Ropa original, cómoda y muy canchera: 3 lugares donde podés conseguir prendas únicas

Tat Prendas es uno de los emprendimientos que apunta a usuarias específicas: “ropa para señoras que no se sienten señoras”, dice el manifiesto que se traduce en prendas frescas, amplias, de cortes modernos, buenas terminaciones y sobre todo, atemporales, con la idea de usarlas más allá de las imposiciones de la moda y sus temporadas.

“Entender las etapas y compartir soluciones creativas”, apunta Natalia Grinstein, diseñadora al frente de la firma, y proclama: “Todo lo que pueda tener bolsillos, tendrá bolsillos. Todo lo que pueda generar menos calor (¡y si lo disipa aún mejor!), generará menos calor.  Todo lo que pueda tener más de una versión o posibilidad de ser usado, tendrá más de una versión. Todo lo que pueda ser muy muy cómodo sin perder la onda, será muy cómodo (y no perderá la onda)”.

En el showroom de Colegiales (Av. Jorge Newbery 2460) cuelgan prendas simples como blusas, pantalones, monos y vestidos que se enfoque en los propósitos de diseño, funcionalidad y calidad. “Tat es atemporal como sus usuarias. Hace tiempo relativizamos las generalidades, lo que "dicta la moda", nos vamos dando cuenta de las particularidades y las individualidades de cada una y quizás al contrario que en otros momentos (y edades) tenemos claro que lo importante, y diría esencial, es plasmar, también en nuestra imagen, eso que nos costó conseguir y de lo que vamos estando orgullosas: un recorrido con sus pendientes (para arriba y para abajo) que nos han fortalecido y nos permitieron y permiten aprender y estar más de acuerdo con quienes somos”, comenta la diseñadora.

A partir de estas reflexiones surgen versiones de una misma prenda. Por ejemplo, un pantalón que admite customizar las babuchas con un botón, o un vestido que envuelve el cuerpo con sus tiras o, todo lo contrario: “liberándolas te encontrarás con una nueva forma que no sabías que podía gustarte, que no sabías que podía ser otra opción. En ese descubrir hay algo también de lo que quiero transmitir y es esa oportunidad de jugar, de ser curiosa y cambiar. No importa la edad”, subraya Grinstein. Para acompañar las líneas despojadas y destacar la moldería que juega con la simetría y asimetría, la diseñadora busca géneros lisos. “Ya estoy explorando prendas con algunos procesos como foil o engomado”, anticipa.

Por otra parte, la propuesta de autor de Nadine Zlotogora apuesta a la deconstrucción creativa, con sello propio, de prendas que se transforman con detalles únicos de confección. Su filosofía apunta al upcycling y está pensada para usuarias que se inclinen por prendas lúdicas, de apariencia desgastada y si es posible, de géneros que se arrugan con un propósito: el de promover la identidad. De nietas a abuelas, Nadine –diseñadora de indumentaria de la UBA-- no diseña para una franja etaria determinada, sino que apela a mujeres que buscan estilo y personalidad. En el local de Av. Jorge Newbery 3618 se aprecia su recorrido, que arrancó con textiles antiguos, de telar y géneros de descarte con valor único. “Aún conservo recortes de organzas que se usaban antes. Hoy me inclino por una moldería que genera menos desperdicio y desarrollo prendas con talles únicos”, señala Zlotogora. Y agrega que sus abuelos, que llegaron escapando de la guerra, también inspiraron su estilo.

“La herencia la llevo en el adn y es clave en el rescate de descartes  que desde el vamos me propuse para no olvidar mis orígenes. Recuerdo muy bien las cortinas desteñidas por el sol en la casa de mis abuelos polacos”, subraya Nadine. Prendas para ser heredadas fue el lema que dio inicio a la marca que lleva vestidas a tres generaciones de mujeres. 
 

En tanto, la propuesta de Haeder apunta a resignificar la sastrería sumando identidad en cada prenda recuperada. Su trabajo está alineado a los parámetros de la moda circular, donde reutiliza géneros de descarte, o de remates, para darle otra vida a sacos, blazers y pantalones de acuerdo a la historia de cada pieza.

Luján Haeder participó en la última edición del Bafweek con su colección Trepadoras, integrada por prendas amplias con cuellos desmontables, puños que se agrandan y pantalones que se ajustan o desajustan según la necesidad de cada usuaria. Haeder define a sus prendas como “honestas, donde se pondera la inteligencia artesanal, innovación y otras herramientas para garantizar soluciones de diseño verdaderamente sostenibles. En nuestro proceso, nada se desperdicia y cada transformación asegura funcionalidad y reversibilidad. Para lograrlo, ideamos un marco de trabajo que nos permite entender qué pieza se convierte en un insumo y cuál continúa su ciclo hacia la próxima persona usuaria”, dice la diseñadora oriunda de Caleta Olivia. Y agrega: “Creamos objetos que buscan la funcionalidad a través de su diseño y caracterización artística. Lo hacemos de manera orgánica y colaboramos estrechamente con otros creativos, artistas y diseñadores. Siempre enfocados en el objetivo de generar un impacto significativo para alcanzar nuestra misión”. 

Haeder no cree en las tendencias efímeras, sino en la creación de “productos y soluciones que perduren en el tiempo. Valoro la permanencia, es la base de la filosofía de la firma”, remata Haeder, que readapta talles, cose a mano todas las piezas y se ocupa de que cada una refleje la trazabilidad con datos sobre la reducción de la huella de carbono. Sus prendas se pueden ver con cita previa en su estudio de Palermo Chico (hola@haeder.club)