7 extraños monumentos en Argentina que probablemente no conocías

Cerca del famoso Barrio Chino, si se camina por la plaza Barrancas de Belgrano en dirección a la esquina de la calle La Pampa y la avenida Virrey Vértiz, se van a encontrar con la Estatua de la Libertad porteña. Una réplica de la famosa estatua de New York que mide casi tres metros.

Lo curioso es que fue realizada por el mismo escultor que hizo la de Nueva York: el francés Frédéric Auguste Bartholdi. La estatua original fue donada por Francia a los Estados Unidos, en 1886 al cumplirse el centenario de su independencia. La nuestra, en cambio, fue comprada por la municipalidad. Y aunque la estatua newyorkina es de bronce y la argentina es de hierro fundido, pintado color bronce, nuestra pequeña “Libertad” fue inaugurada 21 días antes que su melliza famosa: el 3 de octubre de 1886.

La provincia de San Juan también tiene su Estatua de la Libertad. Pero por un pequeño error de cálculo: la estatua estaba destinada a la ciudad de San Juan ¡pero de Puerto Rico! Al día de hoy no se sabe cómo aterrizó en el país equivocado, pero todavía sigue ahí.

En Av. Dorrego y Figueroa Alcorta hay dos figuras femeninas desnudas besándose, tomadas de la mano, sobre un globo terráqueo. Pero no, no es un monumento al amor lésbico. Este monumento simboliza la amistad entre Suiza y la Argentina.

La mujer madura simboliza a Suiza y la joven, a la pujante Argentina. Arriba de ellas, se puede ver un cupido sobre un caballo embravecido. Pero no representa necesariamente a un ícono romántico; el angelito evoca la tradición suiza del tiro al blanco.

La obra tiene más de 104 años, más de diez metros de alto y pesa 50 toneladas. Hoy, lógico, no escandaliza. Sin embargo, su osadía para la década de 1910 quedó opacada quizás por sus aires neoclásicos.

Saturnalia llegó desde Italia en 1900 y estuvo años escondida en una caballeriza por ser calificada como inmoral. Hoy se puede ver esta escultura en el jardín botánico Carlos Thays.

En la obra están representadas diez figuras, de distintas clases sociales de la Roma antigua: desde trabajadoras sexuales y esclavos, hasta patricios y gladiadores, tomando parte de la Saturnalia, fiesta en honor al Dios Saturno, que consistía en beber y comer en abundancia hasta terminar en una gran orgía.

En plena avenida 9 de Julio, en el Edificio del Ministerio de Obras Públicas, conocido popularmente como el edificio de Evita, está el “Monumento a la coima”, es único en el Mundo.

La escultura fue realizada en 1933 por del Arquitecto José Hortal. La leyenda dice que harto de que los funcionarios le ofrecieran sobornos para acelerar la obra -cosa que nunca aceptó- dejó este guiño para el pueblo en su escultura.

Si vuelan sobre la provincia de Córdoba y miran hacia abajo, podrán ver una gigantesca guitarra verde entre el paisaje. Esta enorme guitarra de árboles, que se aprecia únicamente desde un avión, tiene una historia muy emotiva. Fue cultivada a lo largo de varias décadas por el agricultor local Pedro Martín Ureta en memoria de su amada esposa, Graciela Yraizoz. Este tributo llena de orgullo a los cordobeses e incluso es tan famosa que ha sido fotografiada por los satélites de la NASA.

En San Miguel de Tucumán, precisamente en la esquina de Mate de Luna y Pellegrini, se encuentra el monumento a la milanesa. Con más de dos metros de alto, se levanta simpático, imposible que no te saque una sonrisa verlo. La obra es del artista Sandro Pereira y en realidad es una réplica de la original, que en el 2001 fue vendida en ArteBA por U$D10.000 a un coleccionista.

En el paseo Bossetti, en el centro de Posadas, esta escultura se convirtió en un atractivo turístico. La postura del cuerpo, la pava inclinada, el gesto matero bien logrado hacen que la obra de Gerónimo Rodríguez llame la atención de todo el que pasa por allí.

Pero no es el único. Santa Rosa (La Pampa) inauguró en la década del 70' su monumento al mate y desde hace casi 50 años es la estrella de la ciudad, siendo el favorito de los viajeros para tomarse una foto. Algo similar a lo que ocurre con la famosa estatua de Manuelita en Pehuajó.

El mate es algo tan representativo de la cultura argentina que merece tantos homenajes como sean posibles. Por eso también encontramos monumentos al mate en distintos lugares del país: Chaco, Florencio Varela, Hurlingham, Santa Fé, Tigre, Río Gallegos, Campana, El Palomar, Bernal, y más.