Sustentabilidad emocional: qué es y por qué puede ayudarte a lograr un mejor balance en tu vida
En un mundo que nos pide ser cada vez más flexibles y adaptarnos al cambio, el concepto de sustentabilidad emocional toma mucha fuerza. Te contamos de qué se trata.
13 de agosto de 2022
Qué es la sustentabilidad emocional. - Créditos: Getty.
La fatiga pandémica, los problemas coyunturales de la actualidad, las constantes crisis, las demandas laborales y las distintas exigencias que cada uno tiene desgastan nuestro sistema mental, físico y emocional. Por ende, todos estos factores afectan nuestros recursos emocionales y cognitivos generando estrés, malestar, ansiedad, desanimo, agobio y cansancio.
Las emociones son nuestro radar interno y pura energía vital, (y es importante que sepas que no hay emociones positivas o negativas, todas son de utilidad y nos brindan información). Lo que tenemos que entender es que algunas emociones son más agradables y placenteras para nuestro bienestar integral. Por eso, precisamos ser flexibles con los propios pensamientos y sentimientos para responder de manera óptima a los desafíos diarios para no consumir más energía de la que somos capaces de reponer.
Viktor Frankl, autor del libro El Hombre en Busca del Sentido, decía: “entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta está nuestro crecimiento y nuestra libertad”
La sustentabilidad emocional tiene que ver con invertir tiempo y recursos en gestionar correctamente las emociones propias y ajenas, regular la energía que tenemos y en entender cómo respondemos a las continuas demandas cotidianas. Somos sustentables emocionalmente cuando:
Nos sentimos dueños de nuestra atención
Nos preguntamos a diario cómo nos sentimos y cómo está nuestro nivel de energía.
Dedicamos tiempo a conocer cómo funciona nuestro cerebro y cómo lo podemos entrenar.
Nos rodeamos de entornos que sacan la mejor versión de nosotros mismos y actúan como círculos de sostén y empatía
Dominamos nuestras agendas y nos movemos por prioridades
Sabemos pausar y dedicamos tiempo al descanso.
Somos flexibles ante los desafíos y transformaciones y nos disponemos a aprender.
Buscamos estrategias para re energizarnos y vivir con mayor intención.
Dos ejercicios para entrenar la sustentabilidad emocional
Ejercitar el foco de la atención ¿Estamos pensando en algo diferente a lo que estamos haciendo en este momento? Vivimos en piloto automático reaccionado a las situaciones del día a día casi sin pensar. Las neurociencias dicen que más del 47% del tiempo nuestra mente está en modo divagante y que una mente divagante es una mente infeliz. La capacidad de una persona de moverse de manera inteligente en la era de la información va a depender de su capacidad atencional. La manera en la que enfocamos nuestra atención puede ser fuente de equilibrio o de desequilibrio en nuestras vidas. Entonces, cuanto más dueños seamos de nuestra atención, tendremos un mayor grado de sensación de satisfacción vital. Y recordemos que a donde vaya nuestra atención, ahí irán nuestras emociones y energía. Somos eso a lo que le prestamos atención.
Entender nuestros pensamientos. Más del 90% de las cosas que nos preocupan a diario jamás suceden, y lo que tenemos que entender que cuando nos preocupamos nuestro cuerpo y nuestra mente lo viven como una realidad, esto provoca un desgaste de energía innecesario. Cada emoción que sentimos viene precedida de un pensamiento. Si pensamos por ejemplo que nos va a ir mal en algo, ya nos predisponemos a sentir esa emoción. Aprender a poner pausa para dejar de reaccionar y tener la posibilidad de pensar cómo responder diferente. Vivimos sobrepensando las cosas, una vez leí que ser sabio es el arte de saber qué pasar por alto.