Algo muy chico, en homenaje a Maduro
18 de diciembre de 2011
Madurodam es la ciudad más pequeña de Holanda. Allí todo es precisamente 25 veces más pequeño que en la realidad. Es un pueblo de maquetas en una escala de 1:25, con réplicas de castillos, iglesias y museos de distintos lugares del país. Unas 35 personas se ocupan permanentemente de la construcción y el mantenimiento de las maquetas con materiales sintéticos. Las zonas verdes, en cambio, sí son reales: se eligen árboles y arbustos de hojas pequeñas, que gracias a podas constantes se mantienen a unos 60 centímetros.
Los distritos diseñados por el arquitecto Bouma se ordenan en un predio con forma de un cuarto de circunferencia: en la punta se ubica el casco histórico, al centro el moderno, el área portuaria y la industrial, y la zona de recreo.
En cada maqueta se puede apreciar la escala humana interactuando según la temática; hay un estadio en el que unos hombrecitos bailan desaforados al compás de la música que se activa mediante un botón (y depositando un euro por fichita). Al pasar por una capilla se escuchan las campanadas y la novia sale y hasta tira su ramo. Hay vías de trenes y lagos por los que navegan barcos; máquinas que arreglan caminos y una réplica de la plaza Dam, de Amsterdam, desarrollada hasta el más mínimo detalle.
El parque en miniatura fue nombrado en homenaje a George Maduro, un estudiante de Derecho que luchó contra la ocupación nazi y murió en un campo de concentración de Dachau en 1945.