja porque la actual es una generación que llegó con mucho más permiso que las generaciones previas, pero sin la posibilidad de ser guiada en esa maraña de sensaciones. La verdad es: le tenemos miedo a la sexualidad de nuestros hijos. En general, preferimos dejar el espacio vacío para que se las arreglen como puedan. Y eso es un error. Siempre es mejor tomar la iniciativa para que, cuando el momento llegue, tengan una versión formada de las cosas, cómo deben cuidar su salud, su integridad, sus cuerpos.

Hoy está comprobado que los chicos que más formación tienen son los que encaran de manera más racional y, al mismo tiempo, más afectiva sus relaciones. Exploran con conciencia, se desbocan menos. Por otro lado, hay chicos a los que la sexualidad “ni fu ni fa”. Hace poco, en una charla, una chica levantó la mano para preguntar si estaba bien ser asexual, es decir, no tener deseo. Esa es otra cosa que no les estamos enseñando: que el sexo no es ninguna obligación. 

hablemos-de-sexo-2.jpg - Créditos: Ilustración Den Rosas

LULÚ JANKILEVICH: “El cuerpo y el deseo siguen siendo tabúes”

Quién es y qué hace: Lulú Jankilevich es artista visual, editora y creadora de la revista de arte erótico Colada, que busca nuevas formas de aproximarse estéticamente al erotismo. También dicta talleres de erotismo en la fotografía. 

Hace diez años, cuando comencé con Colada, notaba que el erotismo en la fotografía se basaba en la belleza de los cuerpos. Hoy, ya no se ve tanto la apreciación del cuerpo desde una mirada hegemónica que nos dice qué es lo bello y qué no, sino una diversidad muy interesante que nos ofrece explorar otras zonas del cuerpo, otro tipo de cuerpos, escenarios y personas que no tenían visibilidad. Se trata de un permiso que se empezó a generar en las redes sociales, pero también en artistas como Nan Goldin, enfocada en cosas que antes se veían únicamente en ciertos circuitos que representaban lo “under” y contracultural. Creo que ese tipo de artistas abrieron una puerta a cierta estética de la intimidad que las redes sociales se ocuparon de legitimar y hacer masivas. Hoy entendemos perfectamente cómo hacer público lo íntimo y estamos también empezando a entender que la belleza y el erotismo tienen múltiples expresiones.  

“En los espacios eróticos se busca más intercambiar con personas diferentes, las diferencias nos estimulan más”. 

Lulú Jankilevich

Percibo que actualmente en los espacios eróticos se busca más un encuentro, compartir, intercambiar con personas diferentes, las diferencias nos estimulan mucho más. Algo que me alegra es que desde el comienzo de la publicación hasta el día de hoy, la participación de artistas femeninas creció un montón. En un momento, me pregunté cuál era el porcentaje de mujeres y hombres que nos mandaban material y al principio, siempre había más hombres. Me resultó difícil por un tiempo encontrar mujeres artistas que basaran su obra en la sexualidad. Hoy en día, eso cambió rotundamente. Aún así, me cuesta encontrar chicas en las convocatorias a mis talleres de fotografía erótica contemporánea. La última vez decidí crear uno únicamente para mujeres, a modo de incentivo.

Finalmente, lo que noto es que, a pesar de todo, el cuerpo, el deseo y el placer siguen siendo tabúes. ¿Por qué? Porque los circuitos para la exhibición del erotismo son muy acotados y difíciles de conectar con el ámbito público, cultural e institucional. La exploración sexual es algo que moralmente la mayoría de la “gente” no tolera y sospecho que es porque no toleran confrontarse con sus propios deseos y fantasías. Correr esa barrera es el motor de proyectos como Colada. Nosotros celebramos cada vez que se acerca alguien que se suponía que no tenía nada ver con la propuesta, como una señora mayor contenta por habernos descubierto. 

