Activá tu tercer ojo

El famoso "tercer ojo" –también conocido como Ajna chakra– está ubicado en el entrecejo, aproximadamente dos dedos por arriba de la línea de las cejas. A un nivel energético, este chakra rige lo vinculado con la visión profunda, la conexión con el mundo espiritual y los estados de realidad no ordinaria. Por eso, al activarlo, podés tener mayor facilidad para dormir, lograr sueños más profundos y favorecer tu costado más intuitivo. Te proponemos que te animes a probar estas sencillas prácticas para sintonizarte con tu lado más receptivo.

Antes de empezar, es fundamental que estemos conectadas con nuestro cuerpo y en calma con nuestras emociones y pensamientos. Este centro es el conector entre el cosmos y el hombre, que hace que la energía del universo descienda sobre nosotros, y es por eso que necesitamos estar en armonía para poder percibir lo que tiene para decirnos.

La información que se recibe a través de la conexión con el tercer ojo se manifiesta de forma intuitiva, a través de imágenes metafóricas y de sensaciones muy profundas. La sensibilidad de este centro y su apertura es un trabajo que puede llevar tiempo y que requiere práctica: hacé los ejercicios varias veces, tomá nota de qué sensaciones tenés, de qué sentís y qué observás cada vez que los hacés.

Antes de hacer los ejercicios, preguntate: ¿para qué voy a usar esta nueva conexión e información con la que me estoy conectando?

También hay que realizar una mínima protección energética para tener nuestro campo protegido para lo nuevo que ingresará en nuestro sistema. Para purificar y elevar la vibración del lugar donde vas a trabajar, fijate que esté limpio físicamente y que sea armónico. Esto puede lograrse poniendo música de mantras o sahumando el espacio con hierbas.

La contemplación favorece la percepción de lo que el tercer ojo tiene para mostrarnos. Como los chakras son un sistema que funciona interconectado, es bueno comenzar alineando todos nuestros centros.

¿Cómo hacerlo? Con la columna derecha y las manos descansando sobre las piernas con las palmas hacia arriba, llevá tu atención y la respiración a la zona de tu cuerpo que se encuentra ubicada dos dedos debajo del ombligo. Una vez que la respiración sea más lenta y pausada, comenzá a inhalar el color rojo y llevalo a la zona que está entre los genitales, que es tu chakra raíz. Una vez ahí, visualizá esta energía como un Sol rojo que brilla más allá de tu cuerpo físico y hacé dos o tres respiraciones. Mové tu intención y tu respiración al lugar que se encuentra dos dedos debajo del ombligo y visualizá ahí un Sol naranja. Pasá después la respiración a la boca del estómago con la imagen de un Sol dorado; al pecho, tratando de ver ahí un Sol verde con destellos rosas, y luego a tu garganta visualizando un Sol celeste cristalino. Después, llevá la respiración al centro de tu cabeza visualizando un Sol azul violáceo y luego la intención a la zona que está por arriba de tu cabeza visualizando un Sol violeta. Para finalizar, respirá tres veces profundamente.

La respiración alternada genera un estado de oxigenación y aquietamiento que produce un equilibrio de los hemisferios cerebrales. Esto favorece la conexión con ambos hemisferios, que es lo que se necesita orgánicamente para permanecer en un estado de quietud y sintonización con el tercer ojo.

¿Cómo hacerlo? Sentada en posición de loto –con las piernas cruzadas en el piso–, inhalá y luego exhalá profundamente. Tapá la narina derecha con el pulgar derecho; los dedos índice y mayor, apoyalos en el entrecejo; y el meñique y el anular, dejalos libres para luego tapar la narina izquierda. Inhalá por la narina izquierda, tapá las dos narinas, soltá el dedo pulgar que tapa la narina derecha y exhalá. Luego, hacé el procedimiento inhalando por la narina derecha: tapala, luego destapá la narina izquierda y exhalá.

Hacé este intercambio de respiración repetidas veces, hasta entrar en el ritmo que te propone el ejercicio. Mientras hacés las respiraciones, estimulá tu tercer ojo con los dedos que tenés apoyados en esa zona.

La repetición de mantras transforma nuestra vibración y, al hacerlo, estamos afinando nuestra energía con lo sagrado. Siempre que el mantra se repita con la conciencia interior de sinceridad, su efecto será de apertura.

¿Cómo hacerlo? Con los ojos cerrados, inhalá profundamente y, mientras exhalás, decí la palabra "om" (se pronuncia "aum"). Cuando lo hacés, llevá la intención al entrecejo y sentí que tu cuerpo vibra mientras decís el mantra. Hacelo varias veces, como mínimo tres repeticiones.

Sirve para alinearte con la luz infinita que está en el tercer ojo.

¿Cómo hacerlo? En un lugar previamente preparado, encendé una vela blanca con la conciencia de que es la manifestación de la luz única. Observá la llama y tratá de dirigir tu energía hacia el entrecejo. Al contemplar la llama, establecés un paralelo entre la llama que brilla en el exterior y esa otra que brilla en tu interior y resplandece. Así, vas a percibir el afuera tomando conciencia de que sos una con el todo. Finalmente, agradecé la visión de la llama, sintiendo que vos sos esa llama, para activar tu propia luz.

1. AZURITA: los cristales de color azul profundo favorecen la energía del tercer ojo. Sostenelo mientras hacés los ejercicios.

2. SODALITA: ponelo debajo de la almohada para que su energía te acompañe para conciliar el sueño.

3. AMATISTA: si bien es de color lila y violeta, posee afinidad vibracional con el tercer ojo.