Palma de Mallorca. Foto: Canva
Descubrir Palma de Mallorca es como ir pasando de hoja en hoja un libro que te apasiona. Es que parece mentira que este puntito de tierra de un poco más de 200 km2 de superficie sea desde una ciudad cosmopolita abrazada por murallas hasta un paraíso de playas y espacios naturales protegidos. Un paraíso escondido que te hace pensar en uno de esos oasis que lees en los cuentos de hadas.
Si estás planificando tu viaje a España o en la búsqueda de conocer un destino nuevo, te contamos todo lo que podés hacer en Palma de Mallorca y por qué no deberías perdértelo.
Palma de Mallorca. Foto: Canva
Descubrir la ciudad de Palma
Vestigio de una ciudad amurallada, la Catedral de la Seu se dibuja en el agua mientras la ciudad despierta. Pedí un café para llevar y deslumbrarte paseando por las calles del casco antiguo y sus historias entretejidas de otra época. Dejate llevar por el barrio de Santa Catalina, el mercado y la gran variedad de cafés y bares con comida healthy.
- Nuestras recomendados: Café bar El Perrito y La Vinya de Santa Clara.
- No te pierdas: la Catedral, el Born, Sa Llotja, Portixol, el Castillo de Bellver y el Mercat del Olivar.
- Si estás con tiempo, otros highlights son La Almudaina, el Palau March, los Baños Árabes y Es Baluard Museo de Arte Contemporáneo.
- También un planazo es alquilarte una bicicleta y hacer la ruta que va desde la Catedral La Seu hasta Can Pastilla, disfrutando de la Bahía de Palma.
Palma de Mallorca. Foto: Canva
Nuestros pueblos favoritos
- Valldemosa: acurrucado entre las montañas, se hace visible mientras vas bordeando la carretera. Con su conjunto monumental de la Cartoixa, escenario de Rubén Darío, Chopin y Santiago Rusiñol, entre otros, te va a enamorar a primera vista.
- Deiá: encaramado en la cima como estandarte, se dibuja este pueblo que te deja sin aliento y que mira al Mediterráneo. Si te animás y vas con tiempo, podés llegar hasta la cala Deiá por un hermoso sendero de trekking, también hay opción de bajar en auto y caminar un tramo corto a pie. Según la temporada, vas a encontrar un restaurante rústico con vista al acantilado. Desde Valldemosa hasta Deiá, te vas a encontrar con el mirador de Sa Foradada, un enclave para disfrutar de una puesta de sol increíble. Para los submarinistas, constituye uno de los puntos principales de buceo. También podés visitar en este mismo lugar Son Marroig, con su mirador neoclásico en medio de jardines, o disfrutar de un café contemplando el atardecer.
- Sóller: en medio de un valle verde, rodeado de naranjos, olivos y huertos, se expande este pueblo precioso. Es ideal para visitar los domingos, ya que alberga un mercadillo con productos locales, y recorrer en tranvía el trayecto hasta el puerto de Sóller. Desde la ciudad de Palma se puede tomar el tren de madera de 1912 en la estación de ferrocarril de plaza España.
- Fornalutx: tiene su origen en una alquería árabe, conjunto pictórico para perderse por sus callecitas desparejas, el camino que va hasta este pueblo es digno de ver. Se llega en auto, por una ruta escarpada.
- Santuario de Lluc: el tramo no es plano, pero vale la pena el desvío. Está rodeado por las montañas de Escorca, los bosques de Lluc y un camino salpicado de encinares y fuentes. Visitado por senderistas de todo el mundo, es parada obligada. También es centro espiritual de viajeros y peregrinos, acoge una talla de piedra gótica de una virgen negra, la patrona de la isla. Se puede hospedar en el lugar, hay que ver las fechas con anticipación.
- Embalses Es Gorg Blau y Cúber: si los días te lo permiten, podés hacer ruta en coche por la montaña hasta llegar a los embalses; en invierno se llega a ver nieve a veces y a mitad de camino podés tomarte un té con una de las especialidades de la isla, gató de almendras.