DALIA FERNÁNDEZ WALKER: “La concha necesitaba ser escuchada”

Quién es y qué hace: Dalia Fernández Walker es la creadora de la Tienda Fe y autora de los libros Bruja moderna y Puta madre. Junto con Jimena Outeiro y Laura Passalacqua crearon un nuevo podcast sobre placer femenino llamado “Concha Podcast”, en Spotify y Soundcloud. 

Nuestro podcast nació de inquietudes típicas de grupos de amigas. Nos juntábamos todos los jueves a comer y beber y debatíamos sobre temas que nos importan: la monogamia, la masturbación femenina, la prostitución. Después de varios encuentros, nos dimos cuenta de que los barmen se quedaban escuchando nuestras conversaciones y así fue como nació la idea de grabar un podcast y permitir que la concha hablara. Nuestro grupo de WhatsApp se llama “Concha Alert”, porque a medida que profundizamos en el tema, notamos que la concha tiene sus propios avisos, su sabiduría: nuestra filosofía y motivación es dejarnos guiar por ese alerta hasta alcanzar el placer. Respecto al nombre del podcast, tal vez el suene fuerte, pero intentamos ponerle un montón de nombres más políticamente correctos: “la almeja”, “la vagina”, “la escondida”. Nada nos resonaba, así que lo llamamos simplemente “concha”.

Nos gusta compartir data de cosas que nos sorprenden, desde links a entrevistas a madres de trabajadoras sexuales hasta conferencias de personas que cuestionan nuestros formatos de pareja. Nos gusta recordarles a nuestras oyentes que las relaciones son difíciles y que no hay nada de malo en ellas, en sus deseos o dificultades para encontrar un compañero ideal, y que eso, de todas formas, no debería impedirnos disfrutar nuestra sexualidad. En definitiva, es lo mismo que hacemos cuando nos juntamos a hablar entre amigas. No adoctrinamos, ni enseñamos ni explicamos. Somos tres amigas frente a un micrófono diciendo lo que pensamos y sentimos y cada día más mujeres se sienten reflejadas. Nosotras no estamos buscando sponsors, ni radios ni nada más que divertirnos y compartirnos. Cada reunión es una constelación de hechos misteriosos que decantan en un capítulo casi totalmente improvisado. Así cumplimos el cometido de la concha “inconsciente colectivo” que, después de siglos de represión, logra ser escuchada.
 

FRANCESCA GNECCHI: "No hay fórmulas"

Quién es y qué hace: Francesca Gnecchi es la creadora de Erotique Pink, una boutique erótica femenina. Desde su espacio, organiza charlas y talleres de empoderamiento  y placer sexual. 

Hay un mundo no comunicado en el sexo: es el mundo de la sexualidad adolescente, de la tercera edad, del placer responsable, del placer femenino. Cuando creé Erotique Pink, lo hice pensando en que pudiéramos tener un lugar para comunicar sobre sexualidad de una forma abierta y responsable. Y cuando surgió la idea de hacer el taller de BDSM, Bondage y Sadomasoquismo, tuvimos que tener ciertas precauciones:  no todo el mundo sabe que en el mundo de la dominación hay acuerdos explícitos y eso hizo que mucha gente se enojara al ver una foto en la que el dominante era un hombre.

También muchísima gente sigue pensando que hay fórmulas mágicas para usar en la cama. Te piden, sobre todo desde los medios, “tres claves para esto”, como si el sexo fuera una receta médica. Y lo mismo con la noción de “normalidad”. Los planteos de si “está bien” tener sexo tantas veces por semana son complejos porque la gente no entiende que cada experiencia es absolutamente personal. El autodiagnóstico es un flagelo. Es muy común conocer a una chica que nunca se tocó y asegura que es anorgásmica. O un varón que dos o tres veces llegó al orgasmo rápido y ya se define como eyaculador precoz. La asexualidad es otra cosa que las personas se autodiagnostican. Necesitamos, en vez de tanta información y Google, más educación y conciencia. 
 

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