- Torrent de Pareis y Sa Calobra: declarado monumento natural, es un cañón de más de 3 km de longitud con paredes que superan los 200 m de altura. A Sa Calobra se puede llegar en barco o por ruta.
- Pollensa: hermoso pueblo para disfrutar el fin de semana, con sus miles de escalinatas al Calvario, sus bares para aprovechar un rico desayuno, el mercadito local y los puestos de flores y artesanías. Desde Pollensa se llega hasta el puerto, con una pequeña playa familiar y un paseo repleto de restaurantes locales.
- Cap de Formentor y mirador del Mas Pas: con vistas majestuosas a los acantilados, el azul del mar salpicado por el islote El Colomer y el camino que lleva hasta el faro. Ideal para ver el atardecer, se puede llegar hasta la playa que da origen al nombre. Recomiendo ir con tiempo; es ideal para llevar pícnic, aunque en época de verano hay chiringuito.
Palma de Mallorca. Foto: Canva
¿Qué playas no podés perderte?
- Bahía de Alcudia: es una playa familiar, con un paseo por el pueblo rodeado de una muralla medieval y un conjunto arqueológico. Ideal para visitar el mercado, uno de los más pintorescos de la isla.
- Muro: pasando Alcudia, se pueden visitar las dos juntas, ya que una es la extensión de la otra. Tanto en primavera como en verano, es ideal para hacer largas caminatas al amanecer. Pero ojo, en temporada alta es una de las más concurridas.
- Caló des Moro: de impactante belleza paradisíaca, con un borde muy pequeño de arena blanca y aguas espectaculares, es otra de las más visitadas. Se accede por otra cala o por un camino en la ladera con unas vistas increíbles.
- Cala del Mago: de aguas de un color espectacular, es la morada de barquitos. Su acceso es a través de otra cala también muy bonita en la que hay un pequeño restaurante. Atentos: es una playa nudista.
- Cala Mesquida: es una playa con mayor extensión de arena, es ideal para hacer travesías y caminatas largas bordeando algunas calas vírgenes. El agua es súper turquesa, no lo vas a poder creer cuando la veas.
- Cala Pi: con un acceso bastante más complicado, para llegar a esta cala hay que bordear y descender unas escaleras por unos acantilados. Tiene unas vistas hermosas y se encuentra al reparo de grandes paredones naturales. Si te gusta bucear, es a donde tenés que ir.
- Cala Na Clara: a esta playa se llega con una caminata por un bosque. Se destacan el color verde y el brillo de las aguas. Tiene un descenso por una ladera y se puede hacer una excursión larga a lo largo de varios kms. Llevar pícnic y bastante agua.
Palma de Mallorca. Foto: Canva
- Cala Ratjada y cala Agulla: son preciosas calas de aguas turquesas, ideales para llevar pícnic y pasar el día. Cerca se puede visitar el pueblo de Capdepera, con su fortaleza legendaria y su castillo rodeado de leyendas. De fantasía.
- Cala Llombards: es una cala muy protegida, y tan hermosa como las otras. Tiene algunas cuevas de pescadores y saltos desde las rocas.
- Es Trenc y Salinas: con un arenal virgen de más de 3 km, de fina arena blanca y aguas cristalinas, es otra de las playas más visitadas de la zona. Forma un área natural y rústica. También tiene toda un área nudista, por si te dan ganas.
- Colonia San Jordi: es perfecta para hacer un plan familiar, se trata de un pueblo con un conjunto de calas. Es para ir a la mañana y quedarte todo el día a disfrutar.
- Illetas: está relativamente cerca de la ciudad de Palma, de aguas turquesas, frecuentada por familias con niños. Recomendado ir bien temprano, ya que es muy pequeña.
- Parque Natural de Mondragó y S’Amarador: una cala paradisíaca con varios senderos para caminar y hacer trekking bordeando aguas cristalinas. Tentate y también hace algún clavado. Podés recorrerla tanto a pie como en bicicleta. Eso sí: llevá mucha agua.